90 años de Derecho en la Universidad Católica

90 años de Derecho en la Universidad Católica

FRANCISCO JOSÉ DEL SOLAR
Abogado por la PUCP y la U. Central de Venezuela (UCV)
Postgrados en Derecho, Historia y Ciencias de la Comunicación
Profesor de Historia del Derecho en la UIGV

La Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) inició sus actividades el 29 de abril de 1919, con un pequeño grupo de 20 estudiantes, en las aulas del antiguo local del Colegio de la Recoleta, en la Plaza Francia. Originalmente, su nombre fue de Letras y Jurisprudencia, autorizada por resolución suprema del 24 de marzo de 1917, fecha de creación de la Universidad. En 1936, las vacantes se incrementaron al número de 50 y la Facultad se dividió en dos: 1. Letras, y 2. Derecho y Ciencias Políticas. Esta última, en 1956, se constituyó en la Facultad de Derecho.
En 1947, durante el decanato del ilustre patricio y jurista Victor Andrés Belaunde Diez Canseco (Arequipa 1883-New York, EE.UU., 1966), la Facultad se trasladó a la casona virreinal de Lártiga -Casa Riva Agüero- en el centro de Lima (Jr. Camaná N° 459, actual sede del Instituto Riva-Agüero), hasta el 3 de octubre de 1974, día del fuerte sismo que sacudió a nuestra capital. Después de un breve receso, la Facultad o Programa Académico de Derecho pasó a ocupar aulas cedidas por otros Programas Académicos y también algunas instalaciones provisionales en la Ciudad Universitaria del Fundo Pando.

DERECHO Y REVOLUCIÓN
Jorge Avendaño Valdez fue decano de la Facultad de Derecho, de 1964 hasta 1970. Año en el que por disposición del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, las “Facultades y sus decanos” pasaron a denominarse “Programas Académicos y directores.” En tal situación, Avendaño también fue director del Programa Académico de Derecho hasta cumplir su mandato de seis años y medio. Al término del mismo, fue elegido Pro-rector de la Universidad, mientras que Felipe Osterling Parodi, el 14-12-1970, con el voto unánime de los profesores pasó a ocupar la dirección del Programa, siendo ratificado posteriormente por la Asamblea Universitaria.
Fue un período difícil y complicado porque en 1968, con el golpe de Estado al presidente constitucional Fernando Belaunde Terry, el mal llamado Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada que encabezó el general Juan Velasco Alvarado, inició “un proceso de cambios” atropellando el orden jurídico –constitucional y legal- que los verdaderos juristas y bien formados abogados no podían respaldar. Y, la PUCP, en general, y la Facultad de Derecho, en particular, se podía ufanar la membresía de ellos, a la que nos sumábamos la mayoría de alumnos.
El 3-10-1968, nos reunimos alumnos de las facultades de Derecho y Letras y Ciencias Humanas, en el local de esta última (en la Plaza Francia), para protestar en nuestra casa de estudios por la violación constitucional e insensato legicidio. Más o menos éramos una cantidad de 300. La policía –encargada siempre de hacer el trabajo sucio de los dictadores- derribó con una tanqueta la vieja puerta de esta unidad académica y nos expulsó violentamente a las calles. No nos quedó otro camino que enfrentarnos virilmente, puesto que “Cuando se cierran las puertas de la legalidad se abren las de la violencia.” (Vid. Jurídica N° 207, de 15-07-2008, p. 3).

