Condecoración Vicente Morales y Duárez
El Ilustre Colegio de Abogados de Lima otorgará la máxima Condecoración de la Orden "Vicente Morales y Duárez al doctor Francisco José del Solar.
Libro homenaje a Fernando Vidal Ramírez
HOMENAJE
Libro homenaje a Fernando Vidal Ramírez
(Publicado en Jurídica N° 361, de 28 de junio de 2011)
- El Comité de honor y el libro
En las palabras liminares de esta magna obra en dos volúmenes con un total de 1380 páginas y con 75 autores de sesudos artículos, el Comité de Honor, integrado por los reconocidos juristas Felipe Osterling Parodi, Luis Moisset De Espanes, Ulises Montoya Alberti, Fernando de Piérola Romero y José Enrique Palma Navea, apuntan que “Este libro de homenaje no responde al propósito de una ritualidad formal. Su motivación es otra, porque si bien nuestro querido amigo Fernando Vidal reúne los méritos suficientes para ser distinguido por su trayectoria como jurista y maestro, posee, adicionalmente, otras cualidades que son, finalmente, las que marcan las huellas imperecederas.”
Agregan, a renglón seguido: “Uno de esos rasgos, aunados a su caballerosidad, es su consecuencia invariable. Alguna vez lo hemos escuchado preguntarse por qué la vida lo ha colocado en situaciones difíciles, y reflexionando sobre esa apreciación nos hemos respondido que la dificultad de esas ocasiones está necesariamente ubicada en la forma como él ha decidido abordarlas. Fernando Vidal jamás ha elaborado una opinión legal para conseguir aprobación o elogio. Invariablemente, ha preferido cumplir consigo mismo, plasmando con creatividad y conocimiento aportes y opiniones que han originado conclusiones irrefutables en informes y en laudos arbitrales.”
“El lucro nunca ha sido su prioridad, y en el ejercicio en tribunales ha rehuido los acercamientos con magistrados, precisamente por su consecuencia, tanto con su sentido de la ética como con su confianza en una administración de justicia objetiva e imparcial”.
Concluyen, afirmando: “Su ejemplo a lo largo del tiempo lo ha convertido en un Maestro que trascenderá más allá de los importantes cargos en los que se ha desempeñado y de los reconocimientos muy merecidos de los que ha sido objeto a lo largo de su proficua actividad profesional” (…) “El Comité de Honor, responsable de la publicación que hoy entregamos, expresa a a los distinguidos juristas que con sus valiosos aportes han hecho realidad posible esta obra, su más calido reconocimiento.”
EL LIBRO HOMENAJE
Fue presentado en el Ilustre Colegio de Abogados (CAL) el 3 de mayo último, a las 6.30 p.m. Tanto en Jurídica (N° 353, del mismo día) como en la edición del Diario Oficial El Peruano, se difundió tan importante acto académico el que congregó cientos de colegas abogados, jueces, fiscales, políticos y amigos del homenajeado, cuyas cualidades profesionales son harto conocidas por la comunidad jurídica nacional e internacional. Y, asimismo, quienes de una u otra forma conocemos a lo largo del tiempo a Fernando Gastón Vidal Ramírez, podemos dar fe de su alta calidad moral como amigo, padre de familia y esposo ejemplar. Reseñas escritas con sincera objetividad y profundo amor por sus dos hijos: Liliana María y Fernando Vidal Castellanos. De la primera presentamos su artículo completo. Del segundo, lamentablemente, por razones de espacio, sólo una breve parte de su escrito. Ambos, expresan sus recuerdos íntimos y de familia, que solo ratifican lo que siempre fue, es y será nuestro querido profesor y amigo Fernando Vidal Ramírez.
A continuación aparecen los artículos de Juan Chávez Molina, Oscar Maúrtua de Romaña, Gabriela Araníbar Fernández-Dávila, Jorge Villegas Ratti, Víctor Guevara Pezo y Gabriel Pita Martínez, subrayando las cualidades del jurista, del maestro, del juez ad-hoc, del amigo y del jefe que encerró con dignidad, honestidad, patriotismo y generosidad Vidal Ramírez.
Luego, están los estudios jurídicos repartidos en los dos tomos. Hacemos la mención de los autores de ellos, en el orden en que están publicados dichos aportes.
TOMO I
Se publican los artículos de Francisco José del Solar Rojas, Fernando de Trazegnies Granda, Carlos Enrique Becerra Palomino, Juan Espinoza Espinoza, Luis Moisset de Espanés, Luis Romero Zavala, José Fernando Márquez, Juan Morales Godo, Aída Kemelmajer de Carlucci, Jorge Mosset Iturraspe, Ulises Montoya Alberti, Pedro Flores Polo, Oswaldo Hundskopf Exebio, Aníbal Sierralta Ríos, Martín Belaunde Moreya, Hernán Figueroa Bustamante, José Antonio Silva Vallejo, Guillermo Lohmann Luca de Tena, Alberto Vásquez Ríos, Carlos Ignacio Jaramillo J., Carlos Alberto Soto Coaguila, Manuel Cornet, Luis S. Parraguez Ruiz, Manuel Sánchez-Palacios Paiva y Luis F. P. Leiva Fernández.
TOMO II
Están los artículos de Madeleine Osterling Letts y Alfredo S. Soria Aguilar; Felipe Osterling Parodi y Marios Castillo Freyre; Víctor Pérez Vargas, José Enrique Palma Navea y Víctor Malpartida Castillo; Edgar I. Jelonche, Andrés V. Vargas Apolinario, Alex F. Plácido V., Fernando de Piérola Romero, Jorge Avendaño Valdez, Carlos Augusto Ramos Núñez, Aníbal Torres Vásquez, Ramón Daniel Pizarro, Julio César Rivera, Luciano Barchi Velaochaga, Enrique Varsi Rospigliosi, Fernando Hinostroza, Jorge Santistevan de Noriega, César Delgado Barreto y María Antonieta Delgado Méndez; Gonzalo García Calderón Moreyra y Franz Kundmüller Caminito; Paolo del Águila Ruiz de Somocursio, Domingo García Belaunde, Miguel Quino Fonseca, César Landa, Ernesto Blume Fortín, Aníbal Quiroga León, Horacio Roitman y Hugo Aguirre; Alonso Morales Acosta, Enrique Carrillo Thorne, Humberto Medrano Cornejo, Mario Pasco Cosmópolis, Carlos Blancas Bustamante, Ronal Cárdenas Krenz y Jorge Ramírez Díaz (F. del S.)
--------------------
REFLEXIÓN ICONOCLATA
Origen del derecho y del Derecho civil
Francisco José
DEL SOLAR ROJAS
Abogado por la PUCP y la U. Central de Venezuela (UCV).
Postgrados en derecho, historia y ciencias de la comunicación.
Profesor de Historia del derecho en la UIGV.
Nuestro querido y admirado profesor Felipe Osterling Parodi nos invitó a escribir un artículo para publicar en el “Libro homenaje al reconocido jurista Fernando Vidal Ramírez”, quien también ocupa un lugar privilegiado y muy especial en el retablo de los profesores que más estimamos durante nuestra permanencia en las aulas de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). La valía intelectual, la alta capacidad de hombre de Derecho, la firme e inalterable convicción democrática, la honestidad a toda prueba, la profundidad de análisis y de aportes jurídicos, y la gran calidad humana de Vidal Ramírez está presente y constituye un referente de vida o es, sin ninguna duda, un ícono para quienes le conocemos desde hace varias décadas. Es más, su humildad y generosidad le hacen un grande hombre, cuyo nombre y obra ya se encuentran grabados o registrados en la historia del Derecho peruano, en particular, y en los anales de la república, en general.
Con cargo a publicar pronto una biografía jurídica de nuestro recordado y permanente maestro Fernando Gastón Vidal Ramírez (Lima, n. el 23-08-1934), alcanzamos esta modesta colaboración, escrita con emoción y profunda satisfacción, para que vaya a tono con el homenaje rendido, con sincero espíritu crítico y reflexivo sobre lo publicado hasta hoy respecto a este difuso y complejo tema –Origen del derecho–, tratando de seguir las enseñanzas impartidas ayer por nuestro querido profesor y, en el presente, por el inigualable consejero y amigo.
Tradicionalmente se nos ha enseñado y, aún hoy, lamentablemente, se sigue enseñando que el origen del Derecho se encuentra en Roma y que el Derecho romano fue el primer y más antiguo sistema jurídico creado por el hombre. Es más, fue tomado como modelo y paradigma de la juridicidad hasta fines del siglo XIX o mediados del XX.
Sin duda, ello tenía como explicación, de un lado, que, realmente, fue un excelente y casi perfecto orden jurídico, con una vigencia de 2206 años, desde la creación de Roma (753 a.C.) hasta la caída del Imperio Romano de Oriente, en 1453. Inclusive, se proyectó durante toda la vida del Imperio Romano-Germánico, con sus tres “reich”, los cuales alimentaron exacerbadamente tanto los sentimientos de nacionalismo y patriotismo y la preponderancia imperial y económica como, a la par, originaron las fratricidas guerras en Europa. De otro lado, a partir de él, se elaboraron una serie de teorías o planteos sosteniendo la existencia de derechos autóctonos, originarios o indígenas (Derecho azteca, inca, chibcha, etc.), cuyos autores se vieron envueltos en las corrientes negativas del historicismo y etnocentrismo jurídicos.
VON SAVIGNY
En Alemania se marcó esta pauta, donde el espíritu o alma popular (Volsgeist) constituyó un soporte sicosocial fundamental para lograr la unidad e integración, tanto de pensamiento como de acción, de varias naciones. En este contexto, surgió el jurista Gustav Hugo (1764-1844), profesor de la universidad de Gotinga, quien acompañado de sus más destacados discípulos como, entre otros, Karl Friedrich Eichhorn (1781-1854), Friedrich Karl von Savigny (1779-1861), George Friedrich Puchta (1798-1846), etc., recrearon y consolidaron el Derecho romano en sus dos grandes dimensiones. Esto es, como: i) Derecho vigente; y, ii) Derecho histórico. El primero, como gran gestor en la construcción del más poderoso imperio de la antigüedad. El segundo, como el conjunto de instituciones y normas jurídicas dignas de ser estudiadas, analizadas, reinterpretadas y perfeccionadas para fortalecer su vigencia en el Derecho de entonces.
Fue así como la gran inteligencia y capacidad creativa de Von Savigny concibió la idea de que el Derecho es producto de los usos y las costumbres de cada pueblo, de que el orden jurídico creado responde a la “propia realidad, naturaleza o espíritu de cada nación”, o, mejor aún, “al alma popular del pueblo” (Volksgeist) y de la mayor o menor madurez de su conciencia jurídica, lo cual se inicia, fundamentalmente, con el Derecho consuetudinario, que se hace vigente por la fuerza, el impulso y uso del pueblo. Qué duda cabe, que el fundamento de este aserto, lo tomó Von Savigny del aforismo romano “ubi societas ubi ius” (donde hay sociedad hay derecho). De ahí que, formuló su teoría del “Derecho positivo” (importancia del derecho vigente creado y respetado por el pueblo) y también fundó la “Escuela Histórica del Derecho” (para estudiar las instituciones y normas jurídicas del pasado). Lamentablemente, la escuela sufrió el embate de la división y enfrentamiento entre romanistas y germanistas.
Empero, en verdad, sus dos grandes aportes, casi de inmediato, alcanzaron inmensa importancia como universal difusión, y, obviamente, encumbraron a su autor. En este contexto, el historiador austriaco Heinrich Brunner (1840-1915) creó “el método histórico europeo”, es decir, la sucesión cronológica partiendo evidentemente desde el nacimiento y concluyendo en el fin, en otras palabras, desde la antigüedad hasta el presente. Así se había estudiado a la civilización romana, al derecho romano, a la civilización griega y se estaba concluyendo con los trabajos en la de Egipto, reputada, hasta ese entonces, como la más antigua, cuyos resultados tenían que preceder en orden a lo harto ya conocido greco-romano.
INVESTIGACIÓN
Empero, la investigación científica avanza sin cesar, sin tregua y sin límites de ninguna clase. Para inicios y mediados del siglo XX, surgieron nuevos descubrimientos de antiguas civilizaciones con fuentes directas, tanto materiales como escritas, las mismas que probaban su real y objetiva existencia en ese pasado aún plenamente desconocido. Ello, sin ninguna duda, dejaba de lado o superaba el difuso o lejano conocimiento que de ellas se tenía, ora por referencias históricas, ora fuentes indirectas, etc. Es más, pronto aparecieron las fuentes directas jurídicas que superaban en más de mil años a las romanas, a las griegas, a las persas, a las asirias, etc.
Lamentablemente, para entonces, ya había fallecido Von Savigny (1861), y no obstante la verificación de los grandes aportes en el campo del derecho por esas arcaicas sociedades, no hubo historiadores ni juristas que quisieran reescribir lo apuntado y afirmado sobre Roma por el padre de la Escuela Histórica del Derecho. A pesar del tiempo transcurrido, hasta hoy, muy pocos iushistoriadores lo han hecho con profundidad y en la dimensión que se requiere para llegar a conocer a plenitud, si ello es posible, el origen del Derecho, en general, y del Derecho civil, en particular. Es obvio que este artículo no pretende acometer tan inmensa como ambiciosa tarea. Sólo busca apostillar algunos trabajos sobre el particular.
LOS SUMERIOS. PRIMEROS CÓDIGOS LEGALES
En este orden de ideas, ya no cabe duda alguna que los primeros códigos jurídicos pertenecieron a la civilización sumerio-acadia, la más antigua de la humanidad. Se desarrolló en Mesopotamia, esto es, en el valle entre los ríos Éufrates y Tigris, con una organización urbana por excelencia, circa de 7000 a 5000 años a.C. Ahí se dieron los primeros asentamientos humanos de raza semita que registra la historia universal. Los centros más poblados fueron Arpachiyah, Tepe Gawra, Éridu, Uruk, Ur y Tell Hassuna. Recordemos que, el Génesis, primer libro de la Biblia, tiene muchísimas referencias a estos pueblos.
Pues bien, los primeros códigos legales fueron escritos o mandados a escribir por los reyes Urnamunu, Shulgi de Ur (2111-2003 a.C.) y Hammurabi (1728-1686 a.C.). El tercero data de 1692 a.C., y es el único que ha sido encontrado intacto, completo, en 1902, en Susa. A la fecha, totalmente estudiado, se conoce que contiene 282 leyes, numeradas correlativamente. Es obvio que cuando el dios solar de la justicia –Shamash- dictó el código al rey legislador Hammurabi, no clasificó las normas en civiles, penales y comerciales. Esto porque, sin ninguna duda, en las sociedades primitivas o arcaicas, el Derecho era uno solo, sin clasificación, especialidad ni características de ninguna clase que es invención posterior del hombre.
En el caso de los sumerios, éstos desarrollaron rápidamente su predisposición instintiva de vivir en ciudad, lo cual implicó la necesidad de establecer o crear un orden, y éste, consecuentemente, generó el Derecho. Las leyes del Código de Hammurabi, recién –en el siglo XX– han sido agrupadas en Derecho civil, Derecho penal y Derecho comercial, al criterio y mejor entender de quienes estudiaron a profundidad la famosa estela de este monarca, pensando que las normas esculpidas en la piedra regularon o pusieron orden en la vida societal en esos campos jurídicos, que recién a partir de los griegos y romanos son clasificados o definidos así.
De ahí que, con justicia, siglos después, el gran filósofo griego, nacido en Estagira, Aristóteles (384-322 a.C.), formuló su teoría de que el hombre es un animal político (zoom politikoom). Ella fue explicada por Bertrand Arthur William Russell (1872-1970), ilustre filósofo británico, de la siguiente manera: “Es interesante notar de donde se deriva por primera vez la noción de orden. El hombre, según Aristóteles, es un animal político. No vive aislado, sino en sociedad. Incluso en el nivel más primitivo, esto implica alguna clase de organización, y de esta fuente brota la idea del orden. El orden es, primero y principalmente, el orden social.”(1) En este sentido, el Derecho es la consecuencia lógica del orden; es la regulación de las relaciones políticas, sociales y económicas de la vida familiar o en la sociedad arcaica o antigua para evitar el abuso del que tiene más fuerza, poder político, físico o económico, para limitar el uso irrestricto de la libertad y evitar caer en libertinaje, caos, anarquía, anomia u oclocracia.
Por lo expuesto, sin temor a equívoco alguno, estamos en condiciones de afirmar enfáticamente que los sumerios son los padres del Derecho, habida cuenta que lo desarrollaron y sistematizaron en códigos escritos que tuvieron una vigencia de dos siglos (Derecho positivo), desplazando a los romanos a un segundo lugar en cuanto a la antigüedad de creación, mas no en la calidad y cantidad normativa como vigencia en su duración. Algo más, los sumerios-acadios también fueron los primeros en crear “el primer imperio de la antigüedad”, circa 3500 a 2500 años a.C.
Finalmente, entonces podemos llegar a la primera conclusión de que el origen del Derecho se encuentra en las civilizaciones más primitivas, primero, en las de raza semita (sumerios, hebreos, fenicios, posiblemente, los antiguos egipcios, etc.), y, luego, en las de raza indoaria o indoeuropea (persas, escitas, griegos, romanos, germanos, etc.). Empero, queda aún sin resolver las interrogantes de cómo y cuándo se produjo el Derecho, toda vez que él, en verdad, es una evolución cultural, social de estos pueblos.
EL HOMBRE PRIMITIVO
Historiadores y sociólogos de ayer, para el mejor estudio de las sociedades primitivas del hombre en general, clasificaron el desarrollo de las mismas en tres estadios: i) Salvajismo; ii) Barbarismo, y, iii) Civilización incipiente. Más recientemente, se simplificó esta taxonomía en: 1) Hombre nómada; y, 2) Hombre sedentario. El primero fue eminentemente recolector y cazador. El segundo, agricultor y domesticador, circa X milenio a.C.
Quizá, en el largo período de este segundo tipo de hombre primitivo, se pueda ubicar sus primeros intentos por “generar e imponer determinadas formas de regulación y control social, presumiblemente eficientes y eficaces”. Ellas, posteriormente, se constituyeron en “normas morales orales consuetudinarias”, en una permanente evolución y desarrollo social que comenzó, originariamente, con la “horda” para luego pasar al “clan” (gens). La unión de los clanes conformaron la familia (fratría), que pasaba a contar, entonces, con una gens madre y varias gens hijas. Ello hizo posible el nacimiento de la tribu. En otras palabras, la tribu fue conformada por muchas familias (gens) y, además, la tribu dio paso a la creación de la ciudad. En ella, se afincaron las tribus confederadas dando lugar a la nación. La ciudad-Estado (nación) desarrolló un culto especial (religión, con su dios particular) que contaba, además, con su historia (anales). Sin embargo, debemos aclarar que estas “formas de regulación y control social” no fueron propiamente Derecho.
En efecto, el jurista y maestro español Luis Recaséns Siches (Guatemala 1903-México 1977), afirmó: “Es verdad que tampoco es Derecho un sistema de normas, ora puramente ideales, ora elaboradas positivamente por los hombres en una cierta situación histórica y de las cuales se predica vigencia formal, pero que en conjunto aún no han tenido realización efectiva, es decir, que no son de hecho cumplidas regularmente. Tales normas carentes de realización fáctica regular no son Derecho. Serán a lo sumo, una pretensión de Derecho. Podrán ciertamente tener forma jurídica, pero no Derecho en la significación genuina de esta palabra.” (Las negritas son nuestras). (2)
En este orden de ideas, el famoso antropólogo estadounidense Paul James Bohannan (1920-2007), apuntó: “El Derecho debe ser distinguido de las tradiciones y de las modas y más específicamente de la norma social y de la costumbre moral.”(3) De ahí que, buscando la cientificidad del Derecho, el renombrado jurista austriaco nacionalizado estadounidense, Hans Kelsen (1881-Berkeley, California, 1973), señaló: “La ciencia del Derecho ha tomado en préstamo de la filosofía moral la noción de obligación, pero entre una obligación jurídica y una obligación moral hay la misma diferencia que entre el Derecho y la moral.”(4) Por último, la ilustre antropóloga y abogada estadounidense Sally Falk Moore (n. 1924), profesora emérita de la Universidad de Harvard y docente en las universidades de California y Yale, levanta su voz de protesta contra los que consciente o inconscientemente “denominaron Derecho a todo”, en las sociedades complejas, habida cuenta que ello crea “confusión”. De ahí que, sugiere que mejor es llamar, simple y llanamente, “reglamentación, control, regulación etc.”(5)
Situación que en el caso de América pre-hispánica se dio a fines del siglo XIX hasta mediados del XX, con relación a las afirmaciones viables ayer pero obsoletas y equivocadas hoy, de la existencia de un Derecho azteca por el jurista alemán Joseph Köhler (1849-1919), obra publicada en México, en 1924, traducida al español por Carlos Rovalo y Fernández; de un Derecho chibcha y algunos aspectos del Derecho inca (familia, herencia, colectivismo, penalidad y orden público), por el abogado alemán Heinrich Trimborn (1901-1986); y, propiamente Derecho inca, trabajado por los profesores de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, desde Román Alzamora Mayo (1847-1883) hasta Jorge Basadre Grohmann (Tacna 1903-Lima 1980). Máxime, este último con su libro intitulado Historia del Derecho Peruano, publicado en 1937, en Lima. Obra que quiso reescribir para actualizarla de acuerdo con los nuevos planteos científicos de la etnohistoria y antropología, según sus propias declaraciones y apuntes en sus libros de 1966 y 1978.(6)
En este contexto, el jurista e historiador estadounidense John Henry Wigmore (1863-1943) expresó su rechazo a aceptar la existencia de sistemas jurídicos en sociedades ágrafas, como en la inca y en la azteca.(7) Argumentó que al carecer de escritura no dejaron leyes escritas, lo cual hacía muy difícil e incierto el estudio y conocimiento de estos derechos, y en el caso de que hubiera existido derecho, el iushistoriador estaría supeditado a conocer, exclusivamente, fuentes indirectas, que poco o nada pueden decir del Derecho en pueblos de esa época prehistórica, amén de que esas fuentes son incompletas, inexactas e interesadas, en esas sociedades.
Empero, algo más. Los nuevos aportes de las profundas investigaciones sobre la historia andina, tanto de la etnohistoria como de la antropología, tiraron al traste la vieja bibliografía sobre la que se había construido la tesis del Derecho inca, a los que no era adverso Basadre Grohmann. De ahí su voluntad de cambio al reconocer los logros del etnohistoriador ucraniano nacionalizado estadounidense, John Víctor Murra (Odesa 1916-Nueva York 2006), quien revolucionó, sin duda alguna, la historiografía andina, en general, y la incaica, en particular. Aportes que fueron difundidos y profundizados con singular maestría por los profesores peruanos de historia, María Rostworowski de Diez Canseco (Barranco, Lima, n. 1915) y Franklin Pease García-Yrigoyen (1939-1999), entre otros.
Finalmente, debemos tener presente la advertencia del jurista y tratadista español contemporáneo y magistrado del Tribunal Constitucional Español (1980-1989), Ángel Latorre Segura, profesor de Derecho romano en la Universidad de Barcelona: “Estas reflexiones sobre el derecho en las comunidades primitivas iluminan claramente las graves dificultades con que tropezamos al querer dar un concepto general del derecho, o sea, al querer decir qué es el derecho en todas las épocas y en todas las situaciones posibles”(...)“El problema de qué debe entenderse por Derecho en los pueblos primitivos es teóricamente más complicado, aunque su alcance práctico sea muy reducido.”(8)
En suma, como segunda conclusión podemos afirmar que el hombre primitivo careció de Derecho como tal, y que las formas de regulación y control social a lo más se transformaron en normas morales orales. En todo caso, si se quiere, a lo mucho, una pretensión de Derecho que se puede concretar en un incipiente Derecho consuetudinario.
PERÍODO NEOLÍTICO
El paso del mesolítico al neolítico -al final de la segunda glaciación (circa entre 10000 y 7000 años a.C.)-, y en la época geológica actual, el hombre consolidó su condición y situación sedentaria. Él desarrolló un notable dominio sobre la naturaleza y la hizo su “socia”, con la finalidad de subsistir mejor sobre la faz de la Tierra.
El hombre del neolítico trabaja mejor la piedra, con una nueva técnica basada en el frotamiento en vez de la percusión. Se socializa más en función de principios religiosos (culto a los muertos, dios familiar), económicos (siembra –cultiva– el campo adyacente a su casa –habitación- y cría los animales domesticados, produce bienes –tejidos y cerámica– y ve la necesidad del intercambio: trueque) y sociales (construye su casa con relativa cercanía a otra casa –vecindad-, inventa la rueda y la metalurgia, etc.). Dentro de esta objetiva evolución, se fortalece la estructura social de los clanes y las tribus, anteriormente descrita.
Este hombre requiere muchísimo más del orden social, y, por consecuencia, su propia evolución y dinamismo lo lleva a generar verdaderas normas morales y jurídicas, tanto orales como escritas. Esto es, la creación del Derecho consuetudinario que se transforma por el transcurrir de los hechos históricos en el Derecho arcaico, tanto naturalista como positivo. El primero originado por mandato de los dioses y el segundo por obra de los legisladores.
ORIGEN DEL DERECHO
En este contexto, se dan las situaciones que originaron las teorías de cómo y cuándo nació el Derecho, formuladas, una, por el historiador y sociólogo francés Numa Denys Fustel de Coulanges (1830-1889), profesor de la Universidad de Estrasburgo y de la Escuela Normal Superior de París; y, otra, por el jurista y filósofo alemán Heinrich Ahrens (1808-1874), profesor de las universidades de Bruselas, Leipzig y Gratz.
En efecto, De Coulanges, palabras más palabras menos, sostuvo que el Derecho fue producto o resultado de la religión como una forma más para oprimir y controlar al hombre y al pueblo, creado por la elite sacerdotal con la finalidad de mantener y/o aumentar y enriquecer su poder. Por eso, afirmó. “Los hombres de las antiguas edades habían estado sometidos a una religión tan influyente como grosera, y ésta les había creado su derecho y sus instituciones políticas. Pero transformada la sociedad, el régimen patriarcal engendrado por aquella religión hereditaria se disolvió con el tiempo en el régimen de la ciudad. Insensiblemente se dividió la gens, el hijo segundo se separó del mayor; el dependiente, de su jefe; ...”, etc.(9)
En cambio, Ahrens, mutatis mutandis, afirmó que el Derecho tuvo su origen en la familia, siendo el “derecho de familia”, el primer derecho de la humanidad. Subrayó: “Ahora bien, si la familia, primer vínculo natural, une en sí inmediatamente todos los fines de la vida y es fuente de todas las ulteriores formaciones sociales, toma el Derecho su origen histórico en ella.”(10) De otro lado, levantó su voz discrepante contra Von Savigny y la Escuela Histórica del Derecho, siguiendo las ideas de su maestro y mentor Karl Friedrich Krausse (1781-1832).
