HOMENAJE
Un premio para Filiberto Tarazaona: reconocimiento al empeño
María Luz
CREVOISIER
Periodista
“El Jurado integrado por personalidades del Sector Laboral y funcionarios del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo ha resuelto conferirle el Premio Reconocimiento al Trabajo y al Emprendimiento”, fue parte del tenor de la carta que recibió Filiberto Tarazona Flores, más conocido como “Don Fili” por muchas promociones de abogados egresados de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). La misiva estaba firmada por la ministra de Trabajo, Manuela García Cochagne, y la recibió el 25 de marzo último. Interrumpiendo su labor en la Oficina de Entrega de Notas de la Facultad de Derecho, se puso a pensar y no pudo captar su sentido: ¿Un premio a mi labor?, se preguntó. Indagó, entonces. Busca en El Peruano, le dijeron.
RESOLUCIÓN MINISTERIAL
En efecto, el 20 de marzo, en la separata de Normas Legales del diario oficial El Peruano, había salido publicada la R. M. N° 344-2009-TR., mediante la cual se reconoce la labor realizada por trabajadores y trabajadoras que destacan por su liderazgo, creatividad, sentido de responsabilidad, entre otros méritos. Entonces, recién comprendió por qué le invitaban a la Ceremonia de Premiación. Esta se realizó el día 29 del mismo mes, en el Auditorio del Ministerio del Trabajo.
FELICIDAD Y RECUERDOS
Sin duda alguna, ese fue el día más feliz de don Fili y, fue, asimismo, el único día que se ausentó de su trabajo que lo conserva y cuida desde hace 48 años. Le vino a la mente sus recuerdos y la historia que los antiguos profesores le habían contado cómo fue fundada la PUCP por el sacerdote Jorge Dentilhac, de la Congregación de Los Sagrados Corazones, el 24 de marzo de 1917.
A la par, comenzó a evocar su vida campestre en un pintoresco paraje de la provincia ancashina de Pomabamba, donde nació un 20 de agosto de 1939. Si sus padres vivieran, Víctor Tarazona Sáenz y Alejandrina Flores Vergaray, qué dirían del premio que estaba recibiendo, consistente de un diploma y una medalla, de manos de la señora ministra. Qué dirían ahora de chiquillo inquieto y persistente que junto con sus tres hermanos mayores corrían sin cesar al pie del cerro Jancupampa. Recordaba también con profunda melancolía las fiestas patronales en honor a San Juan, el patrono de Pomabamba, la bella tierra de los conchucos que fuera desbastada con el terremoto del 70.
DON FILI
Lo cierto es que este señor de 73 años reconocido en el 2011 por su labor, se vino a Lima cuando frisaba los 18 años al concluir la secundaria en el colegio Fidel Olivas Escudero, porque quería ser combatiente en el Ejército, pero no lo recibieron pues le faltaba un kilo para los 50, peso mínimo que exigía el reglamento.
Desilusionado pero no vencido, se juntó –como él mismo cuenta– con otros paisanos para dedicarse al trabajo de orfebrería, arte que le viene por herencia cultural desde los chapines, pero solamente por corto tiempo; pues, alguien le avisó que necesitaban personal en el Instituto Riva Agüero (Camaná 459), donde también funcionaba la Facultad de Derecho. Ingresó a laboral en tareas de oficina a partir de 1963. Era rector por aquellos años, el Monseñor Tubino, y su secretario era Javier Kinfer Marchant, mientras que el jurista Domingo García Rada, ejercía el decanato de la Facultad. Alli, en la vieja Casona Riva Agüero, de la calle Lártiga, funcionó hasta 1974, recuerda con tristeza y alegría. Luego se trasladó al ex-fundo Pando, y hoy esta Facultad, el pasado viernes 29 de abril, celebro sus 92 años de su fundación, con su actual decano, Walter Albán Peralta, a quien conocí y estimé como alumno.
Don Fili vive en Independencia. Se levanta a las 6 a.m. y antes de las 8.00 a.m. ya está en su oficina atendiendo a los cientos de alumnos que le preguntan por sus exámenes y notas. Es un hombre jovial de mediana estatura, delgado y que ya pinta canas y que no se retira hasta las 8 de la noche cuando sus clientes, como denomina a los chicos de Derecho, han concluido las clases.
MÁS RECUERDOS
Don Filiberto ha sido reconocido anteriormente por su empeño y el gran amor al trabajo, sentimientos que le impidieron formar un hogar en Lima, como la mayoría de sus paisanos. En 1973 fue nombrado Padrino de la delegación de alumnos que fueron becados para seguir estudios de post grado en la Universidad de Wisconcil (EEUU), entre los delegados se encontraban Pedro Kruber y Juan Manuel Alvarez. El rector era el padre Felipe Mc Gregor, quién hallándose en Estados Unidos se enteró de la designación por una nota que se editó en El Comercio y llegando a Lima le felicitó calurosamente. El decano era el jurista Roberto Mac Lean Ugarteche. Éste ordenó se le hiciera una homologación extraordinaria para sufragar los gastos de recepción y recordatorios. El 2003, los ex alumnos de aquella memorable promoción elaboraron un llavero conmemorando sus 30 años. Don Fili luce orgulloso ese adminículo en uno de los cajones de su archivo y lo muestra sonriente y feliz.
Son muchos los personajes que conoció este diligente ancashino en estos 48 años. Entre muchos otros, a Alan García Pérez, actual mandatario del país con quién sostenían largas conversaciones y posteriormente le presentó al fundador del PAP, Víctor Raúl Haya de la Torre. Al padre Felipe Mc Gregor, con el que creó lazos de una gran amistad. A Lourdes Flores Nano, que ya se perfilaba como política desde las aulas de Derecho. Al maestro Juan Vicente Ugarte del Pino, dicharachero y bromista como siempre o al inquieto Francisco José del Solar, de quién nos descubre unas desconocidas dotes para el histrionismo. Y, obviamente, a tantos personajes más que su recargada labor no le permitió nombrar el día que le entrevistamos. La verdad, es que Don Fili no descansa un momento.
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