LA REFORMA
A pesar de todo, la Universidad continuó funcionando normalmente. En Derecho se avanzó en la “Reforma de la enseñanza del Derecho.” Proceso iniciado durante la gestión de Jorge Avendaño Valdez. Palabras más palabras menos, se trataba de otorgar una eficiente y eficaz enseñanza tanto teórica como práctica en el campo jurídico, con la finalidad de disminuir la distancia entre el estudio del Derecho –ley, doctrina, jurisprudencia y costumbre- y la aplicación del mismo ya sea en el proceso o en el debido asesoramiento legal a personas jurídicas y naturales.
En efecto, los propios profesores, máxime los jóvenes, hablaban de una desadaptación entre teoría y praxis de la enseñanza jurídica de entonces. En otras palabras, una formación libresca carente o con muy poca aplicación práctica para un buen ejercicio de la profesión. A ello había que sumarle la característica de legislación plumífera peruana que, desde 1904 a ese entonces, ya se habían promulgado más de 20 mil leyes, dando vigencia a aquel aforismo latino de Francis Bacon: “Cuantas leyes, tantas reglas” (Quot leges, tot regular).
Para acometer tan magna tarea se elaboró “una concepción nueva del Derecho”, “un nuevo Currículum”, “nuevo contenido de los cursos”, “nuevas técnicas de conducción de la clase”, “reforma del sistema de calificación y otorgamiento de grados” y reorganización del cuerpo de profesores”; etc.
Con estas nuevas visión y misión, con el apoyo de la Fundación Ford se celebró un acuerdo con la Universidad de Wisconsin, de Estados Unidos de América. En ella se capacitarían los profesores en la nueva metodología y elaboración de materiales de enseñanza. De manera paulatina, un total de 15 profesores realizaron la pasantía en dicha universidad. Al regresar después de su nueva formación, los alumnos los identificamos con el mote de los “Wisconsin Boys.”
En verdad, unos hicieron grandes aportes con la comprensión e identificación con los alumnos, haciendo así a la reforma sumamente provechosa. Ellos junto con otros profesores antiguos se convirtieron en los maestros inolvidables y mejores amigos porque nos enseñaron a pensar jurídicamente y dejar de lado la odiosa nemotecnia numérica de leyes y artículos y planteos de tratadistas y jurisprudencias contradictorias e imposibles de entender por la multivocidad o polisemia en la que incurrimos con inmensa facilidad los abogados. Esto es, con gran desprendimiento, generosidad y tolerancia nos formaron para observar, analizar, interpretar y opinar. En cambio, otros, fueron tan negativos que crearon resistencia y hasta rechazo en el alumnado por su tozudez y prurito de creerse privilegiados intelectualmente por haber pasado por las aulas de la prestigiosa y prestigiada Wisconsin University.
Paralelamente a esta triste realidad, se generó otra más grave de repudio a estos y otros profesores que concluyó con medidas de fuerza tanto por algunos alumnos como por la autoridad universitaria que, con honestidad, no es pertinente ni oportuno recordar. Esto, máxime, porque fue fruto de la juventud, de la falta de experiencia e intolerancia. Afortunadamente, las aguas volvieron a su nivel después del auto análisis y algunas correcciones necesarias que mejoraron las relaciones en el complejo proceso enseñanza-aprendizaje, dentro del esquema constructivista. Con ello, la Facultad de Derecho de la PUCP se puso a la vanguardia de la enseñanza de Derecho no sólo en el país, sino también en América Latina.
En 1970, el Programa Académico de Derecho registraba 329 alumnos matriculados y distribuidos de la siguiente manera: 102 en primer año; 51 en segundo; 61 en tercero; 57 en cuarto y 58 en quinto. Renunció el secretario Juan Armando Lengua Balbi y fue sustituido por Alfredo Ostoja López-Alfaro. El profesor de Derecho Constitucional José Pareja Paz Soldán fue nombrado embajador del Perú en Dinamarca. La promoción que egresó llevó el nombre del profesor “Roberto Mac Lean Ugarteche.”
Para 1971 se incrementó notablemente el número de alumnos: 415. En 1974 se matricularon 489 alumnos y egresaron 120, divididos en dos promociones. Una llevó el nombre de “Enrique Normand Sparks”, y otra el de “Juan Armando Lengua Balbi.”

PROFESORES INOLVIDABLES
Entre muchos otros y en orden alfabético, recordamos a Alzamora Valdez, Mario; Arce Murúa, Juan; Avendaño Hubner, Jorge; Avendaño Valdez, Jorge; Avendaño Valdez, Juan Luis; Cornejo Chávez, Héctor; De Althaus Guarderas, Miguel; Espinoza Villanueva, Carlos; Ferrero Rebagliati, Raúl; Figallo Adrianzén, Guillermo; García Belaunde, Domingo; Gulman Checa, Guillermo; León Barandiarán, José; Mac Lean Ugarteche, Roberto; Medrano Cornejo, Humberto; Normand Sparks, Enrique; Osterling Parodi, Felipe; Pasco Cosmópolis, Mario; Perla Velaochoga, Ernesto; Quispe Correa, Alfredo; Velaochoga Miranda, Guillermo; Rodríguez Pastor, Carlos; Vidal Ramírez, Fernando y Zolezzi Ibárcena, Lorenzo.
Sin duda, antes y después de estos tres o cuatro años que reseñamos hubo y hay ilustres profesores que dieron y dan lo mejor de sí para que esta Facultad de Derecho sea la mejor del país. Muchos de sus alumnos hoy son los destacados profesores en su alma máter. Bástenos nombrar al actual rector de la PUCP, Marcial Rubio Correa, quien siempre destacó como uno de los más brillantes alumnos de Derecho, y que hoy ocupa lugar privilegiado como eximio constitucionalista.