No obstante la aparente oposición de sendos planteos, nosotros consideramos que ambas posiciones, en verdad, no se contraponen, habida cuenta que la familia (gens), requirió de un dios doméstico para su desarrollo y consolidación. En consecuencia, este culto, primero familiar, y, luego de la tribu o sociedad, es invocado por el tratadista francés, al que no solo le atribuye el origen del Derecho, sino de todas las instituciones creadas por el hombre: familia, sociedad, ejército, etc.
DERECHO CIVIL
Tanto Ahrens como De Coulanges no establecieron diferencia alguna entre las clases o especializaciones del Derecho, ora civil, ora penal, ora comercial, ora privado, ora público, etc. Ellos hablan de Derecho en general, porque así lo crearon los antiguos monarcas, tanto por mandato divino como por su propia creación e imaginación. En todo caso, sólo Ahrens, en determinado momento, especifica al “derecho de familia” como primer derecho creado por el hombre, del cual se fueron desgajando o creando nuevos derechos. Sin embargo, es oportuno agregar que el jurista y sociólogo británico Henry James Summer Maine (1822-1888), fundamentó que el derecho penal precedió al derecho civil. Este destacado hombre de Derecho fue profesor de las universidades de Cambridge y Oxford, y, posteriormente, consejero de su majestad británica en India. Asimismo, tomó renombre con sus ilustradas obras como romanista.
Finalmente, sea cual fuere la posición que queramos adoptar, no podemos ignorar o dejar de lado la sustancial obra del jurista homenajeado, Fernando Vidal Ramírez, quien, en 1992, nos entregó su Introducción al Derecho civil peruano, cuyos capítulos II y III, no sólo explican y aclaran -sino también amplían-, con singular maestría, lo tratado en este artículo. Obra que nuestro querido Fernando dedica con profundo amor filial a su señora madre, “María Jesús Ramírez de Vidal, quien con su presencia permanente, me guía.”(11)
-------------
(1) RUSSELL, Bertrand. La sabiduría de Occidente. Aguilar S.A. de ediciones. Segunda edición. España. 1975. p. 14.
(2) RECASÉNS SICHES, Luis. Filosofía del Derecho. Editorial Porrúa. México. 1961. p. 159.
(3) BOHANNAN, Paul James. Law and Warfare. New York. 1967.
(4) KELSEN, Hans. Teoría Pura del Derecho. Editorial Universitaria de Buenos Aires. Temas de Eudeba. Argentina. 1969. p. 79.
(5) MOORE, Sally Falk. Law as Process. An Anthropological Approach. Boston. Routledge & Kegan Paul.
(6) BASADRE GROHMANN, Jorge. Perú: problema y posibilidad. COTECSA (CONSORCIO Técnico de Editores S.A.). Lima. 1984. pp. 265-271. / Los fundamentos de la Historia del Derecho. Segunda edición. Editorial Universitaria. Lima. Perú. 1967. p. 208: “Otro volumen tratará en detalle sobre el Derecho inca.”
(7) WIGMORE, John Henry. A Panorama of the World Legal systems. Second edition. Washington D.C. 1936.
(8) LATORRE, Ángel. Introducción al Derecho. Ediciones Ariel. Barcelona. 1972. p. 35.
(9) DE COULANGES, Fustel. La ciudad antiugua. Biblioteca Edaf, n° 75. Prólogo de Carlos García Gual y Traducción de Alberto Fano. EDAF, Ediciones y Distribuidores, S.A. Madrid. 1982. pp. 289-290.
(10) AHRENS, Mario Enrique. Historia del Derecho. Primera Edición Argentina. Editorial Impulso. Traducción de Francisco Giner y Augusto G. de Linares. Distribuido por Editorial Albatros. Buenos Aires. 1945. pp. 21-22.
(11) VIDAL RAMÍREZ, Fernando. Introducción al Derecho civil peruano. Walter Gutiérrez C., Editor. Primera Edición. Lima. 1992.
Libro homenaje a Fernando Vidal Ramírez
(Publicado en Jurídica N° 361, de 28 de junio de 2011)
- El Comité de honor y el libro
En las palabras liminares de esta magna obra en dos volúmenes con un total de 1380 páginas y con 75 autores de sesudos artículos, el Comité de Honor, integrado por los reconocidos juristas Felipe Osterling Parodi, Luis Moisset De Espanes, Ulises Montoya Alberti, Fernando de Piérola Romero y José Enrique Palma Navea, apuntan que “Este libro de homenaje no responde al propósito de una ritualidad formal. Su motivación es otra, porque si bien nuestro querido amigo Fernando Vidal reúne los méritos suficientes para ser distinguido por su trayectoria como jurista y maestro, posee, adicionalmente, otras cualidades que son, finalmente, las que marcan las huellas imperecederas.”
Agregan, a renglón seguido: “Uno de esos rasgos, aunados a su caballerosidad, es su consecuencia invariable. Alguna vez lo hemos escuchado preguntarse por qué la vida lo ha colocado en situaciones difíciles, y reflexionando sobre esa apreciación nos hemos respondido que la dificultad de esas ocasiones está necesariamente ubicada en la forma como él ha decidido abordarlas. Fernando Vidal jamás ha elaborado una opinión legal para conseguir aprobación o elogio. Invariablemente, ha preferido cumplir consigo mismo, plasmando con creatividad y conocimiento aportes y opiniones que han originado conclusiones irrefutables en informes y en laudos arbitrales.”
“El lucro nunca ha sido su prioridad, y en el ejercicio en tribunales ha rehuido los acercamientos con magistrados, precisamente por su consecuencia, tanto con su sentido de la ética como con su confianza en una administración de justicia objetiva e imparcial”.
Concluyen, afirmando: “Su ejemplo a lo largo del tiempo lo ha convertido en un Maestro que trascenderá más allá de los importantes cargos en los que se ha desempeñado y de los reconocimientos muy merecidos de los que ha sido objeto a lo largo de su proficua actividad profesional” (…) “El Comité de Honor, responsable de la publicación que hoy entregamos, expresa a a los distinguidos juristas que con sus valiosos aportes han hecho realidad posible esta obra, su más calido reconocimiento.”
EL LIBRO HOMENAJE
Fue presentado en el Ilustre Colegio de Abogados (CAL) el 3 de mayo último, a las 6.30 p.m. Tanto en Jurídica (N° 353, del mismo día) como en la edición del Diario Oficial El Peruano, se difundió tan importante acto académico el que congregó cientos de colegas abogados, jueces, fiscales, políticos y amigos del homenajeado, cuyas cualidades profesionales son harto conocidas por la comunidad jurídica nacional e internacional. Y, asimismo, quienes de una u otra forma conocemos a lo largo del tiempo a Fernando Gastón Vidal Ramírez, podemos dar fe de su alta calidad moral como amigo, padre de familia y esposo ejemplar. Reseñas escritas con sincera objetividad y profundo amor por sus dos hijos: Liliana María y Fernando Vidal Castellanos. De la primera presentamos su artículo completo. Del segundo, lamentablemente, por razones de espacio, sólo una breve parte de su escrito. Ambos, expresan sus recuerdos íntimos y de familia, que solo ratifican lo que siempre fue, es y será nuestro querido profesor y amigo Fernando Vidal Ramírez.
A continuación aparecen los artículos de Juan Chávez Molina, Oscar Maúrtua de Romaña, Gabriela Araníbar Fernández-Dávila, Jorge Villegas Ratti, Víctor Guevara Pezo y Gabriel Pita Martínez, subrayando las cualidades del jurista, del maestro, del juez ad-hoc, del amigo y del jefe que encerró con dignidad, honestidad, patriotismo y generosidad Vidal Ramírez.
Luego, están los estudios jurídicos repartidos en los dos tomos. Hacemos la mención de los autores de ellos, en el orden en que están publicados dichos aportes.
TOMO I
Se publican los artículos de Francisco José del Solar Rojas, Fernando de Trazegnies Granda, Carlos Enrique Becerra Palomino, Juan Espinoza Espinoza, Luis Moisset de Espanés, Luis Romero Zavala, José Fernando Márquez, Juan Morales Godo, Aída Kemelmajer de Carlucci, Jorge Mosset Iturraspe, Ulises Montoya Alberti, Pedro Flores Polo, Oswaldo Hundskopf Exebio, Aníbal Sierralta Ríos, Martín Belaunde Moreya, Hernán Figueroa Bustamante, José Antonio Silva Vallejo, Guillermo Lohmann Luca de Tena, Alberto Vásquez Ríos, Carlos Ignacio Jaramillo J., Carlos Alberto Soto Coaguila, Manuel Cornet, Luis S. Parraguez Ruiz, Manuel Sánchez-Palacios Paiva y Luis F. P. Leiva Fernández.
TOMO II
Están los artículos de Madeleine Osterling Letts y Alfredo S. Soria Aguilar; Felipe Osterling Parodi y Marios Castillo Freyre; Víctor Pérez Vargas, José Enrique Palma Navea y Víctor Malpartida Castillo; Edgar I. Jelonche, Andrés V. Vargas Apolinario, Alex F. Plácido V., Fernando de Piérola Romero, Jorge Avendaño Valdez, Carlos Augusto Ramos Núñez, Aníbal Torres Vásquez, Ramón Daniel Pizarro, Julio César Rivera, Luciano Barchi Velaochaga, Enrique Varsi Rospigliosi, Fernando Hinostroza, Jorge Santistevan de Noriega, César Delgado Barreto y María Antonieta Delgado Méndez; Gonzalo García Calderón Moreyra y Franz Kundmüller Caminito; Paolo del Águila Ruiz de Somocursio, Domingo García Belaunde, Miguel Quino Fonseca, César Landa, Ernesto Blume Fortín, Aníbal Quiroga León, Horacio Roitman y Hugo Aguirre; Alonso Morales Acosta, Enrique Carrillo Thorne, Humberto Medrano Cornejo, Mario Pasco Cosmópolis, Carlos Blancas Bustamante, Ronal Cárdenas Krenz y Jorge Ramírez Díaz (F. del S.)
--------------------
REFLEXIÓN ICONOCLATA
Origen del derecho y del Derecho civil
Francisco José
DEL SOLAR ROJAS
Abogado por la PUCP y la U. Central de Venezuela (UCV).
Postgrados en derecho, historia y ciencias de la comunicación.
Profesor de Historia del derecho en la UIGV.
Nuestro querido y admirado profesor Felipe Osterling Parodi nos invitó a escribir un artículo para publicar en el “Libro homenaje al reconocido jurista Fernando Vidal Ramírez”, quien también ocupa un lugar privilegiado y muy especial en el retablo de los profesores que más estimamos durante nuestra permanencia en las aulas de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). La valía intelectual, la alta capacidad de hombre de Derecho, la firme e inalterable convicción democrática, la honestidad a toda prueba, la profundidad de análisis y de aportes jurídicos, y la gran calidad humana de Vidal Ramírez está presente y constituye un referente de vida o es, sin ninguna duda, un ícono para quienes le conocemos desde hace varias décadas. Es más, su humildad y generosidad le hacen un grande hombre, cuyo nombre y obra ya se encuentran grabados o registrados en la historia del Derecho peruano, en particular, y en los anales de la república, en general.
Con cargo a publicar pronto una biografía jurídica de nuestro recordado y permanente maestro Fernando Gastón Vidal Ramírez (Lima, n. el 23-08-1934), alcanzamos esta modesta colaboración, escrita con emoción y profunda satisfacción, para que vaya a tono con el homenaje rendido, con sincero espíritu crítico y reflexivo sobre lo publicado hasta hoy respecto a este difuso y complejo tema –Origen del derecho–, tratando de seguir las enseñanzas impartidas ayer por nuestro querido profesor y, en el presente, por el inigualable consejero y amigo.
Tradicionalmente se nos ha enseñado y, aún hoy, lamentablemente, se sigue enseñando que el origen del Derecho se encuentra en Roma y que el Derecho romano fue el primer y más antiguo sistema jurídico creado por el hombre. Es más, fue tomado como modelo y paradigma de la juridicidad hasta fines del siglo XIX o mediados del XX.
Sin duda, ello tenía como explicación, de un lado, que, realmente, fue un excelente y casi perfecto orden jurídico, con una vigencia de 2206 años, desde la creación de Roma (753 a.C.) hasta la caída del Imperio Romano de Oriente, en 1453. Inclusive, se proyectó durante toda la vida del Imperio Romano-Germánico, con sus tres “reich”, los cuales alimentaron exacerbadamente tanto los sentimientos de nacionalismo y patriotismo y la preponderancia imperial y económica como, a la par, originaron las fratricidas guerras en Europa. De otro lado, a partir de él, se elaboraron una serie de teorías o planteos sosteniendo la existencia de derechos autóctonos, originarios o indígenas (Derecho azteca, inca, chibcha, etc.), cuyos autores se vieron envueltos en las corrientes negativas del historicismo y etnocentrismo jurídicos.
VON SAVIGNY
En Alemania se marcó esta pauta, donde el espíritu o alma popular (Volsgeist) constituyó un soporte sicosocial fundamental para lograr la unidad e integración, tanto de pensamiento como de acción, de varias naciones. En este contexto, surgió el jurista Gustav Hugo (1764-1844), profesor de la universidad de Gotinga, quien acompañado de sus más destacados discípulos como, entre otros, Karl Friedrich Eichhorn (1781-1854), Friedrich Karl von Savigny (1779-1861), George Friedrich Puchta (1798-1846), etc., recrearon y consolidaron el Derecho romano en sus dos grandes dimensiones. Esto es, como: i) Derecho vigente; y, ii) Derecho histórico. El primero, como gran gestor en la construcción del más poderoso imperio de la antigüedad. El segundo, como el conjunto de instituciones y normas jurídicas dignas de ser estudiadas, analizadas, reinterpretadas y perfeccionadas para fortalecer su vigencia en el Derecho de entonces.
Fue así como la gran inteligencia y capacidad creativa de Von Savigny concibió la idea de que el Derecho es producto de los usos y las costumbres de cada pueblo, de que el orden jurídico creado responde a la “propia realidad, naturaleza o espíritu de cada nación”, o, mejor aún, “al alma popular del pueblo” (Volksgeist) y de la mayor o menor madurez de su conciencia jurídica, lo cual se inicia, fundamentalmente, con el Derecho consuetudinario, que se hace vigente por la fuerza, el impulso y uso del pueblo. Qué duda cabe, que el fundamento de este aserto, lo tomó Von Savigny del aforismo romano “ubi societas ubi ius” (donde hay sociedad hay derecho). De ahí que, formuló su teoría del “Derecho positivo” (importancia del derecho vigente creado y respetado por el pueblo) y también fundó la “Escuela Histórica del Derecho” (para estudiar las instituciones y normas jurídicas del pasado). Lamentablemente, la escuela sufrió el embate de la división y enfrentamiento entre romanistas y germanistas.
Empero, en verdad, sus dos grandes aportes, casi de inmediato, alcanzaron inmensa importancia como universal difusión, y, obviamente, encumbraron a su autor. En este contexto, el historiador austriaco Heinrich Brunner (1840-1915) creó “el método histórico europeo”, es decir, la sucesión cronológica partiendo evidentemente desde el nacimiento y concluyendo en el fin, en otras palabras, desde la antigüedad hasta el presente. Así se había estudiado a la civilización romana, al derecho romano, a la civilización griega y se estaba concluyendo con los trabajos en la de Egipto, reputada, hasta ese entonces, como la más antigua, cuyos resultados tenían que preceder en orden a lo harto ya conocido greco-romano.
INVESTIGACIÓN
Empero, la investigación científica avanza sin cesar, sin tregua y sin límites de ninguna clase. Para inicios y mediados del siglo XX, surgieron nuevos descubrimientos de antiguas civilizaciones con fuentes directas, tanto materiales como escritas, las mismas que probaban su real y objetiva existencia en ese pasado aún plenamente desconocido. Ello, sin ninguna duda, dejaba de lado o superaba el difuso o lejano conocimiento que de ellas se tenía, ora por referencias históricas, ora fuentes indirectas, etc. Es más, pronto aparecieron las fuentes directas jurídicas que superaban en más de mil años a las romanas, a las griegas, a las persas, a las asirias, etc.
Lamentablemente, para entonces, ya había fallecido Von Savigny (1861), y no obstante la verificación de los grandes aportes en el campo del derecho por esas arcaicas sociedades, no hubo historiadores ni juristas que quisieran reescribir lo apuntado y afirmado sobre Roma por el padre de la Escuela Histórica del Derecho. A pesar del tiempo transcurrido, hasta hoy, muy pocos iushistoriadores lo han hecho con profundidad y en la dimensión que se requiere para llegar a conocer a plenitud, si ello es posible, el origen del Derecho, en general, y del Derecho civil, en particular. Es obvio que este artículo no pretende acometer tan inmensa como ambiciosa tarea. Sólo busca apostillar algunos trabajos sobre el particular.
LOS SUMERIOS. PRIMEROS CÓDIGOS LEGALES
En este orden de ideas, ya no cabe duda alguna que los primeros códigos jurídicos pertenecieron a la civilización sumerio-acadia, la más antigua de la humanidad. Se desarrolló en Mesopotamia, esto es, en el valle entre los ríos Éufrates y Tigris, con una organización urbana por excelencia, circa de 7000 a 5000 años a.C. Ahí se dieron los primeros asentamientos humanos de raza semita que registra la historia universal. Los centros más poblados fueron Arpachiyah, Tepe Gawra, Éridu, Uruk, Ur y Tell Hassuna. Recordemos que, el Génesis, primer libro de la Biblia, tiene muchísimas referencias a estos pueblos.
Pues bien, los primeros códigos legales fueron escritos o mandados a escribir por los reyes Urnamunu, Shulgi de Ur (2111-2003 a.C.) y Hammurabi (1728-1686 a.C.). El tercero data de 1692 a.C., y es el único que ha sido encontrado intacto, completo, en 1902, en Susa. A la fecha, totalmente estudiado, se conoce que contiene 282 leyes, numeradas correlativamente. Es obvio que cuando el dios solar de la justicia –Shamash- dictó el código al rey legislador Hammurabi, no clasificó las normas en civiles, penales y comerciales. Esto porque, sin ninguna duda, en las sociedades primitivas o arcaicas, el Derecho era uno solo, sin clasificación, especialidad ni características de ninguna clase que es invención posterior del hombre.
En el caso de los sumerios, éstos desarrollaron rápidamente su predisposición instintiva de vivir en ciudad, lo cual implicó la necesidad de establecer o crear un orden, y éste, consecuentemente, generó el Derecho. Las leyes del Código de Hammurabi, recién –en el siglo XX– han sido agrupadas en Derecho civil, Derecho penal y Derecho comercial, al criterio y mejor entender de quienes estudiaron a profundidad la famosa estela de este monarca, pensando que las normas esculpidas en la piedra regularon o pusieron orden en la vida societal en esos campos jurídicos, que recién a partir de los griegos y romanos son clasificados o definidos así.
De ahí que, con justicia, siglos después, el gran filósofo griego, nacido en Estagira, Aristóteles (384-322 a.C.), formuló su teoría de que el hombre es un animal político (zoom politikoom). Ella fue explicada por Bertrand Arthur William Russell (1872-1970), ilustre filósofo británico, de la siguiente manera: “Es interesante notar de donde se deriva por primera vez la noción de orden. El hombre, según Aristóteles, es un animal político. No vive aislado, sino en sociedad. Incluso en el nivel más primitivo, esto implica alguna clase de organización, y de esta fuente brota la idea del orden. El orden es, primero y principalmente, el orden social.”(1) En este sentido, el Derecho es la consecuencia lógica del orden; es la regulación de las relaciones políticas, sociales y económicas de la vida familiar o en la sociedad arcaica o antigua para evitar el abuso del que tiene más fuerza, poder político, físico o económico, para limitar el uso irrestricto de la libertad y evitar caer en libertinaje, caos, anarquía, anomia u oclocracia.
Por lo expuesto, sin temor a equívoco alguno, estamos en condiciones de afirmar enfáticamente que los sumerios son los padres del Derecho, habida cuenta que lo desarrollaron y sistematizaron en códigos escritos que tuvieron una vigencia de dos siglos (Derecho positivo), desplazando a los romanos a un segundo lugar en cuanto a la antigüedad de creación, mas no en la calidad y cantidad normativa como vigencia en su duración. Algo más, los sumerios-acadios también fueron los primeros en crear “el primer imperio de la antigüedad”, circa 3500 a 2500 años a.C.
Finalmente, entonces podemos llegar a la primera conclusión de que el origen del Derecho se encuentra en las civilizaciones más primitivas, primero, en las de raza semita (sumerios, hebreos, fenicios, posiblemente, los antiguos egipcios, etc.), y, luego, en las de raza indoaria o indoeuropea (persas, escitas, griegos, romanos, germanos, etc.). Empero, queda aún sin resolver las interrogantes de cómo y cuándo se produjo el Derecho, toda vez que él, en verdad, es una evolución cultural, social de estos pueblos.
EL HOMBRE PRIMITIVO
Historiadores y sociólogos de ayer, para el mejor estudio de las sociedades primitivas del hombre en general, clasificaron el desarrollo de las mismas en tres estadios: i) Salvajismo; ii) Barbarismo, y, iii) Civilización incipiente. Más recientemente, se simplificó esta taxonomía en: 1) Hombre nómada; y, 2) Hombre sedentario. El primero fue eminentemente recolector y cazador. El segundo, agricultor y domesticador, circa X milenio a.C.
Quizá, en el largo período de este segundo tipo de hombre primitivo, se pueda ubicar sus primeros intentos por “generar e imponer determinadas formas de regulación y control social, presumiblemente eficientes y eficaces”. Ellas, posteriormente, se constituyeron en “normas morales orales consuetudinarias”, en una permanente evolución y desarrollo social que comenzó, originariamente, con la “horda” para luego pasar al “clan” (gens). La unión de los clanes conformaron la familia (fratría), que pasaba a contar, entonces, con una gens madre y varias gens hijas. Ello hizo posible el nacimiento de la tribu. En otras palabras, la tribu fue conformada por muchas familias (gens) y, además, la tribu dio paso a la creación de la ciudad. En ella, se afincaron las tribus confederadas dando lugar a la nación. La ciudad-Estado (nación) desarrolló un culto especial (religión, con su dios particular) que contaba, además, con su historia (anales). Sin embargo, debemos aclarar que estas “formas de regulación y control social” no fueron propiamente Derecho.
En efecto, el jurista y maestro español Luis Recaséns Siches (Guatemala 1903-México 1977), afirmó: “Es verdad que tampoco es Derecho un sistema de normas, ora puramente ideales, ora elaboradas positivamente por los hombres en una cierta situación histórica y de las cuales se predica vigencia formal, pero que en conjunto aún no han tenido realización efectiva, es decir, que no son de hecho cumplidas regularmente. Tales normas carentes de realización fáctica regular no son Derecho. Serán a lo sumo, una pretensión de Derecho. Podrán ciertamente tener forma jurídica, pero no Derecho en la significación genuina de esta palabra.” (Las negritas son nuestras). (2)
En este orden de ideas, el famoso antropólogo estadounidense Paul James Bohannan (1920-2007), apuntó: “El Derecho debe ser distinguido de las tradiciones y de las modas y más específicamente de la norma social y de la costumbre moral.”(3) De ahí que, buscando la cientificidad del Derecho, el renombrado jurista austriaco nacionalizado estadounidense, Hans Kelsen (1881-Berkeley, California, 1973), señaló: “La ciencia del Derecho ha tomado en préstamo de la filosofía moral la noción de obligación, pero entre una obligación jurídica y una obligación moral hay la misma diferencia que entre el Derecho y la moral.”(4) Por último, la ilustre antropóloga y abogada estadounidense Sally Falk Moore (n. 1924), profesora emérita de la Universidad de Harvard y docente en las universidades de California y Yale, levanta su voz de protesta contra los que consciente o inconscientemente “denominaron Derecho a todo”, en las sociedades complejas, habida cuenta que ello crea “confusión”. De ahí que, sugiere que mejor es llamar, simple y llanamente, “reglamentación, control, regulación etc.”(5)
Situación que en el caso de América pre-hispánica se dio a fines del siglo XIX hasta mediados del XX, con relación a las afirmaciones viables ayer pero obsoletas y equivocadas hoy, de la existencia de un Derecho azteca por el jurista alemán Joseph Köhler (1849-1919), obra publicada en México, en 1924, traducida al español por Carlos Rovalo y Fernández; de un Derecho chibcha y algunos aspectos del Derecho inca (familia, herencia, colectivismo, penalidad y orden público), por el abogado alemán Heinrich Trimborn (1901-1986); y, propiamente Derecho inca, trabajado por los profesores de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, desde Román Alzamora Mayo (1847-1883) hasta Jorge Basadre Grohmann (Tacna 1903-Lima 1980). Máxime, este último con su libro intitulado Historia del Derecho Peruano, publicado en 1937, en Lima. Obra que quiso reescribir para actualizarla de acuerdo con los nuevos planteos científicos de la etnohistoria y antropología, según sus propias declaraciones y apuntes en sus libros de 1966 y 1978.(6)
En este contexto, el jurista e historiador estadounidense John Henry Wigmore (1863-1943) expresó su rechazo a aceptar la existencia de sistemas jurídicos en sociedades ágrafas, como en la inca y en la azteca.(7) Argumentó que al carecer de escritura no dejaron leyes escritas, lo cual hacía muy difícil e incierto el estudio y conocimiento de estos derechos, y en el caso de que hubiera existido derecho, el iushistoriador estaría supeditado a conocer, exclusivamente, fuentes indirectas, que poco o nada pueden decir del Derecho en pueblos de esa época prehistórica, amén de que esas fuentes son incompletas, inexactas e interesadas, en esas sociedades.
Empero, algo más. Los nuevos aportes de las profundas investigaciones sobre la historia andina, tanto de la etnohistoria como de la antropología, tiraron al traste la vieja bibliografía sobre la que se había construido la tesis del Derecho inca, a los que no era adverso Basadre Grohmann. De ahí su voluntad de cambio al reconocer los logros del etnohistoriador ucraniano nacionalizado estadounidense, John Víctor Murra (Odesa 1916-Nueva York 2006), quien revolucionó, sin duda alguna, la historiografía andina, en general, y la incaica, en particular. Aportes que fueron difundidos y profundizados con singular maestría por los profesores peruanos de historia, María Rostworowski de Diez Canseco (Barranco, Lima, n. 1915) y Franklin Pease García-Yrigoyen (1939-1999), entre otros.
Finalmente, debemos tener presente la advertencia del jurista y tratadista español contemporáneo y magistrado del Tribunal Constitucional Español (1980-1989), Ángel Latorre Segura, profesor de Derecho romano en la Universidad de Barcelona: “Estas reflexiones sobre el derecho en las comunidades primitivas iluminan claramente las graves dificultades con que tropezamos al querer dar un concepto general del derecho, o sea, al querer decir qué es el derecho en todas las épocas y en todas las situaciones posibles”(...)“El problema de qué debe entenderse por Derecho en los pueblos primitivos es teóricamente más complicado, aunque su alcance práctico sea muy reducido.”(8)
En suma, como segunda conclusión podemos afirmar que el hombre primitivo careció de Derecho como tal, y que las formas de regulación y control social a lo más se transformaron en normas morales orales. En todo caso, si se quiere, a lo mucho, una pretensión de Derecho que se puede concretar en un incipiente Derecho consuetudinario.
PERÍODO NEOLÍTICO
El paso del mesolítico al neolítico -al final de la segunda glaciación (circa entre 10000 y 7000 años a.C.)-, y en la época geológica actual, el hombre consolidó su condición y situación sedentaria. Él desarrolló un notable dominio sobre la naturaleza y la hizo su “socia”, con la finalidad de subsistir mejor sobre la faz de la Tierra.
El hombre del neolítico trabaja mejor la piedra, con una nueva técnica basada en el frotamiento en vez de la percusión. Se socializa más en función de principios religiosos (culto a los muertos, dios familiar), económicos (siembra –cultiva– el campo adyacente a su casa –habitación- y cría los animales domesticados, produce bienes –tejidos y cerámica– y ve la necesidad del intercambio: trueque) y sociales (construye su casa con relativa cercanía a otra casa –vecindad-, inventa la rueda y la metalurgia, etc.). Dentro de esta objetiva evolución, se fortalece la estructura social de los clanes y las tribus, anteriormente descrita.
Este hombre requiere muchísimo más del orden social, y, por consecuencia, su propia evolución y dinamismo lo lleva a generar verdaderas normas morales y jurídicas, tanto orales como escritas. Esto es, la creación del Derecho consuetudinario que se transforma por el transcurrir de los hechos históricos en el Derecho arcaico, tanto naturalista como positivo. El primero originado por mandato de los dioses y el segundo por obra de los legisladores.
ORIGEN DEL DERECHO
En este contexto, se dan las situaciones que originaron las teorías de cómo y cuándo nació el Derecho, formuladas, una, por el historiador y sociólogo francés Numa Denys Fustel de Coulanges (1830-1889), profesor de la Universidad de Estrasburgo y de la Escuela Normal Superior de París; y, otra, por el jurista y filósofo alemán Heinrich Ahrens (1808-1874), profesor de las universidades de Bruselas, Leipzig y Gratz.
En efecto, De Coulanges, palabras más palabras menos, sostuvo que el Derecho fue producto o resultado de la religión como una forma más para oprimir y controlar al hombre y al pueblo, creado por la elite sacerdotal con la finalidad de mantener y/o aumentar y enriquecer su poder. Por eso, afirmó. “Los hombres de las antiguas edades habían estado sometidos a una religión tan influyente como grosera, y ésta les había creado su derecho y sus instituciones políticas. Pero transformada la sociedad, el régimen patriarcal engendrado por aquella religión hereditaria se disolvió con el tiempo en el régimen de la ciudad. Insensiblemente se dividió la gens, el hijo segundo se separó del mayor; el dependiente, de su jefe; ...”, etc.(9)
En cambio, Ahrens, mutatis mutandis, afirmó que el Derecho tuvo su origen en la familia, siendo el “derecho de familia”, el primer derecho de la humanidad. Subrayó: “Ahora bien, si la familia, primer vínculo natural, une en sí inmediatamente todos los fines de la vida y es fuente de todas las ulteriores formaciones sociales, toma el Derecho su origen histórico en ella.”(10) De otro lado, levantó su voz discrepante contra Von Savigny y la Escuela Histórica del Derecho, siguiendo las ideas de su maestro y mentor Karl Friedrich Krausse (1781-1832).
No obstante la aparente oposición de sendos planteos, nosotros consideramos que ambas posiciones, en verdad, no se contraponen, habida cuenta que la familia (gens), requirió de un dios doméstico para su desarrollo y consolidación. En consecuencia, este culto, primero familiar, y, luego de la tribu o sociedad, es invocado por el tratadista francés, al que no solo le atribuye el origen del Derecho, sino de todas las instituciones creadas por el hombre: familia, sociedad, ejército, etc.
DERECHO CIVIL
Tanto Ahrens como De Coulanges no establecieron diferencia alguna entre las clases o especializaciones del Derecho, ora civil, ora penal, ora comercial, ora privado, ora público, etc. Ellos hablan de Derecho en general, porque así lo crearon los antiguos monarcas, tanto por mandato divino como por su propia creación e imaginación. En todo caso, sólo Ahrens, en determinado momento, especifica al “derecho de familia” como primer derecho creado por el hombre, del cual se fueron desgajando o creando nuevos derechos. Sin embargo, es oportuno agregar que el jurista y sociólogo británico Henry James Summer Maine (1822-1888), fundamentó que el derecho penal precedió al derecho civil. Este destacado hombre de Derecho fue profesor de las universidades de Cambridge y Oxford, y, posteriormente, consejero de su majestad británica en India. Asimismo, tomó renombre con sus ilustradas obras como romanista.
Finalmente, sea cual fuere la posición que queramos adoptar, no podemos ignorar o dejar de lado la sustancial obra del jurista homenajeado, Fernando Vidal Ramírez, quien, en 1992, nos entregó su Introducción al Derecho civil peruano, cuyos capítulos II y III, no sólo explican y aclaran -sino también amplían-, con singular maestría, lo tratado en este artículo. Obra que nuestro querido Fernando dedica con profundo amor filial a su señora madre, “María Jesús Ramírez de Vidal, quien con su presencia permanente, me guía.”(11)
-------------
(1) RUSSELL, Bertrand. La sabiduría de Occidente. Aguilar S.A. de ediciones. Segunda edición. España. 1975. p. 14.
(2) RECASÉNS SICHES, Luis. Filosofía del Derecho. Editorial Porrúa. México. 1961. p. 159.
(3) BOHANNAN, Paul James. Law and Warfare. New York. 1967.
(4) KELSEN, Hans. Teoría Pura del Derecho. Editorial Universitaria de Buenos Aires. Temas de Eudeba. Argentina. 1969. p. 79.
(5) MOORE, Sally Falk. Law as Process. An Anthropological Approach. Boston. Routledge & Kegan Paul.
(6) BASADRE GROHMANN, Jorge. Perú: problema y posibilidad. COTECSA (CONSORCIO Técnico de Editores S.A.). Lima. 1984. pp. 265-271. / Los fundamentos de la Historia del Derecho. Segunda edición. Editorial Universitaria. Lima. Perú. 1967. p. 208: “Otro volumen tratará en detalle sobre el Derecho inca.”
(7) WIGMORE, John Henry. A Panorama of the World Legal systems. Second edition. Washington D.C. 1936.
(8) LATORRE, Ángel. Introducción al Derecho. Ediciones Ariel. Barcelona. 1972. p. 35.
(9) DE COULANGES, Fustel. La ciudad antiugua. Biblioteca Edaf, n° 75. Prólogo de Carlos García Gual y Traducción de Alberto Fano. EDAF, Ediciones y Distribuidores, S.A. Madrid. 1982. pp. 289-290.
(10) AHRENS, Mario Enrique. Historia del Derecho. Primera Edición Argentina. Editorial Impulso. Traducción de Francisco Giner y Augusto G. de Linares. Distribuido por Editorial Albatros. Buenos Aires. 1945. pp. 21-22.
(11) VIDAL RAMÍREZ, Fernando. Introducción al Derecho civil peruano. Walter Gutiérrez C., Editor. Primera Edición. Lima. 1992.
Universidad de México presentó obra de jurista y poeta peruano Mariano Peláez Bardales.
COMENTARIO
Universidad de México presentó obra de jurista y poeta peruano Mariano Peláez Bardales.
(Publicado en Jurídica N° 359, de 14 de junio de 2011)
Con motivo del centenario de la Revolución Mexicana y en el marco de la conmemoración del bicentenario de la Independencia de México, el Departamento Académico de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana–Unidad Xochimilco, de México, programó la presentación del libro Bitácora de un poeta del jurista, escritor y poeta peruano Mariano Peláez Bardales, acto que estuvo dentro del homenaje que se le rindió al ilustre vate peruano José Santos Chocano, recordado como el Cantor de América”.
PRESENTACIÓN DE LA OBRA
Ante la presencia de las autoridades, profesores y estudiantes de esta reconocida universidad mexicana, como amigos y familiares del autor, inició el solemne acto académico el escritor y maestro mexicano Eduardo Luis Feher, quien, además, es el presidente del Tribunal Universitario de la Universidad Autónoma de México. En su alocución resaltó que el contenido de la obra de Peláez se caracteriza “por ser una poesía diáfana, sutil y transparente, que nos lleva a recorrer el mundo”. Esa producción poética, nos lleva a recordar “el papel relevante” que tuvo Santos Chocano, como secretario y ministro del revolucionario Pancho Villa, en la insurgencia del pueblo mexicano que clamaba justicia, tierra, paz, orden y felicidad en los inicios del siglo XX.
Acto seguido, Feher, cedió el uso de la palabra a Peláez Bardales, quien expresó su reconocimiento y gratitud a los organizadores, tanto a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como a la Universidad Autónoma Metropolitana, en “sus autoridades y en la persona de Mario Ayluardo; nuestro entrañable amigo mexicano y gran gestor de este evento”; agradeciendo también a todos los participantes y compatriotas presentes.
IMPORTANCIA DEL CERTAMEN
Mariano Peláez Bardales resaltó que constituía un auténtico honor para su persona poder presentar su libro, en el marco de dos importantes acontecimientos históricos y tributar, además, un homenaje al gran poeta peruano, José Santos Chocano, tan estrechamente vinculado a aquella gesta histórica de 1910.
Asimismo, Peláez, subrayó, que México siempre estuvo, está y estará metido en el corazón de todos los peruanos, por ello el acto tenía especial connotación para su persona. “Crecí leyendo a Amado Nervo y a Juan de Dios Peza. Ya en la juventud, por afinidad a México, a su historia, cultura y tradición, leía a Juan Rulfo, a Carlos Fuentes y, por supuesto, a su poeta universal y premio Nobel Octavio Paz, y estudié la revolución mexicana, teniendo como héroes a Francisco Madero, a Venustiano Carranza, a Emiliano Zapata y a Pancho Villa. En la música y en el cine: Jorge Negrete, Blanca Estela Pavón, Fanny Cano, Mario Moreno Cantinflas y Pedro Infante, entre otros. Todos ellos, siguen siendo nuestros ídolos, seguimos viendo sus películas, que vienen desde la época del oro del cine mexicano”, dijo.
Profundamente emocionado, agregó: “Estas son pues sólo algunas de las circunstancias que nos unen y vinculan entrañablemente a México y que le dan, como reitero, a este hecho, para el autor del libro, una especial y profunda connotación”.
HOMENAJE A CHOCANO
En la segunda parte de su presentación, Peláez rindió un cálido homenaje a uno de los más grandes vates peruanos, José Santos Chocano, de quien hizo una semblanza biográfica de su vida aventurera, vinculada a la revolución mexicana, a su profunda y sincera amistad que mantuvo con Madero y Villa, y los aportes del poeta al programa Mínimo de la Revolución, que fueron incorporados en la Constitución Mexicana de 1917 (Querétaro). Luego recitó cuatro poemas del Cantor de América, entre ellos los Caballos de los Conquistadores, que fueron cálidamente aplaudidos.
En la tercera parte, ante un atento auditorio, Peláez Bardales, quien es también un destacado abogado peruano, presentó su libro intitulado Bitácora de un poeta, expresando que el mismo “era sólo para aquellos que viajaron por el mundo, física o imaginariamente, libres de ataduras y en pos de la dicha y de la libertad que está en tu propia mente, en tu propio destino. Y que tiene en el cuerpo alma y sensibilidad, y el deseo permanente de volver a partir”. Concluyó su intervención, recitando algunos poemas de su Bitácora…, como el Don de la Poesía, el Museo de Loauvre, a la Marsellesa, a la Habana, a New Orleans, Canto a Kuelap y a los Amigos.
Antes de clausurar el acto académico, el jurista y poeta peruano Mariano Peláez Bardales fue incorporado como miembro correspondiente de la Academia de Escritores y Poetas de México. (F. del S.)
Universidad de México presentó obra de jurista y poeta peruano Mariano Peláez Bardales.
(Publicado en Jurídica N° 359, de 14 de junio de 2011)
Con motivo del centenario de la Revolución Mexicana y en el marco de la conmemoración del bicentenario de la Independencia de México, el Departamento Académico de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana–Unidad Xochimilco, de México, programó la presentación del libro Bitácora de un poeta del jurista, escritor y poeta peruano Mariano Peláez Bardales, acto que estuvo dentro del homenaje que se le rindió al ilustre vate peruano José Santos Chocano, recordado como el Cantor de América”.
PRESENTACIÓN DE LA OBRA
Ante la presencia de las autoridades, profesores y estudiantes de esta reconocida universidad mexicana, como amigos y familiares del autor, inició el solemne acto académico el escritor y maestro mexicano Eduardo Luis Feher, quien, además, es el presidente del Tribunal Universitario de la Universidad Autónoma de México. En su alocución resaltó que el contenido de la obra de Peláez se caracteriza “por ser una poesía diáfana, sutil y transparente, que nos lleva a recorrer el mundo”. Esa producción poética, nos lleva a recordar “el papel relevante” que tuvo Santos Chocano, como secretario y ministro del revolucionario Pancho Villa, en la insurgencia del pueblo mexicano que clamaba justicia, tierra, paz, orden y felicidad en los inicios del siglo XX.
Acto seguido, Feher, cedió el uso de la palabra a Peláez Bardales, quien expresó su reconocimiento y gratitud a los organizadores, tanto a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como a la Universidad Autónoma Metropolitana, en “sus autoridades y en la persona de Mario Ayluardo; nuestro entrañable amigo mexicano y gran gestor de este evento”; agradeciendo también a todos los participantes y compatriotas presentes.
IMPORTANCIA DEL CERTAMEN
Mariano Peláez Bardales resaltó que constituía un auténtico honor para su persona poder presentar su libro, en el marco de dos importantes acontecimientos históricos y tributar, además, un homenaje al gran poeta peruano, José Santos Chocano, tan estrechamente vinculado a aquella gesta histórica de 1910.
Asimismo, Peláez, subrayó, que México siempre estuvo, está y estará metido en el corazón de todos los peruanos, por ello el acto tenía especial connotación para su persona. “Crecí leyendo a Amado Nervo y a Juan de Dios Peza. Ya en la juventud, por afinidad a México, a su historia, cultura y tradición, leía a Juan Rulfo, a Carlos Fuentes y, por supuesto, a su poeta universal y premio Nobel Octavio Paz, y estudié la revolución mexicana, teniendo como héroes a Francisco Madero, a Venustiano Carranza, a Emiliano Zapata y a Pancho Villa. En la música y en el cine: Jorge Negrete, Blanca Estela Pavón, Fanny Cano, Mario Moreno Cantinflas y Pedro Infante, entre otros. Todos ellos, siguen siendo nuestros ídolos, seguimos viendo sus películas, que vienen desde la época del oro del cine mexicano”, dijo.
Profundamente emocionado, agregó: “Estas son pues sólo algunas de las circunstancias que nos unen y vinculan entrañablemente a México y que le dan, como reitero, a este hecho, para el autor del libro, una especial y profunda connotación”.
HOMENAJE A CHOCANO
En la segunda parte de su presentación, Peláez rindió un cálido homenaje a uno de los más grandes vates peruanos, José Santos Chocano, de quien hizo una semblanza biográfica de su vida aventurera, vinculada a la revolución mexicana, a su profunda y sincera amistad que mantuvo con Madero y Villa, y los aportes del poeta al programa Mínimo de la Revolución, que fueron incorporados en la Constitución Mexicana de 1917 (Querétaro). Luego recitó cuatro poemas del Cantor de América, entre ellos los Caballos de los Conquistadores, que fueron cálidamente aplaudidos.
En la tercera parte, ante un atento auditorio, Peláez Bardales, quien es también un destacado abogado peruano, presentó su libro intitulado Bitácora de un poeta, expresando que el mismo “era sólo para aquellos que viajaron por el mundo, física o imaginariamente, libres de ataduras y en pos de la dicha y de la libertad que está en tu propia mente, en tu propio destino. Y que tiene en el cuerpo alma y sensibilidad, y el deseo permanente de volver a partir”. Concluyó su intervención, recitando algunos poemas de su Bitácora…, como el Don de la Poesía, el Museo de Loauvre, a la Marsellesa, a la Habana, a New Orleans, Canto a Kuelap y a los Amigos.
Antes de clausurar el acto académico, el jurista y poeta peruano Mariano Peláez Bardales fue incorporado como miembro correspondiente de la Academia de Escritores y Poetas de México. (F. del S.)
ABOGADOS
BIBLIOIURIS
Abogados
Directorio Jurídico del Perú N° 10
Edición especial, Año XI. Lima-Perú. 173 pp.
Director: Raúl Chanamé Orbe
(Publicado en Jurídica N° 358, de 7 de junio de 2011)
Resaltando el adelanto jurisdiccional establecido en la Corte Suprema de Justicia, específicamente, en las Salas Penales Permanente y Transitoria, en el sentido de aplicar plenamente el nuevo Código Procesal Penal-2004 (CPP-2004) en los distritos judiciales donde ya está vigente, la Sala Penal Permanente, sin precedentes en la historia jurisdiccional del país, resolvió un recurso de revisión de sentencia del distrito judicial de Trujillo, en 6 minutos, utilizando la tecnología de la videoconferencia. Ello, no sólo significó ahorro de tiempo y dinero para el Estado (Poder Judicial y Ministerio Público) sino también para el condenado que purga sentencia en un penal de Trujillo. Pues bien, este importante adelanto jurisdiccional-tecnológico es tema del editorial de la prestigiada revista Abogados que dirige el colega y amigo Raúl Chanamé Orbe, destacado profesor principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
LA REVISTA
La publicación en comento está dividida en seis secciones. La primera aborda el tema de la Constitución del siglo XXI, con sesudos artículos del propio Chanamé Orbe, quien hace 61 reflexiones sobre la historia, importancia y vigencia de la Constitución como norma magna de todo orden jurídico constitucional. También está el aporte del tratadista español Joaquín Varela apuntando su concepción del constitucionalismo en el presente siglo. Asimismo, el artículo sobre el valor normativo de la Constitución del constitucionalista peruano José F. Palomino Manchego, director de la Escuela Profesional de Derecho de la UNMSM y principal y estimado colaborador de Jurídica. Continúa el significativo aporte sobre los derechos humanos y derechos civiles de Fernando Savater, entre otros.
La segunda sección está dedicada a Derecho y economía. Aquí figuran los aportes de los reconocidos profesores estadounidenses Francis Fukuyama y Richard Posner, sobre un contrato social ampliado y la maximización de la riqueza, respectivamente, etc.
La tercera parte de esta publicación desarrolla aspectos de la Protección ambiental y animal, donde destaca la colaboración del ex vicepresidente de Estados Unidos de América, Al Gore, quien precisa conceptos del cambio climático.
La cuarta sección está dedicada a entrevistas, resaltando la efectuada a Ricardo Salazar Salazar Chávez, presidente ejecutivo del Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) y reconocido profesor de Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
La quinta parte aborda temas iushistóricos de singular trascendencia de ayer y hoy en la historia nacional. Así, por ejemplo, presenta los artículos de los ilustres juristas e historiadores Luis A. Eguiguren y Mariano Felipe Paz Soldán. El primero desarrolla “La ejecución del vizconde Berindoaga”, mientras que el segundo hace lo propio con “El asesinato de Bernardo de Monteagudo”. Concluye la sección con la colaboración del doctor en historia, Teodoro Hampe Martínez, quien explica sobre “Hiram Bingham, Yale y Machu Pichu: una controversia sobre patrimonio cultural”.
La última sección presenta 19 temas diversos agrupados en Diálogos entre abogados. Sin duda, todos ellos son importantes, empero reviste especial significación el artículo del jurista Víctor Prado Saldarriaga, juez supremo titular de la Corte Suprema de Justicia de la República del Perú y destacado profesor de Derecho penal en la PUCP. De igual manera, resalta la colaboración intitulada “Arbitraje en la contratación estatal” de Mario Castillo Freyre, estimado colaborador de Jurídica, reconocido profesor de Derecho en la PUCP y líder en el área de arbitraje en el país. Finalmente, también está el artículo del jurista y profesor universitario Jesús Antonio Rivera Oré, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega (UIGV), quien aborda el tema “Siguen siendo útiles las fuentes del derecho en el siglo XXI”.
COLOFÓN
Abogados, Directorio jurídico del Perú, registra en el comité consultivo a los juristas Juan Vicente Ugarte del Pino, Ulises Montoya Alberti, Fernando Vidal Ramírez, Iván Rodríguez Chávez, Jesús Antonio Rivera Oré, Pedro Sagástegui Urteaga y Guillermo Ruiz Caro.
Por último, la portada de este número viene ilustrada con la pintura de Mauricio Rugendas, registrada con el título “El Palacio de Torre Tagle” (F. del S.)
Abogados
Directorio Jurídico del Perú N° 10
Edición especial, Año XI. Lima-Perú. 173 pp.
Director: Raúl Chanamé Orbe
(Publicado en Jurídica N° 358, de 7 de junio de 2011)
Resaltando el adelanto jurisdiccional establecido en la Corte Suprema de Justicia, específicamente, en las Salas Penales Permanente y Transitoria, en el sentido de aplicar plenamente el nuevo Código Procesal Penal-2004 (CPP-2004) en los distritos judiciales donde ya está vigente, la Sala Penal Permanente, sin precedentes en la historia jurisdiccional del país, resolvió un recurso de revisión de sentencia del distrito judicial de Trujillo, en 6 minutos, utilizando la tecnología de la videoconferencia. Ello, no sólo significó ahorro de tiempo y dinero para el Estado (Poder Judicial y Ministerio Público) sino también para el condenado que purga sentencia en un penal de Trujillo. Pues bien, este importante adelanto jurisdiccional-tecnológico es tema del editorial de la prestigiada revista Abogados que dirige el colega y amigo Raúl Chanamé Orbe, destacado profesor principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
LA REVISTA
La publicación en comento está dividida en seis secciones. La primera aborda el tema de la Constitución del siglo XXI, con sesudos artículos del propio Chanamé Orbe, quien hace 61 reflexiones sobre la historia, importancia y vigencia de la Constitución como norma magna de todo orden jurídico constitucional. También está el aporte del tratadista español Joaquín Varela apuntando su concepción del constitucionalismo en el presente siglo. Asimismo, el artículo sobre el valor normativo de la Constitución del constitucionalista peruano José F. Palomino Manchego, director de la Escuela Profesional de Derecho de la UNMSM y principal y estimado colaborador de Jurídica. Continúa el significativo aporte sobre los derechos humanos y derechos civiles de Fernando Savater, entre otros.
La segunda sección está dedicada a Derecho y economía. Aquí figuran los aportes de los reconocidos profesores estadounidenses Francis Fukuyama y Richard Posner, sobre un contrato social ampliado y la maximización de la riqueza, respectivamente, etc.
La tercera parte de esta publicación desarrolla aspectos de la Protección ambiental y animal, donde destaca la colaboración del ex vicepresidente de Estados Unidos de América, Al Gore, quien precisa conceptos del cambio climático.
La cuarta sección está dedicada a entrevistas, resaltando la efectuada a Ricardo Salazar Salazar Chávez, presidente ejecutivo del Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) y reconocido profesor de Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
La quinta parte aborda temas iushistóricos de singular trascendencia de ayer y hoy en la historia nacional. Así, por ejemplo, presenta los artículos de los ilustres juristas e historiadores Luis A. Eguiguren y Mariano Felipe Paz Soldán. El primero desarrolla “La ejecución del vizconde Berindoaga”, mientras que el segundo hace lo propio con “El asesinato de Bernardo de Monteagudo”. Concluye la sección con la colaboración del doctor en historia, Teodoro Hampe Martínez, quien explica sobre “Hiram Bingham, Yale y Machu Pichu: una controversia sobre patrimonio cultural”.
La última sección presenta 19 temas diversos agrupados en Diálogos entre abogados. Sin duda, todos ellos son importantes, empero reviste especial significación el artículo del jurista Víctor Prado Saldarriaga, juez supremo titular de la Corte Suprema de Justicia de la República del Perú y destacado profesor de Derecho penal en la PUCP. De igual manera, resalta la colaboración intitulada “Arbitraje en la contratación estatal” de Mario Castillo Freyre, estimado colaborador de Jurídica, reconocido profesor de Derecho en la PUCP y líder en el área de arbitraje en el país. Finalmente, también está el artículo del jurista y profesor universitario Jesús Antonio Rivera Oré, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega (UIGV), quien aborda el tema “Siguen siendo útiles las fuentes del derecho en el siglo XXI”.
COLOFÓN
Abogados, Directorio jurídico del Perú, registra en el comité consultivo a los juristas Juan Vicente Ugarte del Pino, Ulises Montoya Alberti, Fernando Vidal Ramírez, Iván Rodríguez Chávez, Jesús Antonio Rivera Oré, Pedro Sagástegui Urteaga y Guillermo Ruiz Caro.
Por último, la portada de este número viene ilustrada con la pintura de Mauricio Rugendas, registrada con el título “El Palacio de Torre Tagle” (F. del S.)
Anuario de la Academia Peruana de Derecho 2008-2010
BIBLIOIURIS
Anuario de la Academia Peruana de Derecho 2008-2010
(Publicado en Jurídica N° 357, de 31-05-2011)
Francisco José
DEL SOLAR ROJAS
Abogado por la PUCP y la U. Central de Venezuela (UCV)
Postgrados en derecho, historia y ciencias de la comunicación.
Profesor de Historia del derecho en la UIGV.
El día de ayer, lunes 30 de mayo, la Academia Peruana de Derecho (APD) cumplió 44 años, habida cuenta que fue fundada en 1967, en la misma fecha, registrando 33 Académicos Fundadores. Sin embargo, esta institución cuenta con una vieja y señera historia que parte a finales del siglo XIX y que aún está por investigar o descubrir, según los aportes de su past-presidente Fernando Vidal Ramírez (Vid. Jurídica Nº 231, de 30-12-2008).
EL CONSEJO DIRECTIVO
El Consejo Directivo de la APD que concluyó sus funciones en el año 2010, bajo la presidencia del jurista y profesor universitario Jorge Avendaño Valdez, ha puesto en circulación el Anuario que resume y deja constancia para la historia jurídica del país las actividades académicas desarrolladas en los períodos 2008-2009 y 2009-2010. Publicación editada por Gaceta Jurídica, en el mes de diciembre de 2010. Lima. 189 pp.