LA REVISTA: Derecho
Fue fundada en 1944 por el doctor Javier Kiefer-Marchand, secretario de la Facultad, y junto con Hugo Piaggio, ejercieron la dirección de la nueva publicación hasta 1949. Con inigualable esfuerzo, Kiefer-Marchand se dedicó a publicarla anualmente hasta 1967, año en el que cesó en dicho cargo. En 1968, Derecho fue reestructurada en formato y contenido. Dicho sea de paso, paralelamente, en 1965, un grupo de alumnos de la Facultad, fundó la revista Themis, destacando entre ellos Domingo García Belaunde y sus compañeros de estudios Baldo Kresalja Rosselló y Jaime Thorne León, quienes, posteriormente, crearon la Asociación Jurídica Themis. Cabe destacar que el último de los nombrados financió de su propio peculio las primeras ediciones de esta importante publicación que evocaba el nombre de la “Diosa de la Justicia.” (Vid. Jurídica N° 207, de 15-07-2008, p. 6).
Pues bien, la Dirección del Programa Académico de Derecho y los directivos de la asociación estudiantil decidieron fusionar ambas publicaciones en un solo órgano de expresión, con la convicción de que la universidad es una comunidad de alumnos y profesores, acordando preservar el nombre de Derecho para la nueva etapa de la revista de la Facultad. Esta fue la revista que nosotros leíamos con avidez y religiosamente.
Hoy la revista Derecho es editada puntualmente por el Fondo Editorial de la PUCP que dirige eficientemente la Lic. Patricia Arévalo Majluf (Vid. Jurídica N°s 146, 147 y 188, de 15 y 22-05-2007 y 4-03-2008, respectivamente, p. 8). En 1989 los alumnos de la Facultad publican la revista “Derecho y Sociedad”, y, en 1990, hacen lo propio con “Ius et Veritas”.

DERECHO EN EL FUNDO PANDO
Si es verdad que la Facultad fue trasladada por razones del sismo al Fundo Pando, en 1974, tal como lo hemos apuntado, no es menos cierto que tuvo que pasar varios años para constar con instalaciones propias y adecuadas. En efecto, fue durante el segundo decanato de Jorge Avendaño Valdez cuando se inició la construcción de las nuevas instalaciones, incluyendo el auditorio. Las aulas fueron inauguradas en 1988 y al año siguiente el espacioso y cómodo auditorio para 350 personas.

HISTORIA TOTAL
Personalmente aún no conocemos ninguna historia integral de nuestra querida y recordada Facultad. Hace algunos años atrás, conversamos con nuestro buen amigo y colega Teodoro Hampe Martínez, reconocido historiador, quien recibió el encargo de escribir una, empero, por razones que desconocemos, esta ardua y compleja tarea quedó inconclusa. En consecuencia, todavía no contamos con estos anales. Sin embargo, él ha publicado varios artículos como “Breve Historia de la Pontificia Universidad Católica del Perú”, en Sinopsis, Año 8, n° 2 (1988); “Vida académica en la Facultad de Derecho: setenta años de historia (1917-1987)”, Parte 1 y 2, en Themis, 2 Época, 1988, en los números 12 y 13. Y, finalmente, una entrevista al profesor Guillermo Velaochoga Miranda, en Brújula, PUCP, Año 1, n° 1 (2000).
No obstante lo apuntado, recientemente, nos comentó otro ilustre historiador, colega y mejor amigo, Carlos Augusto Ramos Nuñez, que él se encuentra abocado a escribir esta requerida historia de nuestra Facultad, lo cual, sin duda alguna, desde ya descontamos la alta calidad, tanto de forma como de contenido, de la obra que está preparando. Esto porque, sus trabajos histórico-jurídicos presentados no tienen precedente alguno en nuestra historia jurídica nacional. La prueba de este aserto, está en la Historia del Derecho Civil Republicano, publicada en seis tomos por el Fondo Editorial de la PUCP, y, también, en la Historia de la Corte Suprema de Justicia de la República que recientemente ha puesto en circulación el Poder Judicial.
Finalmente, en consecuencia, esperamos con ansias esta historia para recordar los 90 años de la Facultad de Derecho de la PUCP, y, asimismo, volver a vivir con el pensamiento los extraordinarios años que pasamos estudiando, analizando e interpretando la Constitución de 1933, Códigos, leyes y jurisprudencia hoy derogados, empero, lo importante fue que nos enseñaron el método y lo sistemas para hacerlo. De ahí que nos ha sido fácil analizar e interpretar con eficiencia y eficacia el nuevo orden jurídico producido después de los años 70. Razón más que suficiente para rechazar la oprobiosa denominación de “operador del derecho”, ya que el éxito del verdadero abogado está en el buen estudio, mejor análisis y excelente interpretación de la Constitución, de las leyes y de la jurisprudencia, trabajo altamente intelectual y hasta creativo y especulativo –filosófico y lógico- que se encuentra muy distante de ser un simple y mero aplicador de la norma, esto es, el operador, el que actúa mecánicamente sin necesidad de razonar ni mayor esfuerzo intelectual.

POSITIVISMO –vs- IUSNATURALISMO
No olvidemos que el positivismo jurídico ajeno a lo justo, a la moral, a los valores y derechos fundamentales del hombre está siendo superado por el neo-iusnaturalismo que, justamente, privilegia lo que Von Savigny, Kelsen y otros, nunca quisieron comprender y menos aceptar. Recordemos que en la Católica también aprendimos Teología y Deontología Forense, y muchos de esos profesores inolvidables nos inculcaron valores y principios fundamentales para ser mejores, para defender causas justas, para luchar por la justicia, la libertad y la democracia. Tengamos siempre presente esa extraordinaria formación integral que sigue haciendo grande a nuestra Facultad en sus 90 años de vida.