El Anuario reviste especial importancia porque da cuenta de la continuidad de la obra iniciada por Vidal Ramírez, quien reactivó la APD, en el año 1989, cuando ejerció el decanato del Ilustre Colegio de Abogados de Lima. Con este mismo criterio, en Jurídica Nº 231, de 30-12-2008, reseñamos la gestión de la directiva de la APD, correspondiente a los años 2006-2008, que condujo eficientemente Felipe Osterling Parodi. Ahí, afirmamos y no tenemos porque desdeñar los hechos iushistóricos, la APD renació como el Ave Fénix, a partir de la conducción de Vidal Ramírez, labor continuada por Osterling y Avendaño. Sin duda, un gran reto que ha asumido el constitucionalista Domingo García Belaunde, para el ejercicio 2010-2012, tal como lo reseñáramos en Jurídica Nº 316, de 17-08-2010.
EL ANUARIO 2008-2010
Contiene las memorias del presidente de los ejercicios cumplidos en los años indicados. Cabe destacar, por ejemplo, que el 5-06-2008, se incorporó formalmente como Académico Correspondiente el jurista español Antonio Garrigues Walker. El 13-08-2008 la APD rindió un sentido homenaje al Académico de Número Juan Chávez Molina. Asimismo, en la sesión del 9-09-2008, se acordó promover a los Académicos de Número, Enrique Vidal Cárdenas, Francisco Miró Quesada Cantuarias y Juan Chávez Molina a la condición de Académicos Honorarios.
En el año 2009, fueron incorporados como Académicos de Número, Héctor Ballón Lozada (Arequipa), Sigifredo Orbegoso Venegas (Trujillo) y Eduardo Ferrero Costa. Asimismo, la incorporación del jurista español Manuel Olivencia Ruiz, como Académico Correspondiente.
La memoria correspondiente al período 2008-2009, está fechada con 9-06-2009, y da cuenta que la APD está integrada por 30 Académicos de Número (Númerus clausus) previsto en sus estatutos, por 5 Académicos Honorarios y 14 Académicos Correspondientes.
En la gestión correspondiente a 2009-2010, se informa del fallecimiento del Académico de Número Luis Aparicio Valdez, acaecido el 25-06-2009. Así también, de la elección como nuevo Académico de Número de Mario Castillo Freyre (Vid. Jurídica Nº 298, de 13-04-2010), y de la promoción a Académicos Honorarios de Javier Pérez de Cuéllar y Luis Bedoya Reyes. Asimismo, el hondo pesar que causó la desaparición del reconocido maestro Luis Alberto Bramont Arias, sucedida el 8-01-2010 (Vid. Jurídica Nº 287, de 26-01-2010).
La gestión de Avendaño, dio cuenta que al 6-05-2010, cerraba su período con 28 Académicos de Número, quedando pendiente dos incorporaciones. Seis (6) Honorarios y 14 Académicos Correspondientes.
Finalmente, el anuario comentado inserta el discurso de Marcial Rubio Correa con motivo de la ceremonia de imposición de la Medalla Jorge Dintilhac a Jorge Avendaño, exponiendo sentimientos y experiencias de este destacado maestro con 51 años de relación estudiantil y profesional con la PUCP; y, asimismo, las palabras de agradecimiento del homenajeado. Obviamente, están todos los discursos de presentación de las nuevas incorporaciones así como de los incorporados en los períodos señalados. En este orden de ideas, también se registra la incorporación a la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires de Felipe Osterling Parodi como Académico Correspondiente. En verdad, es un discurso de especial valía y actualidad permanente para quienes estamos abocados a ser verdaderos abogados y no “operadores del derecho.”
APOSTILLA
El primer presidente de la APD fue Alberto Ulloa Sotomayor. Le sucedió José Luis Bustamante y Rivero. Luego Carlos Rodríguez Pastor, Javier Vargas Vargas y Max Arias-Schreiber Pezet.
---------------------
Anuario de la Academia Peruana de Derecho 2008-2010
(Publicado en Jurídica N° 357, de 31-05-2011)
Francisco José
DEL SOLAR ROJAS
Abogado por la PUCP y la U. Central de Venezuela (UCV)
Postgrados en derecho, historia y ciencias de la comunicación.
Profesor de Historia del derecho en la UIGV.
El día de ayer, lunes 30 de mayo, la Academia Peruana de Derecho (APD) cumplió 44 años, habida cuenta que fue fundada en 1967, en la misma fecha, registrando 33 Académicos Fundadores. Sin embargo, esta institución cuenta con una vieja y señera historia que parte a finales del siglo XIX y que aún está por investigar o descubrir, según los aportes de su past-presidente Fernando Vidal Ramírez (Vid. Jurídica Nº 231, de 30-12-2008).
EL CONSEJO DIRECTIVO
El Consejo Directivo de la APD que concluyó sus funciones en el año 2010, bajo la presidencia del jurista y profesor universitario Jorge Avendaño Valdez, ha puesto en circulación el Anuario que resume y deja constancia para la historia jurídica del país las actividades académicas desarrolladas en los períodos 2008-2009 y 2009-2010. Publicación editada por Gaceta Jurídica, en el mes de diciembre de 2010. Lima. 189 pp.
El Anuario reviste especial importancia porque da cuenta de la continuidad de la obra iniciada por Vidal Ramírez, quien reactivó la APD, en el año 1989, cuando ejerció el decanato del Ilustre Colegio de Abogados de Lima. Con este mismo criterio, en Jurídica Nº 231, de 30-12-2008, reseñamos la gestión de la directiva de la APD, correspondiente a los años 2006-2008, que condujo eficientemente Felipe Osterling Parodi. Ahí, afirmamos y no tenemos porque desdeñar los hechos iushistóricos, la APD renació como el Ave Fénix, a partir de la conducción de Vidal Ramírez, labor continuada por Osterling y Avendaño. Sin duda, un gran reto que ha asumido el constitucionalista Domingo García Belaunde, para el ejercicio 2010-2012, tal como lo reseñáramos en Jurídica Nº 316, de 17-08-2010.
EL ANUARIO 2008-2010
Contiene las memorias del presidente de los ejercicios cumplidos en los años indicados. Cabe destacar, por ejemplo, que el 5-06-2008, se incorporó formalmente como Académico Correspondiente el jurista español Antonio Garrigues Walker. El 13-08-2008 la APD rindió un sentido homenaje al Académico de Número Juan Chávez Molina. Asimismo, en la sesión del 9-09-2008, se acordó promover a los Académicos de Número, Enrique Vidal Cárdenas, Francisco Miró Quesada Cantuarias y Juan Chávez Molina a la condición de Académicos Honorarios.
En el año 2009, fueron incorporados como Académicos de Número, Héctor Ballón Lozada (Arequipa), Sigifredo Orbegoso Venegas (Trujillo) y Eduardo Ferrero Costa. Asimismo, la incorporación del jurista español Manuel Olivencia Ruiz, como Académico Correspondiente.
La memoria correspondiente al período 2008-2009, está fechada con 9-06-2009, y da cuenta que la APD está integrada por 30 Académicos de Número (Númerus clausus) previsto en sus estatutos, por 5 Académicos Honorarios y 14 Académicos Correspondientes.
En la gestión correspondiente a 2009-2010, se informa del fallecimiento del Académico de Número Luis Aparicio Valdez, acaecido el 25-06-2009. Así también, de la elección como nuevo Académico de Número de Mario Castillo Freyre (Vid. Jurídica Nº 298, de 13-04-2010), y de la promoción a Académicos Honorarios de Javier Pérez de Cuéllar y Luis Bedoya Reyes. Asimismo, el hondo pesar que causó la desaparición del reconocido maestro Luis Alberto Bramont Arias, sucedida el 8-01-2010 (Vid. Jurídica Nº 287, de 26-01-2010).
La gestión de Avendaño, dio cuenta que al 6-05-2010, cerraba su período con 28 Académicos de Número, quedando pendiente dos incorporaciones. Seis (6) Honorarios y 14 Académicos Correspondientes.
Finalmente, el anuario comentado inserta el discurso de Marcial Rubio Correa con motivo de la ceremonia de imposición de la Medalla Jorge Dintilhac a Jorge Avendaño, exponiendo sentimientos y experiencias de este destacado maestro con 51 años de relación estudiantil y profesional con la PUCP; y, asimismo, las palabras de agradecimiento del homenajeado. Obviamente, están todos los discursos de presentación de las nuevas incorporaciones así como de los incorporados en los períodos señalados. En este orden de ideas, también se registra la incorporación a la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires de Felipe Osterling Parodi como Académico Correspondiente. En verdad, es un discurso de especial valía y actualidad permanente para quienes estamos abocados a ser verdaderos abogados y no “operadores del derecho.”
APOSTILLA
El primer presidente de la APD fue Alberto Ulloa Sotomayor. Le sucedió José Luis Bustamante y Rivero. Luego Carlos Rodríguez Pastor, Javier Vargas Vargas y Max Arias-Schreiber Pezet.
---------------------
VI Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria-2010
JUSTICIA PREDECIBLE
VI Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria-2010
Francisco José
DEL SOLAR ROJAS
Maestro en Derecho penal. Profesor universitario.
Con el VI Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria, llevado a cabo en diciembre de 2010, se han realizado un total de “74 Acuerdos Plenarios”, desde el año 2005. En efecto, en este último Pleno, se aprobaron seis acuerdos: 1. Prescripción: problemas actuales; 2. Concurrencia de circunstancias agravantes específicas de distinto grado o nivel y determinación judicial de la pena; 3. Delito de lavados de activos; 4. Audiencia de tutela; 5. Incautación; y, 6. Acusación directa y proceso inmediato. Esto quiere decir, que desde 2005 a 2009 se efectuaron 68 acuerdos plenarios.
JUSTICIA PENAL PREDECIBLE
Lo importante es que todos ellos, están dirigidos a aclarar criterios, opiniones y actuaciones de los jueces penales en procesos o casos trascendentes donde hubo cierta o probable duda, y que con los “acuerdos adoptados” se establece el “Precedente vinculante” para desterrar, de una vez por todas, la práctica judicial incorrecta y altamente perjudicial a la seguridad jurídica. En concreto, lo que se busca y espera con este titánico esfuerzo de política jurisdiccional –realizar los Plenos– es asegurar que haya una justicia penal más predecible. De tal manera, que la impartición de justicia sea un servicio público eficiente, eficaz y predecible.
Este gran y loable empeño fue y es impulsado por jueces supremos dignos, honestos y sumamente capaces, como Francisco Artemio Távara Córdoba, Javier Villa Stein, César Eugenio San Martín Castro, José Luis Lecaros Cornejo, Víctor Roberto Prado Saldarriaga, entre otros. Justamente, San Martín, antes de ser elegido presidente del Poder Judicial y de la Corte Suprema de Justicia de la República, tuvo a su cargo la coordinación y realización del VI Pleno Jurisdiccional Supremo en materia penal que fue aprobado por Resolución Administrativa de la Presidencia del Poder Judicial Nº 179-2010-P-PJ, de 6 de agosto de 2010, suscrita por Villa Stein.
TEMÁTICA DEL VI PLENO
No cabe duda alguna que toda la temática del VI Plenario fue de suma importancia, empero, a los efectos de la aplicación del Código Procesal Penal 2004 (CPP-2004), revisten singular interés los puntos relacionados con el nuevo proceso penal. Estos son: la audiencia de tutela que desarrollo magistralmente el juez supremo provisional Hugo Herculano Príncipe Trujillo; la incautación a cargo del brillante jurista San Martín Castro; y, el proceso inmediato y la acusación directa que planteó proverbialmente el juez supremo provisional José Antonio Neyra Flores. Temas de actual problemática en la práctica procesal del nuevo Código, por lo que fueron objeto de gran discusión en el Pleno.
Este gran esfuerzo ha sido brillantemente coronado con la publicación y difusión de este libro que comentamos y que ha sido puesto en circulación para beneficio de la comunidad jurídica nacional por el Fondo Editorial del Poder Judicial, con el apoyo del Centro de Investigaciones Jurídicas, bajo la acertada dirección del destacado abogado y profesor universitario Helder Dominguez Haro. En verdad, por primera vez, hay una labor editorial continua de este importante Poder del Estado, que con esta entrega registra 13 publicaciones de primer orden tanto en calidad de contenido como de presentación.
CONFORMACIÓN DEL PLENO JURISDICCIONAL
La Sala Suprema Penal Permanente estuvo integrada por San Martín Castro (presidente) y por los jueces Lecaros Cornejo; Prado Saldarriaga, Príncipe Trujillo y Jorge Bayardo Calderón Castillo. La Sala Suprema Penal Transitoria fue presidida por Duberlí Apolinar Rodríguez Tineo y conformada por los jueces Elvia Barrios Alvarado, Roberto Barandiarán Dempwolf, José Antonio Neyra Flores y Jorge Omar Santa María Morillo.
A todos ellos nuestra más sincera felicitación por el extraordinario y ejemplar trabajo que, sin duda alguna, dignifica al juez peruano y al sistema de justicia nacional. Y, de igual manera, para el Equipo coordinador del VI Pleno dirigido eficiente y eficazmente por San Martín Castro y constituido por los profesores de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Julio César Espinoza Goyena y Joel Segura Alania, quienes contaron con el apoyo técnico de Domínguez Haro.
------------
VI Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria-2010
Francisco José
DEL SOLAR ROJAS
Maestro en Derecho penal. Profesor universitario.
Con el VI Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria, llevado a cabo en diciembre de 2010, se han realizado un total de “74 Acuerdos Plenarios”, desde el año 2005. En efecto, en este último Pleno, se aprobaron seis acuerdos: 1. Prescripción: problemas actuales; 2. Concurrencia de circunstancias agravantes específicas de distinto grado o nivel y determinación judicial de la pena; 3. Delito de lavados de activos; 4. Audiencia de tutela; 5. Incautación; y, 6. Acusación directa y proceso inmediato. Esto quiere decir, que desde 2005 a 2009 se efectuaron 68 acuerdos plenarios.
JUSTICIA PENAL PREDECIBLE
Lo importante es que todos ellos, están dirigidos a aclarar criterios, opiniones y actuaciones de los jueces penales en procesos o casos trascendentes donde hubo cierta o probable duda, y que con los “acuerdos adoptados” se establece el “Precedente vinculante” para desterrar, de una vez por todas, la práctica judicial incorrecta y altamente perjudicial a la seguridad jurídica. En concreto, lo que se busca y espera con este titánico esfuerzo de política jurisdiccional –realizar los Plenos– es asegurar que haya una justicia penal más predecible. De tal manera, que la impartición de justicia sea un servicio público eficiente, eficaz y predecible.
Este gran y loable empeño fue y es impulsado por jueces supremos dignos, honestos y sumamente capaces, como Francisco Artemio Távara Córdoba, Javier Villa Stein, César Eugenio San Martín Castro, José Luis Lecaros Cornejo, Víctor Roberto Prado Saldarriaga, entre otros. Justamente, San Martín, antes de ser elegido presidente del Poder Judicial y de la Corte Suprema de Justicia de la República, tuvo a su cargo la coordinación y realización del VI Pleno Jurisdiccional Supremo en materia penal que fue aprobado por Resolución Administrativa de la Presidencia del Poder Judicial Nº 179-2010-P-PJ, de 6 de agosto de 2010, suscrita por Villa Stein.
TEMÁTICA DEL VI PLENO
No cabe duda alguna que toda la temática del VI Plenario fue de suma importancia, empero, a los efectos de la aplicación del Código Procesal Penal 2004 (CPP-2004), revisten singular interés los puntos relacionados con el nuevo proceso penal. Estos son: la audiencia de tutela que desarrollo magistralmente el juez supremo provisional Hugo Herculano Príncipe Trujillo; la incautación a cargo del brillante jurista San Martín Castro; y, el proceso inmediato y la acusación directa que planteó proverbialmente el juez supremo provisional José Antonio Neyra Flores. Temas de actual problemática en la práctica procesal del nuevo Código, por lo que fueron objeto de gran discusión en el Pleno.
Este gran esfuerzo ha sido brillantemente coronado con la publicación y difusión de este libro que comentamos y que ha sido puesto en circulación para beneficio de la comunidad jurídica nacional por el Fondo Editorial del Poder Judicial, con el apoyo del Centro de Investigaciones Jurídicas, bajo la acertada dirección del destacado abogado y profesor universitario Helder Dominguez Haro. En verdad, por primera vez, hay una labor editorial continua de este importante Poder del Estado, que con esta entrega registra 13 publicaciones de primer orden tanto en calidad de contenido como de presentación.
CONFORMACIÓN DEL PLENO JURISDICCIONAL
La Sala Suprema Penal Permanente estuvo integrada por San Martín Castro (presidente) y por los jueces Lecaros Cornejo; Prado Saldarriaga, Príncipe Trujillo y Jorge Bayardo Calderón Castillo. La Sala Suprema Penal Transitoria fue presidida por Duberlí Apolinar Rodríguez Tineo y conformada por los jueces Elvia Barrios Alvarado, Roberto Barandiarán Dempwolf, José Antonio Neyra Flores y Jorge Omar Santa María Morillo.
A todos ellos nuestra más sincera felicitación por el extraordinario y ejemplar trabajo que, sin duda alguna, dignifica al juez peruano y al sistema de justicia nacional. Y, de igual manera, para el Equipo coordinador del VI Pleno dirigido eficiente y eficazmente por San Martín Castro y constituido por los profesores de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Julio César Espinoza Goyena y Joel Segura Alania, quienes contaron con el apoyo técnico de Domínguez Haro.
------------
Instituto Riva-Agüero: 64 años (1947-2011)
CELEBRACIÓN
Instituto Riva-Agüero: 64 años (1947-2011)
(Publicado en Jurídica N° 356, de 24-05-2011)
José
DE LA PUENTE BRUNKE
Doctor en historia
Director del Instituto Riva-Agüero PUCP
En nuestro país no son muchas las instituciones que tienen larga vida. Un ejemplo de institución ya longeva nos lo da el Instituto Riva-Agüero, entidad que este 18 de mayo cumple 64 años dedicados a la difusión de actividades académicas en el ámbito de las Humanidades, y que ha mostrado un indiscutible compromiso con el estudio de la cultura peruana. No en vano lleva el nombre de uno de los principales humanistas y juristas del siglo XX peruano, don José de la Riva-Agüero y Osma. Al celebrar un aniversario más de la fundación de nuestro Instituto, queremos compartir parte de nuestra historia, metas y actividades futuras, a través del Semanario Jurídica.
El Instituto no puede ser concebido sin hacer referencia a la vida del personaje que le da nombre, a la casa que lo alberga y a su organización, producción y actividades. Es así que, a través de estas páginas, iremos conociendo un poco más al personaje, la casa y el Instituto.
JOSÉ DE LA RIVA - AGÜERO Y OSMA: INTELECTUAL Y POLÍTICO.
José de la Riva-Agüero y Osma nació en Lima el 26 de febrero de 1885, del matrimonio compuesto por José Carlos de la Riva-Agüero y Riglos y María de los Dolores de Osma y Sancho-Dávila. Descendía de importantes familias de origen virreinal, y de esos linajes provenía también la fortuna y la tradición que heredó. Riva-Agüero ostentaba el título nobiliario de Marqués de Montealegre de Aulestia, recibido por sus antepasados españoles. Heredó también de su familia un notable sentido de responsabilidad respecto de sus deberes como destacado miembro de la clase dirigente peruana.
Fue un alumno brillante en el colegio de los Sagrados Corazones (Recoleta), y destacó aun más en los estudios universitarios en las Facultades de Filosofía y Letras y Derecho de la Universidad de San Marcos. Fortaleció allí su interés por la investigación en historia y literatura peruanas, renovando el conocimiento en ambos campos con sus tesis El carácter de la literatura en el Perú independiente y La historia en el Perú, la primera de las cuales mereció la felicitación de Miguel de Unamuno, y la segunda el reconocimiento de la intelectualidad de esa época y de generaciones posteriores.
El estudio de la realidad peruana fue de vital importancia para Riva-Agüero. En 1912 emprendió un viaje a lomo de mula hacia la sierra sur del país, fruto del cual fue el libro Paisajes Peruanos, interpretación del Perú no superada, según sostuvo Raúl Porras Barrenechea. Esta experiencia, no tenida por otro político o intelectual limeño contemporáneo a Riva-Agüero, fue la génesis de su tesis de la afirmación del mestizaje de nuestra cultura, que defendió a lo largo de su vida. La crítica de ese entonces no quiso reconocer el mérito que tuvo Riva-Agüero como estudioso de la cultura andina, sobre la que dictó un muy erudito curso en nuestra Casa de Estudios en 1937. En ese sentido, también vale la pena mencionar que fue asesor de estudiosos más jóvenes como Luis E. Valcárcel y Julio C. Tello.
Su obra intelectual lo condujo indiscutiblemente a la política, animado siempre por su gran conocimiento de la historia peruana y, sobre todo, por la conciencia del deber y el compromiso que sentía con la búsqueda del beneficio del país. Sus proyectos del Partido Nacional Democrático y de Acción Patriótica fueron en su momento objeto de burla y de combate carente de ideas, centrado más bien en el ataque personal a quien parecía encarnar valores anacrónicos. Un ejemplo de tal animadversión es la antojadiza versión de haber sido Riva-Agüero un hombre ajeno al Perú y a su problemática. Los hechos reales indican que Riva-Agüero sólo se alejó del Perú en un forzado exilio signado por su lucha contra el gobierno de Augusto B. Leguía, entre 1919 y 1930. Su estadía europea y sus estudios de literatura y arte italiano entre los años de 1920 a 1930 lo vincularon con Roma y sus intelectuales. Todo ello marca este momento y explica su entusiasmo por las expresiones artísticas europeas.
A su regreso, y luego del gobierno de Luis M. Sánchez Cerro, colaboró activamente con la administración de Oscar R. Benavides, lo que lo llevó a presidir el Consejo de Ministros y asumir la Cartera de Justicia e Instrucción. Sin embargo, se alejó cuando sus principios religiosos le impidieron seguir participando en el gobierno. Como se sabe, don José se opuso a colocar su rúbrica en la ley que aprobaba el divorcio absoluto. Su actitud fue muy criticada y de manera intolerante; no fue valorada su entereza de principios.
Dedicó sus últimos años de vida al proyecto del que no se sentiría defraudado: su apoyo decidido a la marcha de la Universidad Católica del Perú, institución de la cual exaltaba su rigor y disciplina académicas. Participó en las actividades institucionales como docente y miembro del Consejo Superior -luego Consejo Universitario-, y se preocupó por tomar las providencias necesarias para que, a su muerte, su fortuna pudiera contribuir al sostenimiento de la Universidad y consolidar así su futuro económico. Una vez más, se le acusó de clerical y aristocratizante, pues su actitud favorecería la educación confesional y elitista en el país. Ahora sabemos, sin embargo, que ese gesto de gran generosidad y compromiso con la Universidad (inédito en nuestra historia republicana) es una de las razones de peso gracias a las cuales en la Pontificia Universidad Católica del Perú estudian muchos jóvenes talentosos que de otro modo no podrían sufragar los costos de una educación de calidad.
José de la Riva-Agüero –a quien el ideólogo mexicano José Vasconcelos se refirió como “el presidente que el Perú merecía”- falleció el 25 de octubre de 1944, a los 59 años de edad. Para honrar su memoria, el 18 de mayo de 1947 la Pontificia Universidad Católica del Perú creó, en la casa en que nació y vivió este ilustre peruano, nuestro Instituto, como un centro de investigación dedicado a los estudios humanistas y a los temas peruanos.
LA CASA RIVA-AGÜERO
Durante el período virreinal, en una Lima muy pequeña, ricos y pobres compartían los mismos espacios urbanos. Las viviendas de los ricos no se encontraban en barrios exclusivos o segregados del resto de la población. La tendencia inicial, desde la fundación de la ciudad por Francisco Pizarro el 18 de enero de 1535, fue que las casas y solares de los vecinos más notables se dispusieran en torno o cerca de la Plaza Mayor. Sin embargo, muy pronto se entremezclaron no sólo con iglesias y conventos, sino con tiendas, pequeñas casas y callejones, ocupados por gente de todos los estratos sociales y de las diversas razas existentes en el Virreinato.
La casa Riva-Agüero, dada su ubicación, puede ser considerada como uno de los pocos solares virreinales, de propiedad de una familia de alcurnia, que quedan en Lima y se conservan en buen estado. La disposición del inmueble a dos cuadras de la Plaza de Armas o Plaza Mayor, ratifica el linaje de sus ilustres propietarios, incluyendo el heredero final. Ubicada en la calle de Lártiga, hoy cuarta cuadra del Jirón Camaná, forma parte de lo que actualmente conocemos como el Centro Histórico de Lima.
La casa Riva-Agüero es una notable expresión de la arquitectura civil limeña, construida en el último tercio del siglo XVIII por el coronel español Domingo Ramírez de Arellano, para ser utilizada como casa familiar por él y sus descendientes. Es un claro ejemplo de casa limeña que, por las distintas etapas de su construcción y reconstrucción, combina diversos modos y estilos arquitectónicos. La planta de dos patios, típicamente española del siglo XVI, armoniza con una fachada neoclásica de finales del siglo XVIII y detalles arquitectónicos de influencia francesa de mediados del siglo XIX.
La fachada, de línea muy limpia, combina una elegante portada con dos balcones republicanos y ventanas con rejas ricamente ornamentadas. El zaguán conduce al patio principal de la casa, de hermosa proporción, con una galería que va por los cuatro costados del segundo piso y decorado con un cañón del siglo XVIII, encontrado recientemente bajo el piso del mismo patio.
En el patio principal se encuentra, hacia el lado derecho, la capilla familiar, con un magnífico cuadro de la Pasión de Cristo sobre el altar. A su lado está la escalera que conduce al segundo piso, acondicionado hoy en día como Museo y donde estaban los dormitorios de la casa familiar. Frente a la capilla se encuentran dos salones de recepción en los que se ha preservado el mobiliario y la decoración original, constituida principalmente por muebles y enseres de los siglos XVIII y XIX, de estilo neoclásico y del Segundo Imperio. La casa Riva-Agüero atesora parte de los muebles originales de la familia propietaria y colecciones de obras artísticas, tanto del tiempo virreinal como de las décadas iniciales de la vida republicana. Hermosos jarrones, candelabros y espejos se complementan con cuadros de antiguos miembros de la familia, antepasados todos de José de la Riva-Agüero, y otros cuadros de motivos paisajísticos y religiosos.
En lo que era el salón principal de la casa se ha ambientado el salón de conferencias del Instituto Riva-Agüero. En el antiguo comedor hay ahora una amplia sala de lectura, usada también como salón de clase. En un ala lateral del salón principal está lo que era el estudio y escritorio de Riva-Agüero, y a su lado la ahora Sala Víctor Andrés Belaunde.
Finalmente, en la parte posterior, un patio sevillano con fuente y una escalera auxiliar al segundo piso completan la majestuosa casa, hito arquitectónico monumental del centro histórico de Lima. La casa fue declarada monumento histórico-artístico el 17 de abril de 1958, por lo que actualmente está considerada como patrimonio cultural de nuestro país.
EL INSTITUTO RIVA - AGÜERO
El Instituto Riva-Agüero (IRA) fue fundado el 18 de mayo de 1947 en homenaje y recuerdo de don José de la Riva-Agüero y Osma, catedrático y principal benefactor de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). El IRA es una unidad académica de la PUCP, dedicada a la investigación académica y a la difusión de las disciplinas humanísticas y de la cultura peruana.
El Instituto Riva-Agüero está establecido en la casa donde vivió don José hasta casi sus últimos años, y donde funcionaron hasta 1974 la administración central de la Universidad, la Facultad de Derecho y el propio Instituto, única unidad académica de la Universidad que ha continuado residiendo en esta casona colonial. En esta sede se conservan los muebles y otros enseres de la familia de Riva-Agüero y, sobre todo, la valiosísima biblioteca y el archivo histórico y personal que él acumuló durante su vida y que hoy están al servicio de los estudiosos de historia, literatura, lingüística y, en general, de las humanidades. Tanto el archivo como la biblioteca han sido notablemente incrementados con la adquisición mediante compra, donación o cesión en uso de diversas colecciones, entre las que se incluyen la colección Denegri, documentación de presidentes del Perú, como José Luis Bustamante y Rivero, y de antiguos directores del IRA e intelectuales como Víctor Andrés Belaunde.
El Instituto fomenta también la difusión de la cultura peruana a través de dos museos. En uno se reúnen los frutos de trabajos arqueológicos desarrollados por personal del antiguo Seminario de Arqueología, y en el otro se conservan numerosas y muy valiosas manifestaciones del arte y las tradiciones populares. Así, la vida del IRA se desarrolla a través de sus cuatro unidades de servicios académicos (los dos museos, el Archivo y la Biblioteca) y de las actividades de los grupos de investigación que los propios miembros del Instituto promueven. Se rige además por un Consejo Directivo que se renueva cada tres años, y por una Asamblea General, conformada por los miembros ordinarios del IRA.
El IRA no puede ser concebido sin sus actuales unidades académicas, que son el soporte fundamental de nuestra Institución
LA BIBLIOTECA DEL IRA
La Biblioteca Riva-Agüero (BIRA), inició sus servicios el 18 de mayo de 1947, fecha de creación del Instituto, con el fondo bibliográfico de la colección personal de don José de la Riva-Agüero y Osma, y a través de los años este fondo se ha incrementado por la compra directa, canjes y donativos particulares y de personas allegadas al Instituto. En 64 años de existencia ha atendido a varias generaciones de investigadores, alumnos y público nacional y extranjero interesados en temas peruanos. El reconocimiento a su permanente labor como difusora del pensamiento y la cultura de nuestro país se expresa en la incorporación a sus colecciones del patrimonio bibliográfico personal de destacados personajes de la cultura y de la política de nuestro país.
En la actualidad reúne algo más de 80,000 títulos de libros, además de 3444 títulos de revistas y 1322 títulos de periódicos. Destaca la colección completa del Mercurio Peruano (1791-1795), el Diario de Lima (1790-1792), la colección casi completa del diario El Comercio (1839- a la fecha), el diario El Peruano (desde 1839), y otros como La Prensa, El Pueblo (Arequipa), la Gaceta Judicial (1891-1893) y El Perú Ilustrado (1887).
Posee además cerca de 5000 folletos que se remontan al siglo XIX; un valioso Fondo Reservado compuesto de 4000 obras de los siglos XVI al XVIII, y que corresponden, la mitad, a ediciones europeas y americanas. A partir del 6 de diciembre del año 2002, se tiene la Colección Felix Denegri Luna, con 24 000 títulos, incluyendo diarios y revistas. La calidad de sus fondos le ha otorgado un lugar entre las principales bibliotecas peruanistas de instituciones académicas del Perú. Y en su proyección hacia el futuro, se prepara para servir a los investigadores desde un centro de información virtual acorde con las demandas de los tiempos actuales.
Al tratarse de una biblioteca especializada desde su origen, el desarrollo de sus colecciones es determinado por las áreas de Humanidades que promueve el Instituto y por el enfoque peruanista de las diversas materias, que son la arqueología, las artes y la cultura popular, la filosofía, la historia, la literatura y lingüística y la historia del derecho. También el desarrollo de las colecciones abarca otros propósitos que están relacionados con el fortalecimiento de la rica hemeroteca, con la preservación del patrimonio bibliográfico y con la actualización de los fondos que se nutren de investigaciones recientes que llegan a la biblioteca. Sin embargo, el área más importante de nuestra colección corresponde a la de Historia del Perú. En ella, podemos encontrar la casi totalidad de las obras de los principales historiadores peruanos, como es el caso del propio José de la Riva-Agüero y Osma, Jorge Guillermo Leguía, Raúl Porras Barrenechea, Rubén Vargas Ugarte, Víctor Andrés Belaunde, Alberto Tauro del Pino, Jorge Basadre Grohmann, Félix Denegri Luna, Guillermo Lohmann Villena y Franklin Pease, entre otros.
Actualmente la Biblioteca apuesta además por la virtualización de sus archivos, brindando de esta manera un servicio en línea más cercano. El servicio de biblioteca virtual tiene como objetivo dar acceso a un corpus seleccionado de información especializada que requiere todo estudioso de las Humanidades. La Biblioteca del Instituto Riva-Agüero, en su permanente afán de servicio, incorpora en sus estrategias de organización las herramientas que, gracias al desarrollo de las tecnologías de la información en un avance acelerado, se han puesto a disposición de las sociedades del siglo XXI.
La biblioteca virtual ofrece los siguientes espacios de consulta:
BASES DE DATOS PUCP (suscritas por la PUCP, se consultan a través del campo virtual). El acceso es mediante el enlace a la página de la Biblioteca Central y además se ha incorporado el acceso directo a una selección de revistas de interés, algunas de la PUCP y de otras universidades peruanas, en las áreas y especialidades de Antropología, Arqueología, Arte Popular y Folklore, Etnohistoria, Historia, Lingüística y Literatura, extraídas de las bases de datos JSTOR y Science Direct ; referencias a títulos de revistas en las bases EBSCO y HAPPY ONLINE.
Se incluye también acceso libre a LATIN INDEX, SCIELO y REDALYC, bases de datos con contenidos sobre investigaciones de interés latinoamericano.
- Libros digitalizados de Riva-Agüero. Acceso a la lectura directa de 5 volúmenes de las Obras Completas de don José de la Riva-Agüero, sobre el Perú y 1 volumen de ensayos de literatura.
- Periódicos. (Aún en proceso): contendrá el catálogo de periódicos de la Hemeroteca del IRA, incluyendo los periódicos de la colección Denegri.
- Colecciones de donantes. (En proceso): acceso a los catálogos de INVENTARIO de bibliotecas privadas que fueron donadas a la biblioteca del IRA. Se inicia con los catálogos de las colecciones Víctor Andrés Belaunde y Guillermo Lohmann Villena. Se puede consultar por AUTOR y TITULO. La información del registro catalográfico completo está en el catálogo general de la PUCP.
- Enlaces de interés. Acceso a páginas Webs de instituciones de interés para las especialidades que atiende la biblioteca del IRA; también acceso a multiservicios, a redes de bibliotecas y archivos especializados de instituciones nacionales y extranjeras y a bibliotecas nacionales, entre otros.
La actual directora de la Biblioteca del IRA, Gilda Cogorno Ventura, tiene la difícil tarea de mantener nuestra Biblioteca dentro del rubro de los repositorios especializados más importantes del país, y sobre todo, de seguir incrementando el fondo bibliográfico, tanto en físico como en el repositorio virtual a través de la página web.
EL ARCHIVO HISTÓRICO RIVA-AGÚERO (AHRA)
Se fundó el 21 de febrero de 1975. Llegó a la Universidad por legado testamentario de José de la Riva-Agüero y Osma, quien dejó estipulada la formación de un archivo con los documentos que había heredado de sus antepasados. A ésos se agregaron los que el mismo don José generó a lo largo de su vida. Esta colección constituye el fondo original del Archivo y está integrada por documentos de índole económica, política, social y artística, que comprenden desde el siglo XVI hasta el siglo XX. El documento más antiguo es del año 1542, que se preserva como joya documental. El epistolario de Riva-Agüero, compuesto por alrededor de 40,000 piezas, se erige como uno de los más completos e importantes del siglo XX en el Perú.
La solidez institucional y el prestigio académico del Instituto y de nuestra Universidad han permitido que a través de los años el fondo documental se haya incrementado considerablemente con colecciones provenientes de connotados personajes de la vida pública e intelectual peruana. Entre ellas, podemos mencionar los corpus documentales que pertenecieron a José Luis Bustamante y Rivero, Víctor Andrés Belaunde, Albert Giesecke, Manuel de Mendiburu, José Toribio Polo, etc.
Actualmente nuestro archivo se ha convertido en uno de los repositorios privados más importantes del país y en el único en su género que da servicio al público. Además, posee una valiosa colección de fotografías de los siglos XIX y XX, que en la actualidad se quieren poner en valor para el beneficio de nuestros investigadores. A partir del año 2010, el Archivo Histórico también ingresa en el tema de la virtualización de sus catálogos, que pueden ser ahora consultados desde cualquier parte del mundo a través de la página web del Instituto, sección Archivo Histórico, sección Colecciones. Allí se encuentra la gran mayoría de los catálogos para que puedan ser consultados por investigadores del Perú y del extranjero.
El AHRA está encargado de la publicación de la obra inédita de José de la Riva-Agüero y Osma, así como de otros documentos de interés. Hemos publicado diez tomos del Epistolario de Riva-Agüero, una edición popular de Paisajes Peruanos, la Real Cédula de 1802 de reintegración de Maynas al Perú; además del CD-ROM titulado De calles, balcones y plazuelas. Lima y su historia gráfica. Siglos XIX y XX.
De otro lado, el archivo no puede ser concebido sin sus colaboradores, alumnos de la PUCP como de otras universidades que vienen a realizar sus prácticas en nuestra Institución. La jefa del Archivo-Histórico Riva-Agüero, Ada Arrieta Álvarez, complementa además la práctica de los alumnos con el dictado del interesante curso de Paleografía Hispanoamericana del siglo XVI, materia fundamental para entender la escritura de textos antiguos y realizar el análisis de los documentos del archivo. Este curso es una materia fija que ofrece el Instituto para alumnos en general; y la Universidad Católica lo ofrece para los alumnos que estudian en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas.
El Archivo además ofrece servicios de asesoría para investigadores y entidades interesadas en utilizar nuestro fondo documental y fotográfico para publicaciones de temática diversa, tanto a nivel nacional como internacional. Poseemos documentos e imágenes fotográficas ya digitalizadas o en proceso, que optimizan la investigación.
En estos más de 35 años de trayectoria, podemos decir que el Archivo Histórico Riva-Agüero está más vigente que nunca, y con el permanente propósito de seguir actualizando sus catálogos para ingresarlos en la página web institucional, facilitando el trabajo al investigador en el acopio de su información.
EL MUSEO DE ARTES Y TRADICIONES POPÚLARES DEL IRA
El Museo de Artes y Tradiciones Populares (MATP) se creó el 25 de Octubre de 1979, recibiendo en un principio las donaciones de Mildred Merino de Zela, y de Mariano Benites, entre otros importantes coleccionistas.
Este fondo está compuesto por aproximadamente 8,000 piezas, recolectadas con paciencia y dedicación. Entre ese material, es de destacar la Colección de la Sucesión Jiménez Borja, compuesta por máscaras, indumentaria tradicional de distintas regiones, mates, instrumentos musicales y lienzos. Del mismo modo, se mantiene la Colección Elvira Luza, acopiada en los años cuarenta del siglo pasado, integrada por más de 600 piezas, entre las que resaltan los objetos de cerámica tradicional, retablos, imaginería, pinturas populares, mates burilados, juguetes de madera y hojalatería. Gracias a la colaboración de Promperú, dicha colección ha sido puesta en valor. La Colección Doris Gibson, recientemente restaurada para su preservación, está compuesta por piezas de imaginería elaboradas por famosos y reconocidos artesanos del Cuzco como Santiago Rojas y los Mendívil. Especialmente importante es el Hábeas Christi, integrado por más de mil personajes, elaborado por Hilario y Georgina Mendívil, pues es el único ejemplo de imaginería de estos famosos artesanos.
El Museo está más presente que nunca en exposiciones, tanto nacionales como internacionales. Se realiza un trabajo en conjunto con sectores del Estado y de la empresa privada, para llevar a cabo las exposiciones itinerantes que se han logrado a través de los años.
Consciente además de su compromiso con la cultura, el Jefe del Museo, Luis Repetto Málaga, ha aceptado la conducción de un programa innovador en nuestro medio. Hablamos del programa “Museos puertas abiertas”, espacio cultural conducido por Repetto Málaga a través de la señal estatal de TV Perú, donde día a día se nos facilita el ingreso al mundo museístico de nuestro país, no solamente a nivel local sino a nivel nacional.
El MATP participa además de la Feria de los Museos, que organiza en conjunto la Municipalidad Metropolitana de Lima y, desde el año 2008, la Red de Museos del Centro Histórico de Lima, entidad cuya creación está ligada a otro de los Museos pertenecientes al Instituto: el Museo de Arqueología Josefina Ramos de Cox.
EL MUSEO DE ARQUEOLOGÍA “Josefina Ramos de Cox”
El Museo de Arqueología “Josefina Ramos de Cox” (MAJRC), fue creado por acuerdo del Consejo Directivo del Instituto Riva-Agüero en diciembre de 1971 a propuesta de la doctora Josefina Ramos de Cox para difundir el valioso legado de colecciones arqueológicas documentadas. El 13 de agosto de 1974 se ratifica por resolución del Consejo Ejecutivo de la Pontificia Universidad Católica del Perú y se designa al Museo de Arqueología con el nombre de la doctora Ramos de Cox para honrar su memoria y su obra. El Museo es la unidad de servicios académicos encargada de conducir, custodiar, organizar, conservar e incrementar las colecciones arqueológicas, y difundir a través de exposiciones la cultura de Lima prehispánica principalmente, así como también los procesos culturales de todo el Perú, y dedicada a promover y apoyar la investigación, de acuerdo con las disposiciones legales vigentes.
Las colecciones son de carácter arqueológico e histórico. Las colecciones excavadas en Pando, Tablada y la Casona O´Higgins documentan el devenir histórico cultural de Lima desde la época prehispánica hasta los primeros años de vida republicana. El Museo además cuenta con colecciones donadas por particulares, entre los que destacan las colecciones Soldi, Versteylen, Arias Schreiber, entre otras, compuestas por textiles, cerámica, lítico, metales, entre otros materiales, que aportan datos importantes sobre las culturas Paracas, Ocucaje, Nasca, Ica-Chincha, Chimú, Chancay, etc. Finalmente, somos custodios de un conjunto de piezas excavadas en Madre de Dios, en la Selva Sur.
Las actividades del Museo están basadas en las expectativas pedagógicas, turísticas y académicas de nuestros visitantes. Coordinamos programas con la Municipalidad Metropolitana de Lima y con la Asociación de Comerciantes del Jirón de la Unión; desarrollamos un programa con los docentes de los colegios del centro histórico, denominado Tertulias Pedagógicas, y el Museo ha sido además el gestor de un gran proyecto: “La Red de Museos del Centro Histórico de Lima”, que agrupa a 32 museos que custodian bienes culturales que nos permiten observar las diversas formas de hacer cultura en la humanidad. El Centro Histórico es, en sí mismo, un gran ecomuseo cuyas calles y monumentos nos recuerdan el largo y continuo proceso de su construcción como la ciudad capital. De allí la vital importancia de la constitución de esta Red, cuya primera presidencia estuvo bajo la batuta de la jefa del Museo de Arqueología Josefina Ramos de Cox, Inés del Aguila Ríos.
El museo tiene como visión ser líder en investigación arqueológica, para sistematizar la evidencia material de la continuidad histórica de Lima, y asimismo liderar la puesta museológica de acuerdo con las expectativas pedagógicas de nuestra sociedad.
A esta importante experiencia académica en la recuperación de la historia prehispánica de la comarca limeña, se une la ventaja de haber tenido, hasta el año 2008, como sede permanente un histórico inmueble, testigo de la historia virreinal y republicana, ubicado en la tradicional calle de Espaderos, quinta cuadra del Jirón de la Unión, conocido como "Casa de O’Higgins", por haber vivido allí los últimos años de su vida el libertador y Gran Mariscal D. Bernardo O’Higgins Riquelme.
A partir del año 2010, sigue su labor en otro local de la PUCP, al pie de una de las más notables plazoletas: la Plaza Francia, antes llamada Plazoleta de la Recoleta, que tiene como emblema el templo de la Recoleta, de estilo neogótico.
PROYECCIÓN INSTITUCIONAL
Para la actual gestión que inicia el año 2011, anunciamos un fortalecimiento de la investigación, una mayor vinculación con las actividades del campus de San Miguel y un mayor impacto del IRA en la vida cultural del Centro de Lima.
La investigación en humanidades y en ciencias sociales no se entiende sin el IRA. Incluso la historia de la Universidad Católica no se entiende sin el Instituto. Aquí nacieron los seminarios de investigación y se forjaron las vocaciones académicas durante décadas. Esto no es solamente un reducto del pasado, anclado en el Centro de Lima, donde todo tiempo pasado fue mejor, sino que tiene un dinamismo propio que queremos impulsar y trascender.
En el tema de Investigación, desde el año pasado las investigaciones tienen un esquema más flexible, que se consolidará en esta nueva gestión. El nuevo reglamento centra la vida del IRA ya no en torno a secciones de historia, filosofía, derecho o literatura, sino en grupos de investigación, la mayoría interdisciplinarios.
Todo miembro ordinario del IRA puede plantear la formación de un grupo, que será coordinado por un miembro del área e integrado por otros, incluso personas ajenas al instituto que tendrían que incorporarse como miembros asociados o colaboradores. A la fecha, tenemos cinco grupos constituidos cuya temática e integrantes pueden ser consultados en nuestra página web.
Próximamente, tendremos dos nuevos grupos de estudio y de investigación: el Grupo Peruano de Derecho Notarial y Registral dirigido por la profesora Elena Vivar y el Grupo Peruano de Historia del Derecho, cuya instalación será el viernes 27 de mayo y cuya coordinación estará a cargo del subdirector del Instituto Riva-Agüero, doctor Carlos Ramos Núñez. Este último grupo tendrá subsecciones de historia del Derecho precolombino (coordinado por Francisco José del Solar Rojas), Derecho Indiano (coordinado por José de la Puente Brunke), así como áreas de Derecho Canónico, Derecho Republicano y Moderno e Historia del Derecho comparado.
Por otro lado, no podemos dejar de lado la importancia de la difusión de nuestras investigaciones a través de nuestra Librería IRA, ubicada en nuestro local Institucional y a través de la cual se difunde además publicaciones no sólo propias, sino de diferentes casas editoras, complementando así el apoyo al investigador que nos visita buscando diferentes fuentes bibliográficas.
------------------------
Instituto Riva-Agüero: 64 años (1947-2011)
(Publicado en Jurídica N° 356, de 24-05-2011)
José
DE LA PUENTE BRUNKE
Doctor en historia
Director del Instituto Riva-Agüero PUCP
En nuestro país no son muchas las instituciones que tienen larga vida. Un ejemplo de institución ya longeva nos lo da el Instituto Riva-Agüero, entidad que este 18 de mayo cumple 64 años dedicados a la difusión de actividades académicas en el ámbito de las Humanidades, y que ha mostrado un indiscutible compromiso con el estudio de la cultura peruana. No en vano lleva el nombre de uno de los principales humanistas y juristas del siglo XX peruano, don José de la Riva-Agüero y Osma. Al celebrar un aniversario más de la fundación de nuestro Instituto, queremos compartir parte de nuestra historia, metas y actividades futuras, a través del Semanario Jurídica.
El Instituto no puede ser concebido sin hacer referencia a la vida del personaje que le da nombre, a la casa que lo alberga y a su organización, producción y actividades. Es así que, a través de estas páginas, iremos conociendo un poco más al personaje, la casa y el Instituto.
JOSÉ DE LA RIVA - AGÜERO Y OSMA: INTELECTUAL Y POLÍTICO.
José de la Riva-Agüero y Osma nació en Lima el 26 de febrero de 1885, del matrimonio compuesto por José Carlos de la Riva-Agüero y Riglos y María de los Dolores de Osma y Sancho-Dávila. Descendía de importantes familias de origen virreinal, y de esos linajes provenía también la fortuna y la tradición que heredó. Riva-Agüero ostentaba el título nobiliario de Marqués de Montealegre de Aulestia, recibido por sus antepasados españoles. Heredó también de su familia un notable sentido de responsabilidad respecto de sus deberes como destacado miembro de la clase dirigente peruana.
Fue un alumno brillante en el colegio de los Sagrados Corazones (Recoleta), y destacó aun más en los estudios universitarios en las Facultades de Filosofía y Letras y Derecho de la Universidad de San Marcos. Fortaleció allí su interés por la investigación en historia y literatura peruanas, renovando el conocimiento en ambos campos con sus tesis El carácter de la literatura en el Perú independiente y La historia en el Perú, la primera de las cuales mereció la felicitación de Miguel de Unamuno, y la segunda el reconocimiento de la intelectualidad de esa época y de generaciones posteriores.
El estudio de la realidad peruana fue de vital importancia para Riva-Agüero. En 1912 emprendió un viaje a lomo de mula hacia la sierra sur del país, fruto del cual fue el libro Paisajes Peruanos, interpretación del Perú no superada, según sostuvo Raúl Porras Barrenechea. Esta experiencia, no tenida por otro político o intelectual limeño contemporáneo a Riva-Agüero, fue la génesis de su tesis de la afirmación del mestizaje de nuestra cultura, que defendió a lo largo de su vida. La crítica de ese entonces no quiso reconocer el mérito que tuvo Riva-Agüero como estudioso de la cultura andina, sobre la que dictó un muy erudito curso en nuestra Casa de Estudios en 1937. En ese sentido, también vale la pena mencionar que fue asesor de estudiosos más jóvenes como Luis E. Valcárcel y Julio C. Tello.
Su obra intelectual lo condujo indiscutiblemente a la política, animado siempre por su gran conocimiento de la historia peruana y, sobre todo, por la conciencia del deber y el compromiso que sentía con la búsqueda del beneficio del país. Sus proyectos del Partido Nacional Democrático y de Acción Patriótica fueron en su momento objeto de burla y de combate carente de ideas, centrado más bien en el ataque personal a quien parecía encarnar valores anacrónicos. Un ejemplo de tal animadversión es la antojadiza versión de haber sido Riva-Agüero un hombre ajeno al Perú y a su problemática. Los hechos reales indican que Riva-Agüero sólo se alejó del Perú en un forzado exilio signado por su lucha contra el gobierno de Augusto B. Leguía, entre 1919 y 1930. Su estadía europea y sus estudios de literatura y arte italiano entre los años de 1920 a 1930 lo vincularon con Roma y sus intelectuales. Todo ello marca este momento y explica su entusiasmo por las expresiones artísticas europeas.
A su regreso, y luego del gobierno de Luis M. Sánchez Cerro, colaboró activamente con la administración de Oscar R. Benavides, lo que lo llevó a presidir el Consejo de Ministros y asumir la Cartera de Justicia e Instrucción. Sin embargo, se alejó cuando sus principios religiosos le impidieron seguir participando en el gobierno. Como se sabe, don José se opuso a colocar su rúbrica en la ley que aprobaba el divorcio absoluto. Su actitud fue muy criticada y de manera intolerante; no fue valorada su entereza de principios.
Dedicó sus últimos años de vida al proyecto del que no se sentiría defraudado: su apoyo decidido a la marcha de la Universidad Católica del Perú, institución de la cual exaltaba su rigor y disciplina académicas. Participó en las actividades institucionales como docente y miembro del Consejo Superior -luego Consejo Universitario-, y se preocupó por tomar las providencias necesarias para que, a su muerte, su fortuna pudiera contribuir al sostenimiento de la Universidad y consolidar así su futuro económico. Una vez más, se le acusó de clerical y aristocratizante, pues su actitud favorecería la educación confesional y elitista en el país. Ahora sabemos, sin embargo, que ese gesto de gran generosidad y compromiso con la Universidad (inédito en nuestra historia republicana) es una de las razones de peso gracias a las cuales en la Pontificia Universidad Católica del Perú estudian muchos jóvenes talentosos que de otro modo no podrían sufragar los costos de una educación de calidad.
José de la Riva-Agüero –a quien el ideólogo mexicano José Vasconcelos se refirió como “el presidente que el Perú merecía”- falleció el 25 de octubre de 1944, a los 59 años de edad. Para honrar su memoria, el 18 de mayo de 1947 la Pontificia Universidad Católica del Perú creó, en la casa en que nació y vivió este ilustre peruano, nuestro Instituto, como un centro de investigación dedicado a los estudios humanistas y a los temas peruanos.
LA CASA RIVA-AGÜERO
Durante el período virreinal, en una Lima muy pequeña, ricos y pobres compartían los mismos espacios urbanos. Las viviendas de los ricos no se encontraban en barrios exclusivos o segregados del resto de la población. La tendencia inicial, desde la fundación de la ciudad por Francisco Pizarro el 18 de enero de 1535, fue que las casas y solares de los vecinos más notables se dispusieran en torno o cerca de la Plaza Mayor. Sin embargo, muy pronto se entremezclaron no sólo con iglesias y conventos, sino con tiendas, pequeñas casas y callejones, ocupados por gente de todos los estratos sociales y de las diversas razas existentes en el Virreinato.
La casa Riva-Agüero, dada su ubicación, puede ser considerada como uno de los pocos solares virreinales, de propiedad de una familia de alcurnia, que quedan en Lima y se conservan en buen estado. La disposición del inmueble a dos cuadras de la Plaza de Armas o Plaza Mayor, ratifica el linaje de sus ilustres propietarios, incluyendo el heredero final. Ubicada en la calle de Lártiga, hoy cuarta cuadra del Jirón Camaná, forma parte de lo que actualmente conocemos como el Centro Histórico de Lima.
La casa Riva-Agüero es una notable expresión de la arquitectura civil limeña, construida en el último tercio del siglo XVIII por el coronel español Domingo Ramírez de Arellano, para ser utilizada como casa familiar por él y sus descendientes. Es un claro ejemplo de casa limeña que, por las distintas etapas de su construcción y reconstrucción, combina diversos modos y estilos arquitectónicos. La planta de dos patios, típicamente española del siglo XVI, armoniza con una fachada neoclásica de finales del siglo XVIII y detalles arquitectónicos de influencia francesa de mediados del siglo XIX.
La fachada, de línea muy limpia, combina una elegante portada con dos balcones republicanos y ventanas con rejas ricamente ornamentadas. El zaguán conduce al patio principal de la casa, de hermosa proporción, con una galería que va por los cuatro costados del segundo piso y decorado con un cañón del siglo XVIII, encontrado recientemente bajo el piso del mismo patio.
En el patio principal se encuentra, hacia el lado derecho, la capilla familiar, con un magnífico cuadro de la Pasión de Cristo sobre el altar. A su lado está la escalera que conduce al segundo piso, acondicionado hoy en día como Museo y donde estaban los dormitorios de la casa familiar. Frente a la capilla se encuentran dos salones de recepción en los que se ha preservado el mobiliario y la decoración original, constituida principalmente por muebles y enseres de los siglos XVIII y XIX, de estilo neoclásico y del Segundo Imperio. La casa Riva-Agüero atesora parte de los muebles originales de la familia propietaria y colecciones de obras artísticas, tanto del tiempo virreinal como de las décadas iniciales de la vida republicana. Hermosos jarrones, candelabros y espejos se complementan con cuadros de antiguos miembros de la familia, antepasados todos de José de la Riva-Agüero, y otros cuadros de motivos paisajísticos y religiosos.
En lo que era el salón principal de la casa se ha ambientado el salón de conferencias del Instituto Riva-Agüero. En el antiguo comedor hay ahora una amplia sala de lectura, usada también como salón de clase. En un ala lateral del salón principal está lo que era el estudio y escritorio de Riva-Agüero, y a su lado la ahora Sala Víctor Andrés Belaunde.
Finalmente, en la parte posterior, un patio sevillano con fuente y una escalera auxiliar al segundo piso completan la majestuosa casa, hito arquitectónico monumental del centro histórico de Lima. La casa fue declarada monumento histórico-artístico el 17 de abril de 1958, por lo que actualmente está considerada como patrimonio cultural de nuestro país.
EL INSTITUTO RIVA - AGÜERO
El Instituto Riva-Agüero (IRA) fue fundado el 18 de mayo de 1947 en homenaje y recuerdo de don José de la Riva-Agüero y Osma, catedrático y principal benefactor de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). El IRA es una unidad académica de la PUCP, dedicada a la investigación académica y a la difusión de las disciplinas humanísticas y de la cultura peruana.
El Instituto Riva-Agüero está establecido en la casa donde vivió don José hasta casi sus últimos años, y donde funcionaron hasta 1974 la administración central de la Universidad, la Facultad de Derecho y el propio Instituto, única unidad académica de la Universidad que ha continuado residiendo en esta casona colonial. En esta sede se conservan los muebles y otros enseres de la familia de Riva-Agüero y, sobre todo, la valiosísima biblioteca y el archivo histórico y personal que él acumuló durante su vida y que hoy están al servicio de los estudiosos de historia, literatura, lingüística y, en general, de las humanidades. Tanto el archivo como la biblioteca han sido notablemente incrementados con la adquisición mediante compra, donación o cesión en uso de diversas colecciones, entre las que se incluyen la colección Denegri, documentación de presidentes del Perú, como José Luis Bustamante y Rivero, y de antiguos directores del IRA e intelectuales como Víctor Andrés Belaunde.
El Instituto fomenta también la difusión de la cultura peruana a través de dos museos. En uno se reúnen los frutos de trabajos arqueológicos desarrollados por personal del antiguo Seminario de Arqueología, y en el otro se conservan numerosas y muy valiosas manifestaciones del arte y las tradiciones populares. Así, la vida del IRA se desarrolla a través de sus cuatro unidades de servicios académicos (los dos museos, el Archivo y la Biblioteca) y de las actividades de los grupos de investigación que los propios miembros del Instituto promueven. Se rige además por un Consejo Directivo que se renueva cada tres años, y por una Asamblea General, conformada por los miembros ordinarios del IRA.
El IRA no puede ser concebido sin sus actuales unidades académicas, que son el soporte fundamental de nuestra Institución
LA BIBLIOTECA DEL IRA
La Biblioteca Riva-Agüero (BIRA), inició sus servicios el 18 de mayo de 1947, fecha de creación del Instituto, con el fondo bibliográfico de la colección personal de don José de la Riva-Agüero y Osma, y a través de los años este fondo se ha incrementado por la compra directa, canjes y donativos particulares y de personas allegadas al Instituto. En 64 años de existencia ha atendido a varias generaciones de investigadores, alumnos y público nacional y extranjero interesados en temas peruanos. El reconocimiento a su permanente labor como difusora del pensamiento y la cultura de nuestro país se expresa en la incorporación a sus colecciones del patrimonio bibliográfico personal de destacados personajes de la cultura y de la política de nuestro país.
En la actualidad reúne algo más de 80,000 títulos de libros, además de 3444 títulos de revistas y 1322 títulos de periódicos. Destaca la colección completa del Mercurio Peruano (1791-1795), el Diario de Lima (1790-1792), la colección casi completa del diario El Comercio (1839- a la fecha), el diario El Peruano (desde 1839), y otros como La Prensa, El Pueblo (Arequipa), la Gaceta Judicial (1891-1893) y El Perú Ilustrado (1887).
Posee además cerca de 5000 folletos que se remontan al siglo XIX; un valioso Fondo Reservado compuesto de 4000 obras de los siglos XVI al XVIII, y que corresponden, la mitad, a ediciones europeas y americanas. A partir del 6 de diciembre del año 2002, se tiene la Colección Felix Denegri Luna, con 24 000 títulos, incluyendo diarios y revistas. La calidad de sus fondos le ha otorgado un lugar entre las principales bibliotecas peruanistas de instituciones académicas del Perú. Y en su proyección hacia el futuro, se prepara para servir a los investigadores desde un centro de información virtual acorde con las demandas de los tiempos actuales.
Al tratarse de una biblioteca especializada desde su origen, el desarrollo de sus colecciones es determinado por las áreas de Humanidades que promueve el Instituto y por el enfoque peruanista de las diversas materias, que son la arqueología, las artes y la cultura popular, la filosofía, la historia, la literatura y lingüística y la historia del derecho. También el desarrollo de las colecciones abarca otros propósitos que están relacionados con el fortalecimiento de la rica hemeroteca, con la preservación del patrimonio bibliográfico y con la actualización de los fondos que se nutren de investigaciones recientes que llegan a la biblioteca. Sin embargo, el área más importante de nuestra colección corresponde a la de Historia del Perú. En ella, podemos encontrar la casi totalidad de las obras de los principales historiadores peruanos, como es el caso del propio José de la Riva-Agüero y Osma, Jorge Guillermo Leguía, Raúl Porras Barrenechea, Rubén Vargas Ugarte, Víctor Andrés Belaunde, Alberto Tauro del Pino, Jorge Basadre Grohmann, Félix Denegri Luna, Guillermo Lohmann Villena y Franklin Pease, entre otros.
Actualmente la Biblioteca apuesta además por la virtualización de sus archivos, brindando de esta manera un servicio en línea más cercano. El servicio de biblioteca virtual tiene como objetivo dar acceso a un corpus seleccionado de información especializada que requiere todo estudioso de las Humanidades. La Biblioteca del Instituto Riva-Agüero, en su permanente afán de servicio, incorpora en sus estrategias de organización las herramientas que, gracias al desarrollo de las tecnologías de la información en un avance acelerado, se han puesto a disposición de las sociedades del siglo XXI.
La biblioteca virtual ofrece los siguientes espacios de consulta:
BASES DE DATOS PUCP (suscritas por la PUCP, se consultan a través del campo virtual). El acceso es mediante el enlace a la página de la Biblioteca Central y además se ha incorporado el acceso directo a una selección de revistas de interés, algunas de la PUCP y de otras universidades peruanas, en las áreas y especialidades de Antropología, Arqueología, Arte Popular y Folklore, Etnohistoria, Historia, Lingüística y Literatura, extraídas de las bases de datos JSTOR y Science Direct ; referencias a títulos de revistas en las bases EBSCO y HAPPY ONLINE.
Se incluye también acceso libre a LATIN INDEX, SCIELO y REDALYC, bases de datos con contenidos sobre investigaciones de interés latinoamericano.
- Libros digitalizados de Riva-Agüero. Acceso a la lectura directa de 5 volúmenes de las Obras Completas de don José de la Riva-Agüero, sobre el Perú y 1 volumen de ensayos de literatura.
- Periódicos. (Aún en proceso): contendrá el catálogo de periódicos de la Hemeroteca del IRA, incluyendo los periódicos de la colección Denegri.
- Colecciones de donantes. (En proceso): acceso a los catálogos de INVENTARIO de bibliotecas privadas que fueron donadas a la biblioteca del IRA. Se inicia con los catálogos de las colecciones Víctor Andrés Belaunde y Guillermo Lohmann Villena. Se puede consultar por AUTOR y TITULO. La información del registro catalográfico completo está en el catálogo general de la PUCP.
- Enlaces de interés. Acceso a páginas Webs de instituciones de interés para las especialidades que atiende la biblioteca del IRA; también acceso a multiservicios, a redes de bibliotecas y archivos especializados de instituciones nacionales y extranjeras y a bibliotecas nacionales, entre otros.
La actual directora de la Biblioteca del IRA, Gilda Cogorno Ventura, tiene la difícil tarea de mantener nuestra Biblioteca dentro del rubro de los repositorios especializados más importantes del país, y sobre todo, de seguir incrementando el fondo bibliográfico, tanto en físico como en el repositorio virtual a través de la página web.
EL ARCHIVO HISTÓRICO RIVA-AGÚERO (AHRA)
Se fundó el 21 de febrero de 1975. Llegó a la Universidad por legado testamentario de José de la Riva-Agüero y Osma, quien dejó estipulada la formación de un archivo con los documentos que había heredado de sus antepasados. A ésos se agregaron los que el mismo don José generó a lo largo de su vida. Esta colección constituye el fondo original del Archivo y está integrada por documentos de índole económica, política, social y artística, que comprenden desde el siglo XVI hasta el siglo XX. El documento más antiguo es del año 1542, que se preserva como joya documental. El epistolario de Riva-Agüero, compuesto por alrededor de 40,000 piezas, se erige como uno de los más completos e importantes del siglo XX en el Perú.
La solidez institucional y el prestigio académico del Instituto y de nuestra Universidad han permitido que a través de los años el fondo documental se haya incrementado considerablemente con colecciones provenientes de connotados personajes de la vida pública e intelectual peruana. Entre ellas, podemos mencionar los corpus documentales que pertenecieron a José Luis Bustamante y Rivero, Víctor Andrés Belaunde, Albert Giesecke, Manuel de Mendiburu, José Toribio Polo, etc.
Actualmente nuestro archivo se ha convertido en uno de los repositorios privados más importantes del país y en el único en su género que da servicio al público. Además, posee una valiosa colección de fotografías de los siglos XIX y XX, que en la actualidad se quieren poner en valor para el beneficio de nuestros investigadores. A partir del año 2010, el Archivo Histórico también ingresa en el tema de la virtualización de sus catálogos, que pueden ser ahora consultados desde cualquier parte del mundo a través de la página web del Instituto, sección Archivo Histórico, sección Colecciones. Allí se encuentra la gran mayoría de los catálogos para que puedan ser consultados por investigadores del Perú y del extranjero.
El AHRA está encargado de la publicación de la obra inédita de José de la Riva-Agüero y Osma, así como de otros documentos de interés. Hemos publicado diez tomos del Epistolario de Riva-Agüero, una edición popular de Paisajes Peruanos, la Real Cédula de 1802 de reintegración de Maynas al Perú; además del CD-ROM titulado De calles, balcones y plazuelas. Lima y su historia gráfica. Siglos XIX y XX.
De otro lado, el archivo no puede ser concebido sin sus colaboradores, alumnos de la PUCP como de otras universidades que vienen a realizar sus prácticas en nuestra Institución. La jefa del Archivo-Histórico Riva-Agüero, Ada Arrieta Álvarez, complementa además la práctica de los alumnos con el dictado del interesante curso de Paleografía Hispanoamericana del siglo XVI, materia fundamental para entender la escritura de textos antiguos y realizar el análisis de los documentos del archivo. Este curso es una materia fija que ofrece el Instituto para alumnos en general; y la Universidad Católica lo ofrece para los alumnos que estudian en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas.
El Archivo además ofrece servicios de asesoría para investigadores y entidades interesadas en utilizar nuestro fondo documental y fotográfico para publicaciones de temática diversa, tanto a nivel nacional como internacional. Poseemos documentos e imágenes fotográficas ya digitalizadas o en proceso, que optimizan la investigación.
En estos más de 35 años de trayectoria, podemos decir que el Archivo Histórico Riva-Agüero está más vigente que nunca, y con el permanente propósito de seguir actualizando sus catálogos para ingresarlos en la página web institucional, facilitando el trabajo al investigador en el acopio de su información.
EL MUSEO DE ARTES Y TRADICIONES POPÚLARES DEL IRA
El Museo de Artes y Tradiciones Populares (MATP) se creó el 25 de Octubre de 1979, recibiendo en un principio las donaciones de Mildred Merino de Zela, y de Mariano Benites, entre otros importantes coleccionistas.
Este fondo está compuesto por aproximadamente 8,000 piezas, recolectadas con paciencia y dedicación. Entre ese material, es de destacar la Colección de la Sucesión Jiménez Borja, compuesta por máscaras, indumentaria tradicional de distintas regiones, mates, instrumentos musicales y lienzos. Del mismo modo, se mantiene la Colección Elvira Luza, acopiada en los años cuarenta del siglo pasado, integrada por más de 600 piezas, entre las que resaltan los objetos de cerámica tradicional, retablos, imaginería, pinturas populares, mates burilados, juguetes de madera y hojalatería. Gracias a la colaboración de Promperú, dicha colección ha sido puesta en valor. La Colección Doris Gibson, recientemente restaurada para su preservación, está compuesta por piezas de imaginería elaboradas por famosos y reconocidos artesanos del Cuzco como Santiago Rojas y los Mendívil. Especialmente importante es el Hábeas Christi, integrado por más de mil personajes, elaborado por Hilario y Georgina Mendívil, pues es el único ejemplo de imaginería de estos famosos artesanos.
El Museo está más presente que nunca en exposiciones, tanto nacionales como internacionales. Se realiza un trabajo en conjunto con sectores del Estado y de la empresa privada, para llevar a cabo las exposiciones itinerantes que se han logrado a través de los años.
Consciente además de su compromiso con la cultura, el Jefe del Museo, Luis Repetto Málaga, ha aceptado la conducción de un programa innovador en nuestro medio. Hablamos del programa “Museos puertas abiertas”, espacio cultural conducido por Repetto Málaga a través de la señal estatal de TV Perú, donde día a día se nos facilita el ingreso al mundo museístico de nuestro país, no solamente a nivel local sino a nivel nacional.
El MATP participa además de la Feria de los Museos, que organiza en conjunto la Municipalidad Metropolitana de Lima y, desde el año 2008, la Red de Museos del Centro Histórico de Lima, entidad cuya creación está ligada a otro de los Museos pertenecientes al Instituto: el Museo de Arqueología Josefina Ramos de Cox.
EL MUSEO DE ARQUEOLOGÍA “Josefina Ramos de Cox”
El Museo de Arqueología “Josefina Ramos de Cox” (MAJRC), fue creado por acuerdo del Consejo Directivo del Instituto Riva-Agüero en diciembre de 1971 a propuesta de la doctora Josefina Ramos de Cox para difundir el valioso legado de colecciones arqueológicas documentadas. El 13 de agosto de 1974 se ratifica por resolución del Consejo Ejecutivo de la Pontificia Universidad Católica del Perú y se designa al Museo de Arqueología con el nombre de la doctora Ramos de Cox para honrar su memoria y su obra. El Museo es la unidad de servicios académicos encargada de conducir, custodiar, organizar, conservar e incrementar las colecciones arqueológicas, y difundir a través de exposiciones la cultura de Lima prehispánica principalmente, así como también los procesos culturales de todo el Perú, y dedicada a promover y apoyar la investigación, de acuerdo con las disposiciones legales vigentes.
Las colecciones son de carácter arqueológico e histórico. Las colecciones excavadas en Pando, Tablada y la Casona O´Higgins documentan el devenir histórico cultural de Lima desde la época prehispánica hasta los primeros años de vida republicana. El Museo además cuenta con colecciones donadas por particulares, entre los que destacan las colecciones Soldi, Versteylen, Arias Schreiber, entre otras, compuestas por textiles, cerámica, lítico, metales, entre otros materiales, que aportan datos importantes sobre las culturas Paracas, Ocucaje, Nasca, Ica-Chincha, Chimú, Chancay, etc. Finalmente, somos custodios de un conjunto de piezas excavadas en Madre de Dios, en la Selva Sur.
Las actividades del Museo están basadas en las expectativas pedagógicas, turísticas y académicas de nuestros visitantes. Coordinamos programas con la Municipalidad Metropolitana de Lima y con la Asociación de Comerciantes del Jirón de la Unión; desarrollamos un programa con los docentes de los colegios del centro histórico, denominado Tertulias Pedagógicas, y el Museo ha sido además el gestor de un gran proyecto: “La Red de Museos del Centro Histórico de Lima”, que agrupa a 32 museos que custodian bienes culturales que nos permiten observar las diversas formas de hacer cultura en la humanidad. El Centro Histórico es, en sí mismo, un gran ecomuseo cuyas calles y monumentos nos recuerdan el largo y continuo proceso de su construcción como la ciudad capital. De allí la vital importancia de la constitución de esta Red, cuya primera presidencia estuvo bajo la batuta de la jefa del Museo de Arqueología Josefina Ramos de Cox, Inés del Aguila Ríos.
El museo tiene como visión ser líder en investigación arqueológica, para sistematizar la evidencia material de la continuidad histórica de Lima, y asimismo liderar la puesta museológica de acuerdo con las expectativas pedagógicas de nuestra sociedad.
A esta importante experiencia académica en la recuperación de la historia prehispánica de la comarca limeña, se une la ventaja de haber tenido, hasta el año 2008, como sede permanente un histórico inmueble, testigo de la historia virreinal y republicana, ubicado en la tradicional calle de Espaderos, quinta cuadra del Jirón de la Unión, conocido como "Casa de O’Higgins", por haber vivido allí los últimos años de su vida el libertador y Gran Mariscal D. Bernardo O’Higgins Riquelme.
A partir del año 2010, sigue su labor en otro local de la PUCP, al pie de una de las más notables plazoletas: la Plaza Francia, antes llamada Plazoleta de la Recoleta, que tiene como emblema el templo de la Recoleta, de estilo neogótico.
PROYECCIÓN INSTITUCIONAL
Para la actual gestión que inicia el año 2011, anunciamos un fortalecimiento de la investigación, una mayor vinculación con las actividades del campus de San Miguel y un mayor impacto del IRA en la vida cultural del Centro de Lima.
La investigación en humanidades y en ciencias sociales no se entiende sin el IRA. Incluso la historia de la Universidad Católica no se entiende sin el Instituto. Aquí nacieron los seminarios de investigación y se forjaron las vocaciones académicas durante décadas. Esto no es solamente un reducto del pasado, anclado en el Centro de Lima, donde todo tiempo pasado fue mejor, sino que tiene un dinamismo propio que queremos impulsar y trascender.
En el tema de Investigación, desde el año pasado las investigaciones tienen un esquema más flexible, que se consolidará en esta nueva gestión. El nuevo reglamento centra la vida del IRA ya no en torno a secciones de historia, filosofía, derecho o literatura, sino en grupos de investigación, la mayoría interdisciplinarios.
Todo miembro ordinario del IRA puede plantear la formación de un grupo, que será coordinado por un miembro del área e integrado por otros, incluso personas ajenas al instituto que tendrían que incorporarse como miembros asociados o colaboradores. A la fecha, tenemos cinco grupos constituidos cuya temática e integrantes pueden ser consultados en nuestra página web.
Próximamente, tendremos dos nuevos grupos de estudio y de investigación: el Grupo Peruano de Derecho Notarial y Registral dirigido por la profesora Elena Vivar y el Grupo Peruano de Historia del Derecho, cuya instalación será el viernes 27 de mayo y cuya coordinación estará a cargo del subdirector del Instituto Riva-Agüero, doctor Carlos Ramos Núñez. Este último grupo tendrá subsecciones de historia del Derecho precolombino (coordinado por Francisco José del Solar Rojas), Derecho Indiano (coordinado por José de la Puente Brunke), así como áreas de Derecho Canónico, Derecho Republicano y Moderno e Historia del Derecho comparado.
Por otro lado, no podemos dejar de lado la importancia de la difusión de nuestras investigaciones a través de nuestra Librería IRA, ubicada en nuestro local Institucional y a través de la cual se difunde además publicaciones no sólo propias, sino de diferentes casas editoras, complementando así el apoyo al investigador que nos visita buscando diferentes fuentes bibliográficas.
------------------------
Un premio para Filiberto Tarazaona: reconocimiento al empeño
HOMENAJE
Un premio para Filiberto Tarazaona: reconocimiento al empeño
María Luz
CREVOISIER
Periodista
“El Jurado integrado por personalidades del Sector Laboral y funcionarios del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo ha resuelto conferirle el Premio Reconocimiento al Trabajo y al Emprendimiento”, fue parte del tenor de la carta que recibió Filiberto Tarazona Flores, más conocido como “Don Fili” por muchas promociones de abogados egresados de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). La misiva estaba firmada por la ministra de Trabajo, Manuela García Cochagne, y la recibió el 25 de marzo último. Interrumpiendo su labor en la Oficina de Entrega de Notas de la Facultad de Derecho, se puso a pensar y no pudo captar su sentido: ¿Un premio a mi labor?, se preguntó. Indagó, entonces. Busca en El Peruano, le dijeron.
RESOLUCIÓN MINISTERIAL
En efecto, el 20 de marzo, en la separata de Normas Legales del diario oficial El Peruano, había salido publicada la R. M. N° 344-2009-TR., mediante la cual se reconoce la labor realizada por trabajadores y trabajadoras que destacan por su liderazgo, creatividad, sentido de responsabilidad, entre otros méritos. Entonces, recién comprendió por qué le invitaban a la Ceremonia de Premiación. Esta se realizó el día 29 del mismo mes, en el Auditorio del Ministerio del Trabajo.
FELICIDAD Y RECUERDOS
Sin duda alguna, ese fue el día más feliz de don Fili y, fue, asimismo, el único día que se ausentó de su trabajo que lo conserva y cuida desde hace 48 años. Le vino a la mente sus recuerdos y la historia que los antiguos profesores le habían contado cómo fue fundada la PUCP por el sacerdote Jorge Dentilhac, de la Congregación de Los Sagrados Corazones, el 24 de marzo de 1917.
A la par, comenzó a evocar su vida campestre en un pintoresco paraje de la provincia ancashina de Pomabamba, donde nació un 20 de agosto de 1939. Si sus padres vivieran, Víctor Tarazona Sáenz y Alejandrina Flores Vergaray, qué dirían del premio que estaba recibiendo, consistente de un diploma y una medalla, de manos de la señora ministra. Qué dirían ahora de chiquillo inquieto y persistente que junto con sus tres hermanos mayores corrían sin cesar al pie del cerro Jancupampa. Recordaba también con profunda melancolía las fiestas patronales en honor a San Juan, el patrono de Pomabamba, la bella tierra de los conchucos que fuera desbastada con el terremoto del 70.
DON FILI
Lo cierto es que este señor de 73 años reconocido en el 2011 por su labor, se vino a Lima cuando frisaba los 18 años al concluir la secundaria en el colegio Fidel Olivas Escudero, porque quería ser combatiente en el Ejército, pero no lo recibieron pues le faltaba un kilo para los 50, peso mínimo que exigía el reglamento.
Desilusionado pero no vencido, se juntó –como él mismo cuenta– con otros paisanos para dedicarse al trabajo de orfebrería, arte que le viene por herencia cultural desde los chapines, pero solamente por corto tiempo; pues, alguien le avisó que necesitaban personal en el Instituto Riva Agüero (Camaná 459), donde también funcionaba la Facultad de Derecho. Ingresó a laboral en tareas de oficina a partir de 1963. Era rector por aquellos años, el Monseñor Tubino, y su secretario era Javier Kinfer Marchant, mientras que el jurista Domingo García Rada, ejercía el decanato de la Facultad. Alli, en la vieja Casona Riva Agüero, de la calle Lártiga, funcionó hasta 1974, recuerda con tristeza y alegría. Luego se trasladó al ex-fundo Pando, y hoy esta Facultad, el pasado viernes 29 de abril, celebro sus 92 años de su fundación, con su actual decano, Walter Albán Peralta, a quien conocí y estimé como alumno.
Don Fili vive en Independencia. Se levanta a las 6 a.m. y antes de las 8.00 a.m. ya está en su oficina atendiendo a los cientos de alumnos que le preguntan por sus exámenes y notas. Es un hombre jovial de mediana estatura, delgado y que ya pinta canas y que no se retira hasta las 8 de la noche cuando sus clientes, como denomina a los chicos de Derecho, han concluido las clases.
MÁS RECUERDOS
Don Filiberto ha sido reconocido anteriormente por su empeño y el gran amor al trabajo, sentimientos que le impidieron formar un hogar en Lima, como la mayoría de sus paisanos. En 1973 fue nombrado Padrino de la delegación de alumnos que fueron becados para seguir estudios de post grado en la Universidad de Wisconcil (EEUU), entre los delegados se encontraban Pedro Kruber y Juan Manuel Alvarez. El rector era el padre Felipe Mc Gregor, quién hallándose en Estados Unidos se enteró de la designación por una nota que se editó en El Comercio y llegando a Lima le felicitó calurosamente. El decano era el jurista Roberto Mac Lean Ugarteche. Éste ordenó se le hiciera una homologación extraordinaria para sufragar los gastos de recepción y recordatorios. El 2003, los ex alumnos de aquella memorable promoción elaboraron un llavero conmemorando sus 30 años. Don Fili luce orgulloso ese adminículo en uno de los cajones de su archivo y lo muestra sonriente y feliz.
Son muchos los personajes que conoció este diligente ancashino en estos 48 años. Entre muchos otros, a Alan García Pérez, actual mandatario del país con quién sostenían largas conversaciones y posteriormente le presentó al fundador del PAP, Víctor Raúl Haya de la Torre. Al padre Felipe Mc Gregor, con el que creó lazos de una gran amistad. A Lourdes Flores Nano, que ya se perfilaba como política desde las aulas de Derecho. Al maestro Juan Vicente Ugarte del Pino, dicharachero y bromista como siempre o al inquieto Francisco José del Solar, de quién nos descubre unas desconocidas dotes para el histrionismo. Y, obviamente, a tantos personajes más que su recargada labor no le permitió nombrar el día que le entrevistamos. La verdad, es que Don Fili no descansa un momento.
---------------
Un premio para Filiberto Tarazaona: reconocimiento al empeño
María Luz
CREVOISIER
Periodista
“El Jurado integrado por personalidades del Sector Laboral y funcionarios del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo ha resuelto conferirle el Premio Reconocimiento al Trabajo y al Emprendimiento”, fue parte del tenor de la carta que recibió Filiberto Tarazona Flores, más conocido como “Don Fili” por muchas promociones de abogados egresados de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). La misiva estaba firmada por la ministra de Trabajo, Manuela García Cochagne, y la recibió el 25 de marzo último. Interrumpiendo su labor en la Oficina de Entrega de Notas de la Facultad de Derecho, se puso a pensar y no pudo captar su sentido: ¿Un premio a mi labor?, se preguntó. Indagó, entonces. Busca en El Peruano, le dijeron.
RESOLUCIÓN MINISTERIAL
En efecto, el 20 de marzo, en la separata de Normas Legales del diario oficial El Peruano, había salido publicada la R. M. N° 344-2009-TR., mediante la cual se reconoce la labor realizada por trabajadores y trabajadoras que destacan por su liderazgo, creatividad, sentido de responsabilidad, entre otros méritos. Entonces, recién comprendió por qué le invitaban a la Ceremonia de Premiación. Esta se realizó el día 29 del mismo mes, en el Auditorio del Ministerio del Trabajo.
FELICIDAD Y RECUERDOS
Sin duda alguna, ese fue el día más feliz de don Fili y, fue, asimismo, el único día que se ausentó de su trabajo que lo conserva y cuida desde hace 48 años. Le vino a la mente sus recuerdos y la historia que los antiguos profesores le habían contado cómo fue fundada la PUCP por el sacerdote Jorge Dentilhac, de la Congregación de Los Sagrados Corazones, el 24 de marzo de 1917.
A la par, comenzó a evocar su vida campestre en un pintoresco paraje de la provincia ancashina de Pomabamba, donde nació un 20 de agosto de 1939. Si sus padres vivieran, Víctor Tarazona Sáenz y Alejandrina Flores Vergaray, qué dirían del premio que estaba recibiendo, consistente de un diploma y una medalla, de manos de la señora ministra. Qué dirían ahora de chiquillo inquieto y persistente que junto con sus tres hermanos mayores corrían sin cesar al pie del cerro Jancupampa. Recordaba también con profunda melancolía las fiestas patronales en honor a San Juan, el patrono de Pomabamba, la bella tierra de los conchucos que fuera desbastada con el terremoto del 70.
DON FILI
Lo cierto es que este señor de 73 años reconocido en el 2011 por su labor, se vino a Lima cuando frisaba los 18 años al concluir la secundaria en el colegio Fidel Olivas Escudero, porque quería ser combatiente en el Ejército, pero no lo recibieron pues le faltaba un kilo para los 50, peso mínimo que exigía el reglamento.
Desilusionado pero no vencido, se juntó –como él mismo cuenta– con otros paisanos para dedicarse al trabajo de orfebrería, arte que le viene por herencia cultural desde los chapines, pero solamente por corto tiempo; pues, alguien le avisó que necesitaban personal en el Instituto Riva Agüero (Camaná 459), donde también funcionaba la Facultad de Derecho. Ingresó a laboral en tareas de oficina a partir de 1963. Era rector por aquellos años, el Monseñor Tubino, y su secretario era Javier Kinfer Marchant, mientras que el jurista Domingo García Rada, ejercía el decanato de la Facultad. Alli, en la vieja Casona Riva Agüero, de la calle Lártiga, funcionó hasta 1974, recuerda con tristeza y alegría. Luego se trasladó al ex-fundo Pando, y hoy esta Facultad, el pasado viernes 29 de abril, celebro sus 92 años de su fundación, con su actual decano, Walter Albán Peralta, a quien conocí y estimé como alumno.
Don Fili vive en Independencia. Se levanta a las 6 a.m. y antes de las 8.00 a.m. ya está en su oficina atendiendo a los cientos de alumnos que le preguntan por sus exámenes y notas. Es un hombre jovial de mediana estatura, delgado y que ya pinta canas y que no se retira hasta las 8 de la noche cuando sus clientes, como denomina a los chicos de Derecho, han concluido las clases.
MÁS RECUERDOS
Don Filiberto ha sido reconocido anteriormente por su empeño y el gran amor al trabajo, sentimientos que le impidieron formar un hogar en Lima, como la mayoría de sus paisanos. En 1973 fue nombrado Padrino de la delegación de alumnos que fueron becados para seguir estudios de post grado en la Universidad de Wisconcil (EEUU), entre los delegados se encontraban Pedro Kruber y Juan Manuel Alvarez. El rector era el padre Felipe Mc Gregor, quién hallándose en Estados Unidos se enteró de la designación por una nota que se editó en El Comercio y llegando a Lima le felicitó calurosamente. El decano era el jurista Roberto Mac Lean Ugarteche. Éste ordenó se le hiciera una homologación extraordinaria para sufragar los gastos de recepción y recordatorios. El 2003, los ex alumnos de aquella memorable promoción elaboraron un llavero conmemorando sus 30 años. Don Fili luce orgulloso ese adminículo en uno de los cajones de su archivo y lo muestra sonriente y feliz.
Son muchos los personajes que conoció este diligente ancashino en estos 48 años. Entre muchos otros, a Alan García Pérez, actual mandatario del país con quién sostenían largas conversaciones y posteriormente le presentó al fundador del PAP, Víctor Raúl Haya de la Torre. Al padre Felipe Mc Gregor, con el que creó lazos de una gran amistad. A Lourdes Flores Nano, que ya se perfilaba como política desde las aulas de Derecho. Al maestro Juan Vicente Ugarte del Pino, dicharachero y bromista como siempre o al inquieto Francisco José del Solar, de quién nos descubre unas desconocidas dotes para el histrionismo. Y, obviamente, a tantos personajes más que su recargada labor no le permitió nombrar el día que le entrevistamos. La verdad, es que Don Fili no descansa un momento.
---------------
Los Wisconsin boys: la trascendencia (y la resistencia) de los cambios
RECUERDO
Facultad de Derecho de la PUCP
Los Wisconsin boys: la trascendencia (y la resistencia) de los cambios
(Publicado en Jurídica N° 354, de 10-05-2011).
Francisco José
DEL SOLAR ROJAS
Abogado por la PUCP y la U. Central de Venezuela (UCV)
Postgrados en derecho, historia y ciencias de la comunicación.
Profesor universitario.
La presencia de los Wisconsin boys en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), hacia mediados de los sesenta y setenta, dio lugar a profundos cambios en la enseñanza del derecho en esta conservadora casa superior de estudios, hasta ese momento. La reforma fue planteada en términos de: ¿para qué enseñar, qué enseñar y cómo enseñar Derecho?. El camino no fue sencillo, haciéndose evidente, desde un inicio, la reacción de un significativo grupo de docentes que se oponían al cambio. Éste, sin embargo, fue progresivamente avanzando, llegando a hacerse efectivo en las viejas aulas ubicadas en la histórica Casa Riva Agüero, en la calle Lártiga.
Todo ello ocurrió a partir del dinamismo de un heterogéneo grupo de jóvenes que se integraron a la docencia complementando su formación en la Wisconsin University, gracias al convenio celebrado entre la PUCP y esta reconocida universidad estadounidense. Este convenio, suscrito en 1964, fue promovido por el entonces joven decano de la Facultad de Derecho, de 31 años de edad, Jorge Avendaño Valdez. Así se dio inicio a un programa que contó con el apoyo financiero de la Fundación Ford, con una donación de U. S. $ 196.000.00.
RECUERDO
El pasado jueves 24 de marzo (2011), en el Auditorio de la Facultad de Derecho de la PUCP, en el fundo Pando, desde las 12.00 hasta las 3.00 p.m., algunos de los gestores y protagonistas de esa reforma, compartieron e intercambiaron, públicamente, opiniones y remembranzas sobre esa intensa experiencia que atravesó los gruesos muros de la Facultad de Derecho, convirtiéndose en un tema de debate público, a través de diferentes medios periodísticos en el ámbito nacional. Fueron los diarios El Comercio y La Prensa y la revista Caretas principalmente, los que se ocuparon del asunto y, aquél debate no estuvo exento de puyas y fuertes críticas contra los llamados Wisconsin boys, por lo que, recordaba uno de ellos, tal denominación tenía en un principio cierta connotación peyorativa. En algunos casos, se llegó a identificar a estos jóvenes docentes como neo-marxistas, comunistas o seguidores de las reformas económico-sociales del régimen de facto o septenato (1968-1975) del general EP. Juan Velasco Alvarado, cuando, como lo recordaba otro de los actores, se trataba solamente de mejorar la enseñanza del Derecho en la Facultad.
Varios de estos Wisconsin boys de ayer, participaron gustosamente en este acto, como panelistas o asistentes, en el marco de la “Ceremonia de Apertura del Año Académico de la Facultad de Derecho 2011”, invitados por el actual decano, Walter Albán Peralta, quien, como estudiante a inicios de los setenta, fue parte de las primeras promociones formadas bajo el nuevo método de enseñanza. El saludo de bienvenida corrió a cargo de la profesora Elvira Victoria Méndez Chang, jefa del Departamento Académico de Derecho.
La presentación la hicieron algunos de los otrora jóvenes profesores Wisconsin boys que hoy peinan canas, y se sienten orgullosos de haber llevado a cabo esa profunda reforma en la enseñanza del Derecho, que, sin duda, ha resultado determinante para que esta Facultad alcance el sólido prestigio que hoy ostenta y haya así contribuido significativamente al progreso y desarrollo nacionales, aportando mejores abogados, calificados y comprometidos con el cambio social y el fortalecimiento institucional y democrático. Estuvieron en el panel Jorge Avendaño Valdez, Lorenzo Antonio Zolezzi Ibárcena, Javier de Belaunde López de Romaña y Luis Humberto Pásara Pazos. Asimismo, tanto en el auditorio como en reporte documental proyectado al inicio de la ceremonia, se hicieron presentes Jorge Santistevan de Noriega, Baldo Kresalja Rosselló y Eduardo Ferrero Costa, también integrantes de este legendario grupo de docentes. Todos ellos estuvieron acompañados por destacados maestros universitarios, ex-alumnos de la época y gran cantidad de estudiantes de derecho, interesados en absolver muchas inquietudes y dudas sobre lo que realmente significó esta verdadera revolución educativa en el campo jurídico.
LA REFORMA
Zolezzi, quien tuvo a cargo la ponencia inicial, insistió en que la reforma buscó la calidad y excelencia en la enseñanza del derecho, objetivo que se trazó durante el primer decanato de Avendaño, pero, que se encaminó recién en 1968, gracias al esfuerzo mancomunado de los propios profesores que regresaron de Wisconsin, donde habían asimilado una nueva idea del derecho. Esta nueva concepción iba más allá de los códigos y las leyes, puesto que, en verdad, el derecho era y es, en su conjunto, un orden social por encima del mundo normativo, habida cuenta que el derecho debe ser un instrumento de cambio que evoluciona con la realidad social y le corresponde cuestionar permanentemente el orden legal vigente, confrontándose con la realidad, teniendo en cuenta un enfoque socio-histórico.
En este contexto, Zolezzi citó al reconocido filósofo y abogado David Sobrevilla Alcázar, quien, como analista, egresado de la PUCP y profesor sanmarquino, apuntó sobre la reforma, en 1980, como una previa evaluación de la misma: “En las universidades Católica y de San Marcos se puede apreciar en los últimos años el desarrollo de nuevas orientaciones en el estudio del derecho. La primera institución, contando con el apoyo de la Universidad de Wisconsin, buscó reformar la enseñanza del derecho a través de un ambicioso programa; al mismo tiempo que fomentó una serie de investigaciones sobre la interrelación entre derecho y sociedad. En este marco se han producido textos valiosos como los de Jorge Avendaño Valdez y Lorenzo Zolezzi, entre otros. No obstante, el aporte más importante y constante dentro de este grupo pertenece a Luis Pásara, que en sus últimos trabajos ha intentado realizar un planteamiento marxista sobre el rol social del derecho.”(1)
En honor a la verdad, esa misma tarde de recuerdos, añoranzas, reconocimientos, críticas y autocríticas, quedó claro que uno de los docentes más polémicos, por sus posturas controversiales en torno a la reforma, fue Pásara. En tal sentido, entre los sectores conservadores de los estudiantes de entonces, resultó ser también el profesor más discutido, por su reconocida agudeza y producción académica, así como sus ideas políticas; percepción registrada también por Sobrevilla, a renglón seguido, empero, no mencionada por Zolezzi, y que dice así: “Entre sus investigaciones (de Pasara) hay que mencionar: “La comunidad indígena y nuestro Derecho” (1968), “El rol del derecho en la época del guano” (1970), “Propiedad Social: la utopía y el proyecto” (1973), Evolución del Derecho peruano desde 1968: el caso agrario (tesis doctoral, 1974), “Comunidad Industrial y sindicato” (1977). En su última publicación, Reforma Agraria: Derecho y conflicto (1978), sostiene Pásara que la forma jurídica no es simplemente reflejo, pero que tampoco es, a secas, causa de los fenómenos sociales. Sirve a los intereses dominantes; pero para ello y en busca de consenso se ubica como expresión coactiva de la coyuntura política, incorporando elementos culturales prevalentes en esa sociedad determinada. Esta configura mecanismos abiertos a la lucha de clases, a diferencia de otras formas de dominación social basadas en la fuerza material o en la dictadura económica, piensa Pásara. Su investigación quiere determinar cómo surgió el derecho agrario peruano del régimen velasquista y qué papel cumplió.” Hasta aquí la opinión del profesor Sobrevilla.
De cualquier manera, en aquellos años, la Facultad de Derecho de la PUCP se vio envuelta en un clima de debate que, en buena medida, reveló también grandes fisuras. Algunos llegaron a identificar hasta tres grupos. Uno, conformado por profesores y alumnos conservadores, que se oponían a la reforma. Otro, radicales y progresistas que apoyaban los cambios. Y, el tercero, el más numeroso, interesado en “simple y llanamente” estudiar. En virtud a ello, este último sector apoyó la reforma, una vez que Avendaño Valdez (decano saliente) y Osterling Parodi, en su condición de nuevo decano, difundieron los beneficios de la discutida reforma.
Precisamente, en esos años y contexto, tuvo lugar la expulsión de los alumnos Fernando Berckemeyer Conroy (Lince, Lima, n. 1950) y Víctor René Mauro Porras Melgar (Pariñas, Talara, Piura, n. 1949), delegados estudiantiles ante la Facultad, quienes habían actuado como soportes de la resistencia a los cambios y que, en tales circunstancias, asumieron actitudes que fueron entendidas por las autoridades de la PUCP como vejatorias e inaceptables. Ambos alumnos fueron expulsados por acuerdo del Consejo Ejecutivo de la universidad “por las graves faltas cometidas en agravio de la Universidad, de las autoridades, de los profesores, del Programa Académico y del Departamento de Derecho”.
Empero, regresemos a Zolezzi, quien, para ampliar la fundamentación y hacer un balance positivo de la reforma, mencionó también parte del artículo intitulado “Nuestra reforma de la enseñanza del derecho”, de tres de los profesores involucrados en ella: Fernando de Trazegnies Granda, Jorge Avendaño V. y Lorenzo Zolezzi I., publicado en la revista Derecho, Nº 29, Lima 1971, publicación entonces anual de esta Facultad de la PUCP. pp. 132-149. Entre otras cosas, citó: “La Reforma se propuso remediar la situación a todos los niveles. No obstante, en los primeros momentos los objetivos se limitaron a un cambio en los métodos de la enseñanza, que produciría a su vez un cambio en el tipo de abogado. Pronto se comprendió que esto no bastaba, que no era suficiente cambiar la forma de enseñar el Derecho, o mejor, que ésta no cambiaría verdaderamente, sino cuando tales métodos tradujeran a su vez una concepción nueva del Derecho. De esta manera, los objetivos se ampliaron a la enseñanza de un nuevo Derecho; lo que se convirtió en el tema central de la Reforma, que permite explicar todos los medios adoptados. En otras palabras, no habría sido posible un cambio en profundidad de los métodos de enseñanza del Derecho si no se replanteaba la noción misma de Derecho.”
“Básicamente, y dejando a salvo la inmensa variedad de matices representados por las concepciones individuales de cada uno de los profesores que participan en el movimiento de reforma, la nueva noción de Derecho se apoya en la idea que el Derecho es ante todo una forma de estructuración social y no un mero ordenamiento formal contenido en códigos y Leyes más o menos organizados lógicamente, más o menos concordados. El Derecho no puede ser entendido aisladamente de los demás aspectos de la vida social, vive entretejido en ellos y es, al mismo tiempo, causa y efecto de ellos. Antes que un orden lógico, el Derecho es un orden social. Esto significa cuando menos tres cosas: (…) En resumen: a) “Por consiguiente, el Derecho no puede ser analizado in abstracto como un razonamiento matemático, sino re-interpretado por los hombres que lo usan, dentro de un marco cultural y socio-histórico determinado”; b) “El Derecho no puede enclaustrarse en los textos legales, afirmando que las motivaciones y los resultados económicos y sociales de las normas legales son extrajurídicos”: y, c) “Que, si el Derecho es una práctica social, no puede ser concebido como rígido e inmutable, sino que evoluciona con la sociedad misma” (…) “Por consiguiente, no basta explicar el Derecho vigente: es preciso también cuestionarlo.”
¿EN QUÉ CONSISTIÓ LA REFORMA?
Entre los aspectos sustantivos de la reforma se encuentra sin duda el haber introducido el método de casos (case method) en el estudio del derecho y valorar los precedentes jurisdiccionales, cuando estos cuentan con suficiente sustento teórico y doctrinario. Dicho sea de paso, el case method se utiliza en el mundo anglosajón para el estudio de todas las ciencias en general.
De tal manera, la reforma tenía entre sus objetivos que los estudiantes de Derecho estuvieran en condiciones de analizar, comparar y formular planteamientos originarios, con base en una lectura crítica de los materiales de enseñanza, lo que implicaba leer más, buscar mayor información y no sujetarse o limitarse exclusivamente a lo establecido en las normas legales (Códigos y leyes). Se trataba de desterrar la memorización de la doctrina y las leyes, para privilegiar el método de casos, un método activo, que supone al estudiante como protagonista de un proceso en el que debe aportar permanentemente, análisis crítico e interpretación. También era cambiar el currículo rígido a uno flexible, los cursos anuales a semestrales e ir incorporando un amplio espectro de asignaturas electivas. En definitiva, se implantó un método totalmente dinámico, de plena participación del estudiante, aseveró en su oportunidad Avendaño Valdez, quien fue el decano de la reforma y post reforma, y, consecuentemente, el de la internacionalización de la Facultad de Derecho. Este ilustre y querido maestro, ha dirigido los destinos de esta Facultad del año 1964 a 1970; de 1987 a 1990, y, finalmente, de 1990 a 1993.
En sus palabras: “la reforma estaba encaminada a que los estudiantes comiencen a pensar jurídicamente con una formación más completa y dejara de lado la formación legalista o codiguera. Que estudien y analicen los hechos con relación a la norma y determinen la mejor aplicación de ésta, donde se debe tener en cuenta lo importante y descartar lo irrelevante, ejercitando el método inductivo…”,. En frase seguida, agregó Avendaño: “Al abogado el cliente le presenta hechos, no le pregunta definiciones ni clasificaciones. El abogado no necesita aprender el Código y la ley de memoria, de tal manera que era el fin de las pruebas memorísticas. El abogado debe tener una visión integral, de ahí la formación con cursos interdisciplinarios y cursos transversales, ejemplo, el de personas jurídicas”, etc.
“Por eso, los exámenes eran con libros y códigos abiertos. Más que la memoria, importaba el análisis, la inducción que realizaba el alumno. En suma, tenía que haber más investigación, lo que, en verdad, no les gustó a los estudiantes de entonces ni a los profesores tradicionales cuya cátedra magistral y repetitiva, dónde el alumno no participaba, no cuestionaba ni interrogaba, quedaba obsoleta.”
De ahí que, los Wisconsin boys –señala el propio Zolezzi– promovieron la investigación jurídica, publicando artículos, y otros documentos e informes, la Facultad creó el Instituto de Investigaciones Jurídicas a cargo del profesor Héctor Cornejo Chávez. El mismo Zolezzi recuerda que él hizo un trabajo de investigación empírica sobre “La profesión de abogado.”
Zolezzi, precisó que el gran reto fue adaptar este método a la realidad de los estudios de Derecho en el país. El Método de Casos en el Derecho, se venía aplicando en Estados Unidos de América, desde 1870, introducido por el abogado de New York, Christopher Columbus Langdell (New Boston, 1826-1906), en su cátedra de “Derecho de los contratos”, en la Universidad de Harvard. Este connotado jurista estadounidense llegó a ser decano de la Escuela de Leyes de esa universidad por varios años. Según el profesor Fernando M. Toller (fernando.toller@fd.austral.edu.ar.), Langdell “creó este método como instrumento para enseñar los principios más importantes de la historia jurisprudencial, así como para enseñar a pensar jurídicamente a los alumnos” (…) “Antes de Langdell, en los Estados Unidos el Derecho se aprendía, desde la época colonial, mediante clases teóricas a cargo de jueces retirados, quedando reservado el aprendizaje práctico a trabajar de modo informal con abogados durante un cierto período, sin mayor organización institucional.”
De otro lado, como bien sabemos, el sistema anglosajón (common law) o “Derecho en movimiento”, consagró la revisión judicial (judicial revieuw) en el control difuso de las leyes y también los precedentes obligatorios, o doctrina del stare decisis, tan necesarios para contar con una tendencia uniforme en la jurisprudencia, la cual asegura una justicia transparente y cierta (predictibilidad), y, asimismo, la aplicación del certiorari en la Suprema Corte, con el que se marcó una línea jurisprudencial en Estados Unidos de América. Recordemos que el common law se sustenta en la costumbre, en los casos judiciales, en la oralidad, donde hubo y hay cierto repudio a la actitud legiferante del sistema jurídico romano-germánico. He ahí el famoso aforismo latino del ilustre jurista, filósofo y científico inglés Francis Bacón (1561-1626) que dice: Quot leges, tot regular, que quiere decir: “Cuantas leyes, tantas reglas”, justamente, para rechazar el febril legalismo de todos los tiempos.
LOS WISCONSIN BOYS
La participación de los profesores peruanos en Wisconsin University, tuvo lugar bajo dos modalidades de estudios o pasantías. Uno extenso y el otro de corta duración. Veamos.
El extenso contó con cuatro grupos. El primero partió hacia Estados Unidos en 1968, y estuvo integrado por Zolezzi Ibárcena, Pásara Pazos y Francisco Oliart, prematuramente fallecido. El segundo grupo viajó en 1969, y estuvo conformado por Luis Carlos Rodrigo Mazuré, Domingo García Belaunde y Baldo Kresalja Rosselló. El tercero correspondió a 1970, y viajaron Jorge Vicente Santistevan y de Noriega, Mario Edgardo Roggero Villena y Miguel de Althaus Guarderas.
Finalmente, en 1971, participaron Javier de Belaunde López de Romaña, Eduardo José Ferrero Costa y Alfredo Ostoja López-Alfaro, cuya pronta desaparición, dejó hondo pesar en el claustro universitario.
En la modalidad de corta duración –de 15 días a dos meses– participaron, en el primer año del programa, Héctor Cornejo Chávez y Roberto Mac Lean Ugarteche. En el segundo, Carlos Fernández Sessarego y Fernando de Trazegnies. En el tercer año, Felipe Osterling Parodi y Enrique Normand Sparks, también desaparecido prontamente. En el último año, Juan Armando Lengua Balbi y Juan Arce Murúa, fallecido en un accidente de carretera.(3) Dicho sea de paso, la reforma trajo consigo, contratar a tiempo completo a los profesores Zolezzi y Pásara. Y, a tiempo parcial, a Lengua Balbi y Arce Murúa. En igual condición, sin ser “profesor wisconsin” al querido y recordado Fernando Vidal Ramírez, eximio civilista.
En su intervención, Javier de Belaunde López de Romaña, quien fuera además presidente de la Federación de Estudiantes de la Pontificia Universidad Católica (FEPUC) de 1966 a 1970, fue un severo critico de cómo se enseñaba derecho en esta Facultad, lo que motivó su respaldo a la reforma planteada por Avendaño. En este contexto, el hoy ilustre jurista y destacado maestro, recordó que durante su gestión como dirigente estudiantil, su plataforma de lucha se había centrado en obtener las pensiones escalonadas, la implantación de cursos electivos en el Plan de Estudios y mejorar la planta docente. Se trataba, además, de acabar con ese obsoletismo en que se había sumido la Facultad.
Por eso, De Belaunde había comprendido rápidamente los beneficios de la reforma, resumiendo las respuestas a las tres interrogantes: i) Para qué enseñar: para contribuir al cambio social; ii) Qué enseñar: nuevos contenidos (cursos) que vincularan el derecho a la sociedad; y iii) Cómo enseñar: con el método, método de casos, etc. Con esta apreciación, se lucharía contra un perfil profesional que entendía al abogado como un mero aplicador del derecho.(4)
Recordó, también, que ante los rechazos y problemas que generó la reforma, en 1973, se acordó constituir una Junta de Investigación para determinar la conveniencia o no de continuar con ella. El presidente de dicha comisión fue el entonces joven profesor, Mario Martín Pasco Cosmópolis, cuyo dictamen fue favorable, empero, hubo siempre intentos de mediatizar sus avances en los años siguientes, particularmente, entre 1973 y 1978. No obstante los problemas y/o dificultades, la Facultad de Derecho de la PUCP ganó mucho con esta reforma, que explica en buena medida su actual nivel y prestigio, subrayó de Belaunde.
A su turno, Pásara Pazos hizo hincapié que enseñar el texto de la ley fue, es y será absurdo. Por eso apostó decididamente por la reforma, que venía a cambiar el viejo método de enseñanza del Derecho. También recordó que el grupo de los Wisconsin boys era sumamente heterogéneo, y que fue la oposición y el ataque de los conservadores los que los unió. De cualquier manera, no cabía duda que había tenido lugar una gran fractura o división entre profesores tradicionales y profesores reformistas. Sin embargo, en el período de mediatización al que había aludido Javier de Belaunde, se llegó a una convivencia entre ambos grupos, incluyendo a los alumnos de igual tendencia, lo que motivó que, en lo personal, optara por alejarse del claustro.
Finalmente, el actual decano y promotor de esta actividad, Walter Albán Peralta, cerró este interesante, sincero y emotivo encuentro, destacando el ambiente plural, de respeto a las ideas y capacidad para generar consensos con el que se desarrolló. Ésta, sostuvo, “fue también la enseñanza que nos dejó la experiencia de la reforma de aquellos años. Aprendimos a escucharnos y a valorar la persuasión como una virtud, fundada en la razón y la búsqueda de la excelencia académica. Todo ello, bajo el denominador común de una clara identificación y compromiso con principios y valores éticos de profunda raíz cristiana y humanista. Esa es la riqueza de la formación que hoy nos enorgullecemos de brindar a las nuevas generaciones de los profesionales del Derecho y será esa también nuestra mayor fortaleza para superar con éxito las sombras que hoy amenazan este modelo educativo, fraguado en décadas de trabajo y esfuerzo institucional a través de varias generaciones.”
------------------
(1) SOBREVILLA, David. Las ideas en el Perú contemporáneo, en Historia del Perú, Tomo XI: Procesos e Instituciones. (1980). Editorial Juan Mejía Baca. Lima. pp. 353-354.
(2) RAMOS NÚÑEZ, Carlos Augusto. Crónicas de claustro: Historia de la Facultad de Derecho de la PUCP. (2009). Fondo Editorial de la pontificia Universidad Católica del Perú. Lima. pp. 157-159 y 160 / DEL SOLAR ROJAS, Francisco José. “Breve y parcial historia: 90 años de Derecho en la Universidad Católica”, en Jurídica N° 278, de 24-11-2009.
(3) RAMOS NÚÑEZ, Carlos Augusto. Op. Cit. p. 142.
(4) DEL SOLAR ROJAS, Francisco José. Ciencia del Derecho: Del Iusnaturalismo al positivismo jurídico. Cuadernos del Rectorado Nº 17. Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Lima. 2009. p. 56. En Jurídica Nºs 101, 102, 162, 280 y 345, de 4 y 11 de julio de 2006; de 4-09-2007, 8-12-2009 y 8-03-2011, respectivamente. Adicionalmente, en la edición diaria de El Peruano, de 9-09-2008. p. 13. Bajo los títulos, entre otros, de “Estudiamos Derecho para no ser “operadores del Derecho”; “Conciencia lingüística y jurídica contra el término “Operador del derecho.” / RAMOS NÚÑEZ, Carlos Augusto. Historia de la Facultad de Derecho de la PUCP. Crónicas de Claustro. 90 años. Fondo Editorial de la PUCP. Lima 2009. pp. 21-22. En Jurídica Nº 172, de 13-11-2007: “Antijurídicas para no repetir. Jerga legal e impropiedad lingüística”. / MONROY GÁLVEZ, Juan Federico. Para “mi otro corazón”. Sobre Derecho, Proceso y otras angustias. Tomo I. Segunda edición corregida. Comunitas. Lima. 2010. pp. 62-63: / COAGUILA VALDIVIA, Jaime Francisco, “El tiempo no perdona a los hombres de justicia”, en Jurídica Nª 276, de 20-11-2009. / FIGUEROA GUTARRA, Edwin. “Los jueces en el Estado constitucional”, en Jurídica Nº 317, de 24-08-2010. / GUERRA CERRÓN, J. María Elena. “Talleres, clínicas y círculos de estudio e investigación para el estudiante de Derecho”, en Jurídica Nº 348, de 29-03-2011.
-------------------------------------------
Facultad de Derecho de la PUCP
Los Wisconsin boys: la trascendencia (y la resistencia) de los cambios
(Publicado en Jurídica N° 354, de 10-05-2011).
Francisco José
DEL SOLAR ROJAS
Abogado por la PUCP y la U. Central de Venezuela (UCV)
Postgrados en derecho, historia y ciencias de la comunicación.
Profesor universitario.
La presencia de los Wisconsin boys en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), hacia mediados de los sesenta y setenta, dio lugar a profundos cambios en la enseñanza del derecho en esta conservadora casa superior de estudios, hasta ese momento. La reforma fue planteada en términos de: ¿para qué enseñar, qué enseñar y cómo enseñar Derecho?. El camino no fue sencillo, haciéndose evidente, desde un inicio, la reacción de un significativo grupo de docentes que se oponían al cambio. Éste, sin embargo, fue progresivamente avanzando, llegando a hacerse efectivo en las viejas aulas ubicadas en la histórica Casa Riva Agüero, en la calle Lártiga.
Todo ello ocurrió a partir del dinamismo de un heterogéneo grupo de jóvenes que se integraron a la docencia complementando su formación en la Wisconsin University, gracias al convenio celebrado entre la PUCP y esta reconocida universidad estadounidense. Este convenio, suscrito en 1964, fue promovido por el entonces joven decano de la Facultad de Derecho, de 31 años de edad, Jorge Avendaño Valdez. Así se dio inicio a un programa que contó con el apoyo financiero de la Fundación Ford, con una donación de U. S. $ 196.000.00.
RECUERDO
El pasado jueves 24 de marzo (2011), en el Auditorio de la Facultad de Derecho de la PUCP, en el fundo Pando, desde las 12.00 hasta las 3.00 p.m., algunos de los gestores y protagonistas de esa reforma, compartieron e intercambiaron, públicamente, opiniones y remembranzas sobre esa intensa experiencia que atravesó los gruesos muros de la Facultad de Derecho, convirtiéndose en un tema de debate público, a través de diferentes medios periodísticos en el ámbito nacional. Fueron los diarios El Comercio y La Prensa y la revista Caretas principalmente, los que se ocuparon del asunto y, aquél debate no estuvo exento de puyas y fuertes críticas contra los llamados Wisconsin boys, por lo que, recordaba uno de ellos, tal denominación tenía en un principio cierta connotación peyorativa. En algunos casos, se llegó a identificar a estos jóvenes docentes como neo-marxistas, comunistas o seguidores de las reformas económico-sociales del régimen de facto o septenato (1968-1975) del general EP. Juan Velasco Alvarado, cuando, como lo recordaba otro de los actores, se trataba solamente de mejorar la enseñanza del Derecho en la Facultad.
Varios de estos Wisconsin boys de ayer, participaron gustosamente en este acto, como panelistas o asistentes, en el marco de la “Ceremonia de Apertura del Año Académico de la Facultad de Derecho 2011”, invitados por el actual decano, Walter Albán Peralta, quien, como estudiante a inicios de los setenta, fue parte de las primeras promociones formadas bajo el nuevo método de enseñanza. El saludo de bienvenida corrió a cargo de la profesora Elvira Victoria Méndez Chang, jefa del Departamento Académico de Derecho.
La presentación la hicieron algunos de los otrora jóvenes profesores Wisconsin boys que hoy peinan canas, y se sienten orgullosos de haber llevado a cabo esa profunda reforma en la enseñanza del Derecho, que, sin duda, ha resultado determinante para que esta Facultad alcance el sólido prestigio que hoy ostenta y haya así contribuido significativamente al progreso y desarrollo nacionales, aportando mejores abogados, calificados y comprometidos con el cambio social y el fortalecimiento institucional y democrático. Estuvieron en el panel Jorge Avendaño Valdez, Lorenzo Antonio Zolezzi Ibárcena, Javier de Belaunde López de Romaña y Luis Humberto Pásara Pazos. Asimismo, tanto en el auditorio como en reporte documental proyectado al inicio de la ceremonia, se hicieron presentes Jorge Santistevan de Noriega, Baldo Kresalja Rosselló y Eduardo Ferrero Costa, también integrantes de este legendario grupo de docentes. Todos ellos estuvieron acompañados por destacados maestros universitarios, ex-alumnos de la época y gran cantidad de estudiantes de derecho, interesados en absolver muchas inquietudes y dudas sobre lo que realmente significó esta verdadera revolución educativa en el campo jurídico.
LA REFORMA
Zolezzi, quien tuvo a cargo la ponencia inicial, insistió en que la reforma buscó la calidad y excelencia en la enseñanza del derecho, objetivo que se trazó durante el primer decanato de Avendaño, pero, que se encaminó recién en 1968, gracias al esfuerzo mancomunado de los propios profesores que regresaron de Wisconsin, donde habían asimilado una nueva idea del derecho. Esta nueva concepción iba más allá de los códigos y las leyes, puesto que, en verdad, el derecho era y es, en su conjunto, un orden social por encima del mundo normativo, habida cuenta que el derecho debe ser un instrumento de cambio que evoluciona con la realidad social y le corresponde cuestionar permanentemente el orden legal vigente, confrontándose con la realidad, teniendo en cuenta un enfoque socio-histórico.
En este contexto, Zolezzi citó al reconocido filósofo y abogado David Sobrevilla Alcázar, quien, como analista, egresado de la PUCP y profesor sanmarquino, apuntó sobre la reforma, en 1980, como una previa evaluación de la misma: “En las universidades Católica y de San Marcos se puede apreciar en los últimos años el desarrollo de nuevas orientaciones en el estudio del derecho. La primera institución, contando con el apoyo de la Universidad de Wisconsin, buscó reformar la enseñanza del derecho a través de un ambicioso programa; al mismo tiempo que fomentó una serie de investigaciones sobre la interrelación entre derecho y sociedad. En este marco se han producido textos valiosos como los de Jorge Avendaño Valdez y Lorenzo Zolezzi, entre otros. No obstante, el aporte más importante y constante dentro de este grupo pertenece a Luis Pásara, que en sus últimos trabajos ha intentado realizar un planteamiento marxista sobre el rol social del derecho.”(1)
En honor a la verdad, esa misma tarde de recuerdos, añoranzas, reconocimientos, críticas y autocríticas, quedó claro que uno de los docentes más polémicos, por sus posturas controversiales en torno a la reforma, fue Pásara. En tal sentido, entre los sectores conservadores de los estudiantes de entonces, resultó ser también el profesor más discutido, por su reconocida agudeza y producción académica, así como sus ideas políticas; percepción registrada también por Sobrevilla, a renglón seguido, empero, no mencionada por Zolezzi, y que dice así: “Entre sus investigaciones (de Pasara) hay que mencionar: “La comunidad indígena y nuestro Derecho” (1968), “El rol del derecho en la época del guano” (1970), “Propiedad Social: la utopía y el proyecto” (1973), Evolución del Derecho peruano desde 1968: el caso agrario (tesis doctoral, 1974), “Comunidad Industrial y sindicato” (1977). En su última publicación, Reforma Agraria: Derecho y conflicto (1978), sostiene Pásara que la forma jurídica no es simplemente reflejo, pero que tampoco es, a secas, causa de los fenómenos sociales. Sirve a los intereses dominantes; pero para ello y en busca de consenso se ubica como expresión coactiva de la coyuntura política, incorporando elementos culturales prevalentes en esa sociedad determinada. Esta configura mecanismos abiertos a la lucha de clases, a diferencia de otras formas de dominación social basadas en la fuerza material o en la dictadura económica, piensa Pásara. Su investigación quiere determinar cómo surgió el derecho agrario peruano del régimen velasquista y qué papel cumplió.” Hasta aquí la opinión del profesor Sobrevilla.
De cualquier manera, en aquellos años, la Facultad de Derecho de la PUCP se vio envuelta en un clima de debate que, en buena medida, reveló también grandes fisuras. Algunos llegaron a identificar hasta tres grupos. Uno, conformado por profesores y alumnos conservadores, que se oponían a la reforma. Otro, radicales y progresistas que apoyaban los cambios. Y, el tercero, el más numeroso, interesado en “simple y llanamente” estudiar. En virtud a ello, este último sector apoyó la reforma, una vez que Avendaño Valdez (decano saliente) y Osterling Parodi, en su condición de nuevo decano, difundieron los beneficios de la discutida reforma.
Precisamente, en esos años y contexto, tuvo lugar la expulsión de los alumnos Fernando Berckemeyer Conroy (Lince, Lima, n. 1950) y Víctor René Mauro Porras Melgar (Pariñas, Talara, Piura, n. 1949), delegados estudiantiles ante la Facultad, quienes habían actuado como soportes de la resistencia a los cambios y que, en tales circunstancias, asumieron actitudes que fueron entendidas por las autoridades de la PUCP como vejatorias e inaceptables. Ambos alumnos fueron expulsados por acuerdo del Consejo Ejecutivo de la universidad “por las graves faltas cometidas en agravio de la Universidad, de las autoridades, de los profesores, del Programa Académico y del Departamento de Derecho”.
Empero, regresemos a Zolezzi, quien, para ampliar la fundamentación y hacer un balance positivo de la reforma, mencionó también parte del artículo intitulado “Nuestra reforma de la enseñanza del derecho”, de tres de los profesores involucrados en ella: Fernando de Trazegnies Granda, Jorge Avendaño V. y Lorenzo Zolezzi I., publicado en la revista Derecho, Nº 29, Lima 1971, publicación entonces anual de esta Facultad de la PUCP. pp. 132-149. Entre otras cosas, citó: “La Reforma se propuso remediar la situación a todos los niveles. No obstante, en los primeros momentos los objetivos se limitaron a un cambio en los métodos de la enseñanza, que produciría a su vez un cambio en el tipo de abogado. Pronto se comprendió que esto no bastaba, que no era suficiente cambiar la forma de enseñar el Derecho, o mejor, que ésta no cambiaría verdaderamente, sino cuando tales métodos tradujeran a su vez una concepción nueva del Derecho. De esta manera, los objetivos se ampliaron a la enseñanza de un nuevo Derecho; lo que se convirtió en el tema central de la Reforma, que permite explicar todos los medios adoptados. En otras palabras, no habría sido posible un cambio en profundidad de los métodos de enseñanza del Derecho si no se replanteaba la noción misma de Derecho.”
“Básicamente, y dejando a salvo la inmensa variedad de matices representados por las concepciones individuales de cada uno de los profesores que participan en el movimiento de reforma, la nueva noción de Derecho se apoya en la idea que el Derecho es ante todo una forma de estructuración social y no un mero ordenamiento formal contenido en códigos y Leyes más o menos organizados lógicamente, más o menos concordados. El Derecho no puede ser entendido aisladamente de los demás aspectos de la vida social, vive entretejido en ellos y es, al mismo tiempo, causa y efecto de ellos. Antes que un orden lógico, el Derecho es un orden social. Esto significa cuando menos tres cosas: (…) En resumen: a) “Por consiguiente, el Derecho no puede ser analizado in abstracto como un razonamiento matemático, sino re-interpretado por los hombres que lo usan, dentro de un marco cultural y socio-histórico determinado”; b) “El Derecho no puede enclaustrarse en los textos legales, afirmando que las motivaciones y los resultados económicos y sociales de las normas legales son extrajurídicos”: y, c) “Que, si el Derecho es una práctica social, no puede ser concebido como rígido e inmutable, sino que evoluciona con la sociedad misma” (…) “Por consiguiente, no basta explicar el Derecho vigente: es preciso también cuestionarlo.”
¿EN QUÉ CONSISTIÓ LA REFORMA?
Entre los aspectos sustantivos de la reforma se encuentra sin duda el haber introducido el método de casos (case method) en el estudio del derecho y valorar los precedentes jurisdiccionales, cuando estos cuentan con suficiente sustento teórico y doctrinario. Dicho sea de paso, el case method se utiliza en el mundo anglosajón para el estudio de todas las ciencias en general.
De tal manera, la reforma tenía entre sus objetivos que los estudiantes de Derecho estuvieran en condiciones de analizar, comparar y formular planteamientos originarios, con base en una lectura crítica de los materiales de enseñanza, lo que implicaba leer más, buscar mayor información y no sujetarse o limitarse exclusivamente a lo establecido en las normas legales (Códigos y leyes). Se trataba de desterrar la memorización de la doctrina y las leyes, para privilegiar el método de casos, un método activo, que supone al estudiante como protagonista de un proceso en el que debe aportar permanentemente, análisis crítico e interpretación. También era cambiar el currículo rígido a uno flexible, los cursos anuales a semestrales e ir incorporando un amplio espectro de asignaturas electivas. En definitiva, se implantó un método totalmente dinámico, de plena participación del estudiante, aseveró en su oportunidad Avendaño Valdez, quien fue el decano de la reforma y post reforma, y, consecuentemente, el de la internacionalización de la Facultad de Derecho. Este ilustre y querido maestro, ha dirigido los destinos de esta Facultad del año 1964 a 1970; de 1987 a 1990, y, finalmente, de 1990 a 1993.
En sus palabras: “la reforma estaba encaminada a que los estudiantes comiencen a pensar jurídicamente con una formación más completa y dejara de lado la formación legalista o codiguera. Que estudien y analicen los hechos con relación a la norma y determinen la mejor aplicación de ésta, donde se debe tener en cuenta lo importante y descartar lo irrelevante, ejercitando el método inductivo…”,. En frase seguida, agregó Avendaño: “Al abogado el cliente le presenta hechos, no le pregunta definiciones ni clasificaciones. El abogado no necesita aprender el Código y la ley de memoria, de tal manera que era el fin de las pruebas memorísticas. El abogado debe tener una visión integral, de ahí la formación con cursos interdisciplinarios y cursos transversales, ejemplo, el de personas jurídicas”, etc.
“Por eso, los exámenes eran con libros y códigos abiertos. Más que la memoria, importaba el análisis, la inducción que realizaba el alumno. En suma, tenía que haber más investigación, lo que, en verdad, no les gustó a los estudiantes de entonces ni a los profesores tradicionales cuya cátedra magistral y repetitiva, dónde el alumno no participaba, no cuestionaba ni interrogaba, quedaba obsoleta.”
De ahí que, los Wisconsin boys –señala el propio Zolezzi– promovieron la investigación jurídica, publicando artículos, y otros documentos e informes, la Facultad creó el Instituto de Investigaciones Jurídicas a cargo del profesor Héctor Cornejo Chávez. El mismo Zolezzi recuerda que él hizo un trabajo de investigación empírica sobre “La profesión de abogado.”
Zolezzi, precisó que el gran reto fue adaptar este método a la realidad de los estudios de Derecho en el país. El Método de Casos en el Derecho, se venía aplicando en Estados Unidos de América, desde 1870, introducido por el abogado de New York, Christopher Columbus Langdell (New Boston, 1826-1906), en su cátedra de “Derecho de los contratos”, en la Universidad de Harvard. Este connotado jurista estadounidense llegó a ser decano de la Escuela de Leyes de esa universidad por varios años. Según el profesor Fernando M. Toller (fernando.toller@fd.austral.edu.ar.), Langdell “creó este método como instrumento para enseñar los principios más importantes de la historia jurisprudencial, así como para enseñar a pensar jurídicamente a los alumnos” (…) “Antes de Langdell, en los Estados Unidos el Derecho se aprendía, desde la época colonial, mediante clases teóricas a cargo de jueces retirados, quedando reservado el aprendizaje práctico a trabajar de modo informal con abogados durante un cierto período, sin mayor organización institucional.”
De otro lado, como bien sabemos, el sistema anglosajón (common law) o “Derecho en movimiento”, consagró la revisión judicial (judicial revieuw) en el control difuso de las leyes y también los precedentes obligatorios, o doctrina del stare decisis, tan necesarios para contar con una tendencia uniforme en la jurisprudencia, la cual asegura una justicia transparente y cierta (predictibilidad), y, asimismo, la aplicación del certiorari en la Suprema Corte, con el que se marcó una línea jurisprudencial en Estados Unidos de América. Recordemos que el common law se sustenta en la costumbre, en los casos judiciales, en la oralidad, donde hubo y hay cierto repudio a la actitud legiferante del sistema jurídico romano-germánico. He ahí el famoso aforismo latino del ilustre jurista, filósofo y científico inglés Francis Bacón (1561-1626) que dice: Quot leges, tot regular, que quiere decir: “Cuantas leyes, tantas reglas”, justamente, para rechazar el febril legalismo de todos los tiempos.
LOS WISCONSIN BOYS
La participación de los profesores peruanos en Wisconsin University, tuvo lugar bajo dos modalidades de estudios o pasantías. Uno extenso y el otro de corta duración. Veamos.
El extenso contó con cuatro grupos. El primero partió hacia Estados Unidos en 1968, y estuvo integrado por Zolezzi Ibárcena, Pásara Pazos y Francisco Oliart, prematuramente fallecido. El segundo grupo viajó en 1969, y estuvo conformado por Luis Carlos Rodrigo Mazuré, Domingo García Belaunde y Baldo Kresalja Rosselló. El tercero correspondió a 1970, y viajaron Jorge Vicente Santistevan y de Noriega, Mario Edgardo Roggero Villena y Miguel de Althaus Guarderas.
Finalmente, en 1971, participaron Javier de Belaunde López de Romaña, Eduardo José Ferrero Costa y Alfredo Ostoja López-Alfaro, cuya pronta desaparición, dejó hondo pesar en el claustro universitario.
En la modalidad de corta duración –de 15 días a dos meses– participaron, en el primer año del programa, Héctor Cornejo Chávez y Roberto Mac Lean Ugarteche. En el segundo, Carlos Fernández Sessarego y Fernando de Trazegnies. En el tercer año, Felipe Osterling Parodi y Enrique Normand Sparks, también desaparecido prontamente. En el último año, Juan Armando Lengua Balbi y Juan Arce Murúa, fallecido en un accidente de carretera.(3) Dicho sea de paso, la reforma trajo consigo, contratar a tiempo completo a los profesores Zolezzi y Pásara. Y, a tiempo parcial, a Lengua Balbi y Arce Murúa. En igual condición, sin ser “profesor wisconsin” al querido y recordado Fernando Vidal Ramírez, eximio civilista.
En su intervención, Javier de Belaunde López de Romaña, quien fuera además presidente de la Federación de Estudiantes de la Pontificia Universidad Católica (FEPUC) de 1966 a 1970, fue un severo critico de cómo se enseñaba derecho en esta Facultad, lo que motivó su respaldo a la reforma planteada por Avendaño. En este contexto, el hoy ilustre jurista y destacado maestro, recordó que durante su gestión como dirigente estudiantil, su plataforma de lucha se había centrado en obtener las pensiones escalonadas, la implantación de cursos electivos en el Plan de Estudios y mejorar la planta docente. Se trataba, además, de acabar con ese obsoletismo en que se había sumido la Facultad.
Por eso, De Belaunde había comprendido rápidamente los beneficios de la reforma, resumiendo las respuestas a las tres interrogantes: i) Para qué enseñar: para contribuir al cambio social; ii) Qué enseñar: nuevos contenidos (cursos) que vincularan el derecho a la sociedad; y iii) Cómo enseñar: con el método, método de casos, etc. Con esta apreciación, se lucharía contra un perfil profesional que entendía al abogado como un mero aplicador del derecho.(4)
Recordó, también, que ante los rechazos y problemas que generó la reforma, en 1973, se acordó constituir una Junta de Investigación para determinar la conveniencia o no de continuar con ella. El presidente de dicha comisión fue el entonces joven profesor, Mario Martín Pasco Cosmópolis, cuyo dictamen fue favorable, empero, hubo siempre intentos de mediatizar sus avances en los años siguientes, particularmente, entre 1973 y 1978. No obstante los problemas y/o dificultades, la Facultad de Derecho de la PUCP ganó mucho con esta reforma, que explica en buena medida su actual nivel y prestigio, subrayó de Belaunde.
A su turno, Pásara Pazos hizo hincapié que enseñar el texto de la ley fue, es y será absurdo. Por eso apostó decididamente por la reforma, que venía a cambiar el viejo método de enseñanza del Derecho. También recordó que el grupo de los Wisconsin boys era sumamente heterogéneo, y que fue la oposición y el ataque de los conservadores los que los unió. De cualquier manera, no cabía duda que había tenido lugar una gran fractura o división entre profesores tradicionales y profesores reformistas. Sin embargo, en el período de mediatización al que había aludido Javier de Belaunde, se llegó a una convivencia entre ambos grupos, incluyendo a los alumnos de igual tendencia, lo que motivó que, en lo personal, optara por alejarse del claustro.
Finalmente, el actual decano y promotor de esta actividad, Walter Albán Peralta, cerró este interesante, sincero y emotivo encuentro, destacando el ambiente plural, de respeto a las ideas y capacidad para generar consensos con el que se desarrolló. Ésta, sostuvo, “fue también la enseñanza que nos dejó la experiencia de la reforma de aquellos años. Aprendimos a escucharnos y a valorar la persuasión como una virtud, fundada en la razón y la búsqueda de la excelencia académica. Todo ello, bajo el denominador común de una clara identificación y compromiso con principios y valores éticos de profunda raíz cristiana y humanista. Esa es la riqueza de la formación que hoy nos enorgullecemos de brindar a las nuevas generaciones de los profesionales del Derecho y será esa también nuestra mayor fortaleza para superar con éxito las sombras que hoy amenazan este modelo educativo, fraguado en décadas de trabajo y esfuerzo institucional a través de varias generaciones.”
------------------
(1) SOBREVILLA, David. Las ideas en el Perú contemporáneo, en Historia del Perú, Tomo XI: Procesos e Instituciones. (1980). Editorial Juan Mejía Baca. Lima. pp. 353-354.
(2) RAMOS NÚÑEZ, Carlos Augusto. Crónicas de claustro: Historia de la Facultad de Derecho de la PUCP. (2009). Fondo Editorial de la pontificia Universidad Católica del Perú. Lima. pp. 157-159 y 160 / DEL SOLAR ROJAS, Francisco José. “Breve y parcial historia: 90 años de Derecho en la Universidad Católica”, en Jurídica N° 278, de 24-11-2009.
(3) RAMOS NÚÑEZ, Carlos Augusto. Op. Cit. p. 142.
(4) DEL SOLAR ROJAS, Francisco José. Ciencia del Derecho: Del Iusnaturalismo al positivismo jurídico. Cuadernos del Rectorado Nº 17. Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Lima. 2009. p. 56. En Jurídica Nºs 101, 102, 162, 280 y 345, de 4 y 11 de julio de 2006; de 4-09-2007, 8-12-2009 y 8-03-2011, respectivamente. Adicionalmente, en la edición diaria de El Peruano, de 9-09-2008. p. 13. Bajo los títulos, entre otros, de “Estudiamos Derecho para no ser “operadores del Derecho”; “Conciencia lingüística y jurídica contra el término “Operador del derecho.” / RAMOS NÚÑEZ, Carlos Augusto. Historia de la Facultad de Derecho de la PUCP. Crónicas de Claustro. 90 años. Fondo Editorial de la PUCP. Lima 2009. pp. 21-22. En Jurídica Nº 172, de 13-11-2007: “Antijurídicas para no repetir. Jerga legal e impropiedad lingüística”. / MONROY GÁLVEZ, Juan Federico. Para “mi otro corazón”. Sobre Derecho, Proceso y otras angustias. Tomo I. Segunda edición corregida. Comunitas. Lima. 2010. pp. 62-63: / COAGUILA VALDIVIA, Jaime Francisco, “El tiempo no perdona a los hombres de justicia”, en Jurídica Nª 276, de 20-11-2009. / FIGUEROA GUTARRA, Edwin. “Los jueces en el Estado constitucional”, en Jurídica Nº 317, de 24-08-2010. / GUERRA CERRÓN, J. María Elena. “Talleres, clínicas y círculos de estudio e investigación para el estudiante de Derecho”, en Jurídica Nº 348, de 29-03-2011.
-------------------------------------------
Suscribirse a:
Entradas (Atom)